La publicidad de
la Iglesia
Algunos lectores
protestan por la inserción de un suplemento publicitario de la Conferencia
Episcopal Española
Lola
Galán 14 JUN 2015 - EL PAÍS
Por el espacio que ocupa y los ingresos económicos que
proporciona, la publicidad es un elemento esencial de los periódicos. Y por
ello, susceptible también de generar protestas. Es lo que ha ocurrido con el
suplemento publicitario de la Conferencia Episcopal Española Xtantos,
incluido en la edición impresa de EL PAÍS del 4 de junio.
Dicho suplemento, de 16 páginas, difundido también ese
mismo día por los principales diarios impresos españoles, tenía como objetivo
animar a los contribuyentes a que marquen la casilla correspondiente a la
Iglesia en la declaración de la renta que deben presentar próximamente.
Varios lectores me han escrito, indignados con esta
publicidad. Fernando Ontañón, lector de EL PAÍS desde el número uno y
suscriptor del diario, concluía su mensaje con esta frase: “Me da mucha pena
ver el giro que ha emprendido el periódico hace un tiempo ya y mucha más pena
me dará cuando llegue el día de la renovación de la suscripción y decida no
hacerla”.
Muy crítico se mostraba también José Luis
Barcaiztegui, lector del País Vasco, en un mensaje en el que relataba la
“desagradable” sorpresa de encontrarse con el suplemento Xtantos.
“Indignante fue encontrar artículos defendiendo la exención del IBI a la
Iglesia o haciendo publicidad de su propiedad de la Mezquita de Córdoba. Y pasé
a preguntarme por qué EL PAÍS ha aceptado esa publicidad ¡16 páginas! de la
Iglesia católica, la de la Conferencia Episcopal Española, no la de los fieles.
Debería prever que podía ser indigesta para muchos lectores y suscriptores como
yo, ateos y activistas contra la jerarquía católica y sus desmanes”.
Otra lectora, Carmen F. Morillo, me confesaba también
en un correo el “estupor” que le produjo un suplemento, “que incluye
comunicaciones comerciales explícitamente evangelizadoras y de naturaleza
política en relación con la controversia social y política generada en torno al
uso y propiedad de la Mezquita-Catedral de Córdoba”. Y añadía: “Pensaba que EL
PAÍS tenía normas de autorregulación aplicables a sus contenidos publicitarios.
Veo que no”.
Eduardo Abad mencionaba en su mensaje un artículo de
los principios fundacionales de este diario -“EL PAÍS rechazará cualquier
presión de personas, partidos políticos, grupos económicos, religiosos o
ideológicos que traten de poner la información al servicio de sus intereses”-,
para sustentar su queja.
Lo cierto es que tal y como me ha explicado el
director gerente de EL PAÍS, José Luis Gómez Mosquera, el periódico viene
publicando este cuadernillo desde 2010. Y lo hace exactamente igual que los
principales diarios impresos españoles.
Entiendo perfectamente que esta publicidad pueda
molestar a algunos lectores, pero no veo que haya razones para que EL PAÍS la
rechace.
La publicación de Xtantos desde 2010 no ha
condicionado la independencia informativa de EL PAÍS respecto a la Iglesia
católica española. Su contenido tampoco atenta contra los principios de este
periódico, ya que se limita a publicitar la misión global de la Iglesia, con el
objetivo de solicitar la ayuda económica de los contribuyentes en vísperas de
la presentación de las declaraciones de la renta.
Es evidente que las informaciones de este diario
respecto a la propiedad de la Mezquita-Catedral de Córdoba, o al pago del IBI
por parte de la Iglesia, están en las antípodas de lo expuesto en el suplemento
Xtantos. Pero aceptar una publicidad no significa sumarse a la tesis que
defiende, ni apoyar la visión que se da en ella de un determinado producto u
organización. Por eso, tanto el diseño de estas páginas como su tipografía las
diferencian claramente de los contenidos editoriales.
En mi opinión, el problema lo plantearía una
publicidad que colisionara con los principios de EL PAÍS o con derechos en cuya
defensa está especialmente comprometido este periódico; en este caso, la
dirección podría vetarla con toda razón. No creo que tuviera cabida una campaña
que abominara, por ejemplo, del derecho al aborto. No siendo así, la Iglesia
puede anunciarse en EL PAÍS como cualquier otra organización o empresa.