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PRESENTACIÓ

PRESENTACIÓ:

dilluns, 17 d’agost del 2015

JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS

Carta a un amigo del PP
José Ignacio González Faus

08.08.15 |
Aunque hemos discutido muchas veces, damos la vuelta al dicho aristotélico: “amicus Plato, magis amica veritas” y, como hoy ya nadie sabe dónde está la verdad, preferimos decir que “la verdad es amiga, pero el amigo mucho más” (aunque no sea Platón). Esto me ha llevado a pensar que quizá la mayor dificultad que tenemos para entendernos está en el vocabulario. Déjame que te ponga varios ejemplos:
1.- “Hacer reformas”. Para vosotros significa quitar posibilidades a los más pobres para dárselas a los más ricos. Para mí eso no son reformas sino pasos atrás. Podrías haber dicho aquello de la Thatcher de que “no hay alternativa”. Pero llamar reformas a eso…
2.- Habéis anunciado una bajada de impuestos “proporcional”. Esa proporcionalidad consiste en que, si ganas 15000 € al año te rebajarán 60. Mientras que si ganas 30.000 te rebajarán 205. Y si ganas la friolera de 150.000 euros anuales se te rebajarán 2593. Tendríais que haber dicho que era una bajada “inversamente proporcional”. Si no, la impresión que dais es que medís la proporción no de acuerdo con las necesidades de las personas sino de acuerdo con vuestros votantes más seguros o más dudosos. Y reconocéis que vuestros votantes están casi sólo entre quienes ganan más.
3.- “Estamos aquí para defender la libertad”. Y resulta que estáis aquí para imponer una “ley mordaza” que impide fotografiar al policía que esté maltratando a un ciudadano, o manifestarse ante el Congreso, parar un desahucio, o las sentadas y otras cosas así. Otra vez me suena a que “estamos aquí para defender la libertad de los nuestros”, no la de todos los ciudadanos que ni siquiera merecen ese nombre, porque tienen la osadía de no votarnos.
4.- El PSOE “traiciona su vocación de centralidad”. Déjame decirte que, desde que Aznar lanzó el eslogan aquel de girar al centro estáis llamando “centralidad” a lo que otros llaman extrema derecha y legado franquista. Como si dividierais al país entre vosotros (que sois el único centro) y todos los demás que son de extrema izquierda, comunistas, venezolanos, arribistas, radicales y toda esa ralea. 








5.- La ministra de trabajo, cuando se le dijo en las Cortes que el empleo que se está creando y del que tanto presumimos, es en realidad un subempleo muy mal pagado, respondió que eso de los salarios no es cosa del gobierno sino de los empresarios. Si entiendo bien, eso significa que el PP no se considera autorizado a intervenir en la cuestión social, salvo si es a favor del capital, nunca a favor del obrero. Porque, de hecho, no procedisteis así a la hora de imponer la injusta ley de reforma laboral, acabar con los convenios colectivos y demás etcéteras..
6.- Cuando atacáis a nuevos partidos porque “quieren llevarnos a Grecia o a Venezuela etc. etc.”, ¿estáis sugiriendo implícitamente que el papa Francisco también quiere llevarnos allí?. Una vez oí a un gran ricachón “es mejor que unos sean ricos y otros pobres, que no que todos sean pobres”. Y ¿no piensas que lo mejor sería que no hubiese ni ricos ni pobres?
7.- “Somos un gran país” suele repetir nuestro presidente. Apenas tenemos un premio Nobel en materias de ciencia, medicina o pensamiento; pero tenemos un historial mucho más glorioso en la Champions League o en tenis, baloncesto y demás deportes. Me pregunto entonces si vuestro ideal no será un país de analfabetos, que deje todo lo que huele a cultura en manos de los ricos. Porque esos dos grupos (los millonarios y los analfabetos) son los más conservadores en todas las sociedades: unos en defensa propia y otros porque no conciben que las cosas puedan cambiar…
8.- Otra cosa que no consigo entender es que nuestro presidente afirme sin inmutarse que han perdido votos por la corrupción y “el martilleo de las televisiones sobre ese tema”. Después del tsunami de la Gurtel, Bárcenas, la caja B, la financiación ilícita y la Púnica… ¿quería de veras decir el sr. Rajoy que las televisiones deben dedicarse a hablar del Barça y dedicar a esos otros temas un rinconcito en letra pequeña, sin insistir tanto?... No puedo aceptar eso porque significaría que cuando decís: “no hemos sabido comunicar bien”, estáis queriendo decir que no habéis sabido mentir bastante
9.- Y ya ves que no toco el tema de Cataluña porque ahí al menos, vuestro lenguaje es coherente con vuestra actuación. Otra cosa será si ése es el mejor modo de actuar.
10.- Y lo que me deja más perplejo es por qué (si creéis que hacer lo que debéis hacer) cuando llegan las elecciones cambiáis de lenguaje y hasta os mostráis “dispuestos a cambiar la constitución”, tras cuatro años de oposición a un cambio de ese tipo…
Tú me tachas de iluso y de ingenuo. Estaría dispuesto a reconocerlo si luego vuestro lenguaje mostrara una clara conciencia de que vais llenando de víctimas las cunetas de la historia, porque no hay otra manera de progresar. Si reconocierais eso, entonces discutiríamos si vale la pena o si es inmoral semejante progreso. Pero si creéis que ése es un progreso limpio, permíteme que disienta otra vez de ti por razones éticas, aunque tú creas que son razones ilusas.
Y no pienses que hablo así para quitarle votos al PP. Más bien creo que, si pierde las próximas elecciones, quizá tenga una grandísima suerte. ¿Por qué? Pues porque bastantes economistas de prestigio anuncian otra próxima crisis para dentro de poco tiempo (T. Piketty llega a sugerir que las crisis periódicas son intrínsecas a nuestro sistema y más seguras cuanto mejor funciona el mercado). Este pronóstico parece más verosímil para España porque nuestra recuperación no se ha hecho reconfigurando la economía sino volviendo otra vez a la construcción y al turismo, que son bastante propensos a eso de las burbujas y pinchazos.
¡Qué gustazo pues si, dentro de unos meses, volvemos a vernos en crisis y el PP puede llenarse la boca gritando aquello de que “han dilapidado la herencia que les dejamos”! Y si, gracias a eso, recuperáis el gobierno, podréis seguir desmontando el estado del bienestar, alegando que la culpa es de “la herencia recibida” y que, como dijo el señor Montoro: “la vida es dura” (para los que no nos votan, claro)… ¡Menuda suerte!.
Vale tío; y, a pesar de nuestras disensiones, un abrazo. 








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RAHOLA-DIOS
12.08.15 | 
 José  Ignacio  González  Faus

Bien, querida Pilar: no seré yo quien rompa esa tradición de nuestros intercambios. “Brillantes” decías tú. Quizá no tanto pero sí cariñosos. Y vamos a tu columna del pasado jueves santo, que oscilaba entre dos dioses: el “Dios de luz” y el del miedo.
1.- Yo no identificaría al primero con la razón porque cada día me sorprendo más de lo capaces que somos los humanos de poner esa joya de nuestra razón al servicio de las causas más irracionales (corrigiendo a Aristóteles, el hombre no me parece un “animal racional” sino un animal que racionaliza sus pulsiones). Quizá por eso Platón prefirió hablar del Dios de la belleza.
Pero ciertamente, el problema de la identidad de Dios es aún más serio e importante que el de su existencia. La obsesión de la Biblia contra la idolatría significa que creer en un dios falso o creer falsamente en Dios, es peor que no creer en Dios.
2.- El Dios del miedo evoca un verso de Lucrecio en su obra De rerum natura: el miedo creó a los dioses (“timor fecit deos”). Cuando el miedo nos hace creer en algún salvador nos aferramos a él hasta dejar de ser nosotros  y quizás ahogarnos con él. Pero hay otra fe resumible en la frase: la bondad encontró a Dios. Ahora ya no se trata de crearlo sino de descubrirlo.
Cuando descubres la Bondad con mayúscula, la primera consecuencia es que te desarma y ya no puedes agredir ni menos matar en nombre de Dios; ni podemos herir a nadie en nombre de nuestros diosecitos. La monstruosidad del estado islámico, de Boko-Haram (y, por honestidad, añadamos también: de la inquisición medieval) blasfema por sí misma contra el Dios al que dice defender. Jesús, en cambio, enseña: “amad a vuestros enemigos para que seáis hijos de vuestro Padre”. Y, según los evangelios, hay dos conductas que ponen fuera de sí a Jesús: oprimir al ser humano en nombre del dinero (el máximo enemigo de Dios, según Jesús), y oprimirlo en nombre de Dios: ese modo de ver le costó la acusación de blasfemo.
Por eso comparto contigo lo que tú decías casi como objeción contra la fe: “¿y si la trascendencia espiritual es un camino bifurcado que tanto puede llevar a la iluminación como al fanatismo?” Pues sí, querida Pilar: lo es. La Biblia expresa eso mismo diciendo que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza (“trascendencia espiritual”). Pero añade que esa imagen quiso ser igual a Dios, con lo que se destruyó a sí misma (“fanatismo”).
Desde entonces esa nuestra trascendencia espiritual lleva un virus mortífero que obliga a cuantos decimos creer en Dios a proceder con exquisito cuidado. Tanto que no me asusta decirte que creer en Dios es como llevar un explosivo en la mano: servirá para sacar de una cantera valiosas esquirlas del mejor mármol; pero será fatal si lo llevas descuidadamente y te estalla en las manos.
Ya hacia el siglo XVI los teólogos acuñaron la expresión “rabia teológica” (rabies theologica en latín), y decían que era la peor de todas las antipatías. De ella existen ejemplos hoy, a veces incluso en autoridades eclesiásticas. Y otras en algunas rabias idolátricas.
3.- Acabemos en la frase con que concluías tú la columna citada del pasado 2 de abril: ”al fin y al cabo, dudar sobre Dios es una forma de honrarlo”. Sí y no: depende de si dudar de Dios se identifica con dudar de la bondad.
Como intenté decirte el día en que hablamos en el local de CVX, hay una duda que sólo es huida cómoda (la de Pilatos), o desconfianza, como la de santo Tomás. Pero hay otra duda respetuosa que es la de quien sabe que él no merece aquello y por eso se pregunta “si será verdad tanta belleza”.
Al revés de Pilatos, esta otra duda acaba siendo apasionadamente respetuosa. En conclusión: el problema de Dios no consiste en afirmar o negar algo exterior a nosotros, sino en afirmar o rechazar la batalla por sacar siempre lo mejor de nosotros mismos. Si me dejas decírtelo, creo que en tu columna del pasado 17 de junio contra Teresa Forcades, faltaste al respeto y sacaste lo peor de ti. No te lo diría si no estuviese convencido de que todos tenemos nuestro lado peor y nuestro lado mejor y que, ante el Dios cristiano, las personas nos la jugamos no en si le afirmamos o negamos, sino en si sacamos eso mejor de nosotros, sobre todo frente a todas las víctimas y necesitados de esta tierra cruel.
Por eso tú y yo podemos seguir hablando fraternalmente de Dios, aunque disintamos en otras cosas: porque en la atracción de la Bondad, todas la personas podemos coincidir. De Dios no podemos decir nada, por válido que sea, que no contenga más mentira que verdad: eso enseñó el IV Concilio de Letrán. Sólo podemos saber que estamos ante un Misterio, enormemente sobrecogedor y enormemente acogedor. La fe en esa inmensa acogida es fuente de libertad, de radicalidad social, de paz y de sentido. Pero esa fe puede tenerla todo aquel que, aunque crea no creer en Dios, se decide seriamente a creer en la Bondad y el Amor. Un abrazo.