Encíclica
Laudato si’
Sin lugar a
dudas, la encíclica Laudato si’ ha concitado de momento un consenso
y adhesión pocas veces visto en anteriores documentos del Vaticano. Decimos de
momento porque los responsables del caos medioambiental actual, perfectamente
identificados en el documento, puede que no se den por enterados, pueden
reaccionar con fuerza o plantear dudas a la argumentación del Papa. En
cualquier caso, bienvenida.
Pero de entrada
parece necesario situar el papel de Vaticano en relación con el tema de la
ecología. Mucho antes ya del lejano pronunciamiento del Club de Roma “Los
límites al crecimiento” de 1972, la comunidad científica internacional
investiga sobre esta cuestión. Miles de centros, institutos, universidades,
etc… —entre ellos el mismo mientrastanto— se han preocupado del tema y
sus investigaciones han tenido una clara repercusión en la conciencia
mundial. Entre otras hay que tener presentes las innumerables conferencias
internacionales de organismos políticos de los más diversos niveles, desde
Río-92 a los acuerdos de Kyoto. A muchos profesionales podría parecerles una
actitud instrumentalizadora señalar como finalmente importante la intervención
del papa para justificar el interés por el tema. Ahora que el Vaticano ha
tomado esta iniciativa, convertir al papa en inesperado protagonista del tema
ecológico sería una falta de respeto.
1. El contenido
Se trata de un
duro alegato que señala con severidad la gravedad de los problemas: “La tierra,
nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un depósito de basura” (n.21).
“Basta mirar la realidad con sinceridad para ver que hay un gran deterioro de
nuestra casa común” (n.61). En esta parte incorpora los datos más consistentes
referentes al cambio climático (n.20-22), la cuestión del agua (n.27-31), la
erosión de la biodiversidad (n.32-42), el deterioro de la calidad de la vida
humana y la degradación de la vida social (n.43-47), denuncia la alta tasa de
iniquidad planetaria, que afecta a todos los ámbitos de la vida (n.48-52),
siendo los pobres las principales víctimas (n. 48).
Reconoce: “Nunca
habíamos maltratado y lastimado a nuestra casa común como en los dos últimos
siglos” (n.53). Frente a esta ofensiva humana contra la madre Tierra que
muchos científicos han denunciado como la inauguración de una nueva era geológica
—el antropoceno— lamenta la debilidad de los poderes de este mundo que,
engañados, “piensan que todo puede continuar como está” como coartada para
“mantener sus hábitos autodestructivos” (n.59) con “un comportamiento que
parece suicida” (n.55).
Reconoce la
diversidad de opiniones (n.60-61) y que “no hay una única vía de solución”
(n.60). Así y todo “es cierto que el sistema mundial es insostenible desde
diversos puntos de vista porque hemos dejado de pensar en los fines de la
acción humana (n.61) y nos perdemos en la construcción de medios destinados a
la acumulación ilimitada a costa de la injusticia ecológica (degradación de los
ecosistemas) y de la injusticia social (empobrecimiento de las poblaciones).
2. Método
Sin embargo,
por lo dicho anteriormente, la importancia del documento y la repercusión que
ha tenido no dependen tanto del contenido como de su procedencia, el Vaticano y
el papa Francisco.
Dado que han
pasado ya algunos días desde su publicación y los lectores de mientras tanto
están acostumbrados ya al planteamiento ecológico, en este breve comentario voy
a poner el acento, por su novedad como documento vaticano, en otros aspectos,
en concreto en el método escogido por los redactores.
a. Desde la
perspectiva de los pobres
Esta opción de
método tiñe y condiciona todo el contenido. No habla desde la situación
acomodada del Norte o de los intereses de las corporaciones mercantiles o desde
las estructuras del sistema o de la necesidad que los pobres acepten el sistema
como mal menor. El punto de partida, repetido hasta la saciedad en todos los
capítulos, es “escuchar tanto el clamor de la tierra como el de los pobres”
(n.49). Así cuando habla de la contaminación (20), del calentamiento global (23
y 51), de los migrantes y refugiados ambientales (25), del acceso al agua (28),
de la biodiversidad etc., etc.
Se trata de un
punto de partida insólito en los documentos vaticanos. En todo discurso o
investigación la epistemología escogida, como unas gafas, condiciona el color
de lo que vemos, el contenido. También aquí.
b. Desde la
perspectiva de la ciencia
Parte del
diálogo con la ciencia y de la lectura de los hechos. No parte, como la mayoría
de documentos vaticanos, del “depósito” de la fe, de otros “dogmas”, de la
“revelación” o de la “tradición”, sino de lo contingente, del intercambio
científico que se va construyendo y de la observación de la realidad. El papa,
simplemente, asume las conclusiones a las que ha llegado la comunidad
científica. Incluso en algunos párrafos hay algunas precisiones de carácter
técnico insólitas en un documento vaticano que expresan que ha habido muchas
manos en su redacción.
Pero
definitivamente se trata también de una nueva manera de “construir” teología
a la que el vaticano no nos tenía acostumbrados. Esto da a la encíclica un
tono de voluntad de “caminar juntos” con toda la humanidad en la búsqueda de la
felicidad humana que le confieren el carácter de verosimilitud y honradez que
su publicación ha despertado.
3.
Consecuencias
a. Desmontar
paradigmas
Habiendo
escogido la perspectiva de los pobres y esta manera de “construir” teología
desde abajo, la consecuencia no podía ser otra que la condena sin paliativos
—desde la ética y desde la fe— del sistema que fabrica pobres.
Hasta hace bien
poco, la Doctrina Social de la Iglesia en general suponía la aceptación o
legitimación moral del capitalismo como sistema, a pesar de que había que
corregir algunos excesos.
La Laudato
si’, al revés, condena la estructura y los valores que configuran el
sistema. No sólo los excesos sino su misma esencia y los paradigmas culturales
difundidos por la modernidad: la posibilidad y bondad del crecimiento
indefinido, la posibilidad de convertirlo “todo” en mercancía o la
“cosificación” incluso en las relaciones humanas tanto laborales como
afectivas, la tecnociencia como demiurgo capaz de resolverlo todo, la cultura
moderna que ha despejado la cancha para intervenir la creación sin escrúpulos y
la cultura posmoderna del usar y tirar como modo de vida individualista y
egoísta.
b. Condena las
estructuras
No ahorra
palabras para denunciar a los culpables. Dirige las acusaciones contra los
grandes poderes económicos y políticos, y la tecnocracia de que se sirven, para
obtener las máximas ganancias con los menores costos posibles. Estos mismos
poderes, sean corporaciones o países, son quienes le bajan el perfil al peligro
del caos ecológico o esperan que algún día la ciencia y la economía encuentren
la solución que siempre dicen que se ha encontrado para que el progreso
continúe. Es una misma la lógica explotadora que ha generado el daño ecológico
y la pobreza. Interroga a fondo.
En definitiva, es
el documento más “antisistema” producido por el vaticano.
4. Propuestas
a. Ecología
integral
En una
conferencia en l’Hospitalet con ocasión de la inauguración del curso escolar
1983-1984 bajo el título “Algunos atisbos político-ecológicos de Marx”, Manolo
Sacristán abordó el tema de “Ecología integral”. Personalmente estuve implicado
en la gestión de la conferencia a través de Juliana Joaniquet y Giulia
Adinolfi. Ante el comienzo de los planteamientos ecológicos fue Manolo
Sacristán quien propuso el tema y el título. No estábamos acostumbrados ni al
término “ecología integral” ni a la consideración del conflicto social como
conflicto ecológico. En el texto Sacristán sostenía que en el planteamiento
ecológico no deben tenerse presentes sólo los aspectos relacionados con la
naturaleza o su destrucción —polución, vertidos, destrucción de la biosfera
etc.— sino también el conflicto humano y social tal y como lo había descrito
Marx, las múltiples formas de depredación del trabajo, la adulteración de la
alimentación, la salud, la vivienda insana, la aglomeración en las grandes
ciudades, el problema demográfico. Ecología supone también ecología humana, ecología
del trabajo, ecología urbana, etc., y en el texto ponía múltiples ejemplos del
pensamiento de Marx.
Sorprende cómo
más de treinta años después el papa asume el término “Ecología integral” como
eje central de su propuesta y, sobre todo en el capítulo IV, se habla también
de ecología del trabajo, ambiental, de la ciudad, de la vida cotidiana, del
bien común.
b. Cambio de
modelo de vida
En sus
conclusiones Sacristán afirmaba el necesario cambio de modelo de vida hacia una
mayor austeridad. Es necesario un cambio de estructuras pero es también
necesario un cambio de modelos de vida: ”si la persona humana quiere destruir
su casa, o es ignorante o es estúpido”, “si la naturaleza de la especie humana
es tal que la mueve a destruir su hábitat, peor para ella…”, lo mismo que con
tanta frecuencia repetía Ramon Margalef, nuestro gran ecólogo: “evitem ser
tant imbècils que fem malbé la pròpia casa”. Se trata de la misma
conclusión en la que la encíclica abunda en los dos últimos capítulos.
5. Deficiencias
La ausencia de
temas-clave en el debate actual sobre la ecología, por ejemplo:
– El
agotamiento de los recursos fósiles y su repercusión en la crisis energética.
– El problema
demográfico o del crecimiento exponencial de la población como amenaza seria
del equilibrio entre naturaleza y biosfera.
– El mismo
concepto de “decrecimiento”, como propuesta aun en ocasiones controvertida por
sus múltiples acepciones.
– El concepto
de democracia política y sus exigencias de participación desde la base.
Sabemos que el
itinerario del texto ha sido tortuoso y objeto de múltiples presiones. ¿Será
que estos temas han “caído” por las presiones de los poderes fácticos (p.e., de
las multinacionales de la energía, o de los propios dicasterios del vaticano
ante la resistencia que despierta siempre del tema de la natalidad)?
En cualquier
caso es obvio que la encíclica es un avance y es de esperar que tenga sus
repercusiones en las próximas cumbres sobre medioambiente, especialmente en la
de principios de diciembre en París.
LAUDATO SI’
Si haguéssim
de resumir la recent encíclica del papa Francesc en una frase, l’escollida
podria ser aquesta: «una ecologia integral i de la cura per qui és feble,
viscudes amb alegria» (Laudato si’, «Sigues lloat», núm. 10). Aquesta és
la proposta del papa Bergoglio, un home nascut i viscut en la gran Buenos
Aires, una megàpolis de tretze milions de persones, en la qual els problemes
ambientals i els problemes socials formen un tot. Diu el Papa: «No hi ha dues
crisis separades, una d’ambiental i l’altra de social, sinó una única i
complexa crisi socioambiental» (139). Dit d’una altra manera, la cura dels
pobres i la cura de la natura s’identifiquen i se superposen. És impossible
parlar de «consciència ecològica» sense fer-ho en termes d’«ecologia integral»,
és a dir, sense incorporar-hi «el lloc peculiar de l’ésser humà en aquest món i
les seves relacions amb la humanitat que l’envolta» (15).
La natura no
són les bambolines d’un escenari, en el qual es representaria el drama humà. La
natura és, com l’ésser humà, una component essencial de la creació, d’aquell
acte d’amor en virtut del qual Déu ha sortit de si mateix i s’ha «expressat» en
l’obra creada, reflex de la seva bondat (el cosmos) i imatge d’ell mateix (la
persona humana). Retornar als orígens, comprendre la grandesa i l’abast
d’aquell primer designi diví és entrar de ple en la responsabilitat que té la
creatura davant les decisions del Creador.
Més encara,
la contemplació de la natura fa que la persona humana corregeixi un antropocentrisme
excessiu, que es manifesta en la seva autoreferencialitat. Quan en el llibre
del Gènesi Déu confereix a l’ésser humà atribucions sobre la natura («que
l’home sotmeti» els animals que poblen la terra, el cel i el mar, 1,26.28), i
quan en el Salm 8,7 s’afirma que Déu ha fet que l’home «dominés» la
creació divina, de manera que tot ho ha posat «sota els seus peus», això no
significa que l’ésser humà sigui un tirà sinó, ben al contrari, un
administrador fidel i assenyat de la creació. Per això el Papa l’encerta de ple
quan col·loca l’arrel de la crisi ecològica en una persona humana que es pensa
ser amo absolut de la «casa comuna», en comptes d’actuar com a guardià i
custodi de la natura que li ha estat confiada. A més, si la natura és vista
exclusivament com una font de guanys econòmics i passa a ser una font més de
producció, al marge de qualsevol altra consideració referida al bé de les
persones i al bé de la pròpia natura, es corre el risc de degradar l’obra
creada, de canviar-ne el sentit primer (un riu passa a ser una claveguera!) i
de reduir-la a un simple rebuig.
El Papa,
però, en la seva encíclica, adreçada a tots els habitants del planeta, no es
limita a recordar els principis, ja expressats pel Magisteri precedent
(sobretot per sant Joan Pau II, citat abundosament), sinó que proposa un
Evangeli de la creació que posi en evidència diverses lògiques que conformen la
vida humana i que han de canviar, si de veritat es vol arribar a una «conversió
ecològica» que comporti la «cura de la casa comuna» (19).
En primer
lloc, cal evitar la lògica del «descart», de l’«usar i llençar», la que no
coneix els termes «austeritat» i «limitació de les necessitats» pròpies (223),
i considera que les coses –i les persones– es mesuren per la seva productivitat
o per l’ús que se’n pugui fer. La mentalitat del descart i del rebuig ha envaït
les consciències i les praxis socials, de manera que l’ètica utilitarista és
admesa de forma majoritària com a desitjable i òbvia. Una cosa, es diu, val pel
que serveix, el seu valor es mesura per l’ús que se’n pugui fer. En aquesta
tessitura, la vida d’un ancià o d’un infant, es diu, ha de ser calculada segons
barems de benefici social, i no simplement reconeguda com un bé comú
innegociable. La humanitat entra en la lògica del descart quan els pobres són
«expulsats» mentalment o bé «arraconats» com a persones que llasten la
societat –sense adonar-se que la pitjor pèrdua social que pot existir és
l’afebliment de la misericòrdia i de la compassió. D’altra banda, la lògica del
descart és sovint la que explica el consumisme sense fre, en virtut del qual
fins i tot productes que són perfectament útils passen a la categoria de
rebutjats, o bé no pocs recursos de la natura queden exhaurits en virtut de la
cobdícia i del caprici humans. Contra això, val a dir que no és possible negar
la dignitat de cap persona ni malmetre la natura, ni contribuir impunement a la
lògica d’usar i llençar, als antípodes d’una ecologia integral.
En segon
lloc, cal evitar la lògica de la dissimulació davant els grans problemes que
les persones i la natura pateixen i, de retruc, tota la humanitat. La
interconnexió dels països ha portat a situacions tan rocambolesques com a la
compravenda de quantitats d’emissió de CO2 llançades a l’atmosfera. Les quotes
d’emissions contaminants es negocien entre els països, per tal d’evitar de
prendre mesures decidides contra la contaminació i l’anomenat «efecte serra»,
en virtut del qual els pols àrtic i antàrtic es desgelen i el clima de
moltes regions de la terra es troba sacsejat (pics de calor, tempestes
violentes...). Mentrestant s’instaura un negacionisme subtil, a gran escala i a
petita escala, i molts sembren dubtes sobre la magnitud «real», diuen, del
rescalfament global. La lògica de dissimulació serveix per a justificar la
manca de presa de mesures i per a allargar l’agonia de moltes regions i dels
seus habitants, ferits per una natura que la poca cura del creat ha fet com
embogir. Contra això, val a dir que el Papa demana que ningú quedi exempt de la
conversió ecològica, que el pecat sigui reconegut i combatut, i que els dèbils
trobin una via de sortida a les seves
necessitats.
En tercer
lloc, cal evitar la lògica reductiva de la inhibició personal, o bé la lògica
contrària de la ideologització. El diàleg resulta essencial, un diàleg «honest
i transparent» (188), realitzat de cara a preservar la terra, casa comuna de
l’home i la natura. Però també resulta essencial una actitud de compromís
concret de cadascú. Així, la qüestió de l’aigua enfronta les societats del segle
XXI, ja que es tracta d’un bé escàs i necessari, al qual molts no tenen accés.
El Papa afirma amb rotunditat que l’accés a l’aigua és «un dret humà bàsic», i
que negar-la als pobres és negar-los «un dret humà inalienable» (30). En aquest
context, no podem llançar l’aigua i usar-la de manera desconsiderada. Abans es
deia: «el menjar, no es llança!». I ara hem de dir: «l’aigua, s’ha
d’estalviar!». Aquí hi ha una praxi que es desprèn de la consciència comuna de
l'escassetat de recursos hídrics –i més en el sud d’Europa, on avança la
desertització. D’altra banda, el Papa es refereix en general a tots aquells
recursos que poden estalviar-se si hi ha la cura necessària. És sabut que en
una de les primeres visites que el Papa Francesc va fer als apartaments vaticans
ocupats per Secretaria d’Estat, es va dedicar a tancar llums encesos que
cremaven inútilment. En l’encíclica Francesc torna a esmentar, entre els gestos
quotidians, «apagar els llums innecessaris»
(211).
La terra és
mare i és germana, i tot allò que conté forma part de l’obra divina, que
l’ésser humà és cridat a guardar i preservar. I alhora la terra és una casa
comuna que ha de ser construïda entre tots els qui l’habiten. Aquesta
construcció inclou la defensa dels pobres, que, amb la terra mateixa, són els
grans damnificats d’un mal ús de l’encàrrec diví. Per això cal parlar d’una
conversió a una ecologia integral en la qual sigui mantinguda la dignitat del
més petit dels homes i de la més menuda de les realitats que conformen el
nostre espai habitat. Perquè, com diu el Salm 103,24, és bo de pregar dient:
«Que en són, de variades, Senyor, les teves obres! Totes les has fetes amb
saviesa. La terra és plena de les teves criatures».
Armand Puig i Tàrrech, degà-president de la Facultat
de Teologia de Catalunya
Laudato si', la gestió responsable i la contemplació
Dll,
22/06/2015
(Lluc Torcal) La nova encíclica del Papa Francesc,
tot recordant les paraules del papa sant, Joan Pau II, invita els
catòlics i tots els homes de bona voluntat a realitzar una conversió ecològica:
"Sucessivament [Joan Pau II] va cridar a una conversió ecològica
global"(LS 5). El Papa mateix, invita en la nova encíclica als cristians
espirituals que pensen que no s'han d'embrutar les mans en les coses d'aquest
món, a realitzar aquesta conversió ecològica. La conversió ecològica, recorda
encara el Papa, neix –no podria ser d'altra manera tractant-se com es tracta
d'una conversió– de l'encontre amb Jesucrist, de deixar brollar totes les
conseqüències que es deriven d'aquets encontre. Per això la invitació de
realitzar urgentment aquesta conversió no neix de modes político-socials sinó
de l'exigència que es desprèn del mateix Evangeli de Jesucrist i de la seva
lluita contra el mal del món.
La ciència assegura que el canvi climàtic insostenible
que estem vivint ha estat causat per l'acció irresponsable dels homes, del
sistema econòmico-social de les societats occidentals i de totes aquelles que
volen seguir aquest model (LS 23); el Papa i el Magisteri de l'Església,
conscients d'aquesta dada i de la violència que hi ha al cor de l'home, ferit
pel pecat (LS 2), arrel del mal i de la injustícia, que es manifesta en els símptomes
d'infermetat que advertim en el sòl, en l'aigua, en l'aire i en els éssers vius
(LS 2), ens exhorta a escoltar aquest clam de la casa comú i a respondre-hi amb
una conversió activa que incideixi en una gestió responsable dels recursos
naturals que pal·liïn els efectes de l'escalfament global i millorin les
condicions de vida del planeta i de tots aquells que vivim en ell: en dues
paraules, a viure per una ecologia integral.
Aquesta ecologia integral conté, al meu entendre, dues
dimensions característiques essencial: la gestió responsable i la contemplació,
veritables camins de comunió amb la creació. Lloar el Senyor pel seus dons
sense gestionar-los –creixeu i multipliqueu-vos, ens recorda el llibre del
Gènesi– és irresponsable: respondria a l'acció d'aquells cristians espirituals
que el Papa invita a convertir-se ecològicament (LS 217). Gestionar sense lloar
el Senyor dels dons rebuts és ingrat: condueix fàcilment al domini i a
l'espoli, al consumidor i explotador de recursos, incapaç de posar límit al
interessos immediats (cf. LS 11). Notem que tota la detallada exposició del
primer capítol de la nova encíclica descriu el resultat a què ens ha conduit
aquesta explotació irresponsable del planeta. Sigui dit de pas que el Papa, en
aquest capítol, assumeix valentament com a propi tot l'anàlisi que la ciència
del nostre temps ha fet del problema ambiental i que alguns han volgut posar en
qüestió. Reprenent el fil del discurs, estic convençut que el punt d'equilibri
entre ambdues tendències, la que gestiona i la que contempla, rau en
gestionar tot contemplant: "El món és quelcom més que un problema a
resoldre, és un misteri joiós que contemplem amb exultant lloança" (LS
12). Amb la gestió que contempla es viu clarament la doble dimensió del
manament de l'amor: un gestió contemplativa és una gestió respectuosa i, per
tant, una gestió que té com a principi bàsic pensar en les generacions futures
a l’hora de relacionar-se amb els recursos naturals, vivint aquesta relació des
de la perspectiva de la caritat evangèlica envers els germans presents i
futurs. Alhora, una gestió contemplativa activa la caritat envers Déu, perquè
cada vegada que despleguem el nostre cor contemplant l’obra de la creació, el
que fem és estimar Déu per damunt de totes les coses.
Si bé és cert que qui patiran les conseqüències de
manera més immediata són com sempre els pobres d'aquest món, aquesta vegada els
efectes són globals, per a tots. Per això, la conversió ecològica integral ens
afecta a tots: ens interpel·la a tots i sense l'acció de tots no es realitza.
La casa és comú com comú és el bé que convé custodiar i protegir. El canvi
d'actitud, la conversió, ha de ser complet i ha de mantenir-se fermament fidel:
és l'única manera per no defallir davant la indiferència d'uns i el refús dels
altres (cf. LS 14). La perseverança és aquí una virtut fonamental. Senzillament
ens hi va la vida i la supervivència en aquest planeta del que som part
integrant (cf. LS 2). Ara se'ns ofereix una oportunitat inqüestionable: no
siguem il·lusos pensant que tot plegat són alarmismes innecessaris i que
realment no és cert res del que ens diuen aquestes alarmes. Com diu el Papa:
"Aquest comportament evasiu serveix per mantenir el nostre estil de viure,
de producció i de consum. És la manera com té l'ésser humà per alimentar tots
els vicis autodestructius: intentant no veure'ls, lluitant per no
reconèixer-los, posposant les decisions importants, actuant com si no passés
res" (LS 59).
Des del coneixement integral que els diferents punts
de vista aporten, el científic, el filosòfic i el teològic, convé optar
definitivament i clara per una conversió profunda i decidida per l'ecologia
integral, que generi una espiritualitat més rica que s'obri de manera natural a
aquesta gestió contemplativa de la nostra casa comú. Ens hi invita el Papa, ens
ho exigeix la situació actual del nostre planeta. Gràcies Sant Pare!
Lluc Torcal,
prior del monestir de Poblet
Ecologismo de frontera
ECLESALIA, 22/06/15.- Leí hace algún tiempo a González Faus una reflexión sobre que los obispos del s. XXI deberán ser hombres de frontera y no hombres de barreras. Esta es la actitud que ha tomado el obispo de Roma, a la sazón papa Francisco, al escribir su primera encíclica centrada en el problema ecológico que le hemos creado a nuestro planeta y sobre el cuidado de lo que él llama “la casa común”.
En una primera lectura, me quedo con su escritura
diáfana y clara, alejada de otro tiempo en el que las encíclicas eran para
iniciados en teología y que además estuvieran familiarizados con el lenguaje
formalista y curial; el texto que nos ocupa es accesible a cualquier laico
-incluido el precio, que no llega a tres euros- por lo directo y de difícil
doble interpretación. En su llamada de atención, el papa recuerda textos de los
papas anteriores denunciando este problema estructural, a los que desborda por
cantidad y claridad hasta el punto de haber incomodado ya a algunos que se
dicen cristianos. Francisco nos señala que muchos de los esfuerzos por buscar
soluciones a la crisis medioambiental y al agotamiento de los recursos
naturales se frustran no solo por el rechazo egoísta de los poderosos sino,
atención, “por la falta de interés de los demás”; es decir, de los cardenales,
obispos y de todos nosotros.
Francisco analiza una realidad incómoda para quienes
vivimos en el Primer Mundo abusando de una huella ecológica varias veces
superior a la que nos podemos permitir, al tiempo que señala a los que más
pierden, que son los desheredados de la Tierra como un sinónimo de los
predilectos del Maestro; y les hemos apartado de una vida digna por nuestras
prácticas del consumismo extremo y selectivo de una minoría consumista que
entre otras cosas nos permitimos desperdiciar casi un tercio de los alimentos.
Por eso afirma que frente al cambio climático, hay responsabilidades
diversificadas (sic) donde los pueblos más vulnerables deben ser objeto de
atención prioritaria.
Recuerda con valentía el sometimiento de la política
ante la tecnología y las finanzas que logran que el interés económico
prevalezca sobre el bien común. Escribe desde la esperanza -“el amor social”-,
la necesidad de diálogo en serio y la educación porque lo cierto es que el
actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista. Dedica
un capítulo entero a “la raíz humana de la crisis ecológica” donde la ciencia y
la tecnología no son neutrales en nuestra cultura del relativismo. Él lo resume
en una idea troncal muy clarificadora de que no hay dos crisis separadas, una
ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental que
incluye también a la ecología de la vida cotidiana.
El papa echa en falta con urgencia la presencia de
otra globalización que tenga una visión de futuro en la que emerja una
verdadera autoridad política mundial sin recetas uniformes y no, añado yo, el
poder omnímodo de la codicia que todo lo envenena. Reitera lo contrario de lo
que hoy es la hoja de ruta bendecida por no pocos católicos: la política no
debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes de
la tecnocracia. Llega a proponer que tenemos que convencernos de que
desacelerar un determinado ritmo de producción y de consumo puede dar lugar a
otro modo de progreso y desarrollo. Exactamente lo contrario al modelo de globalización
materialista que llevan con mano de hierro el Banco Mundial, el FMI, la troika,
los mercados, los actuales dirigentes de la UE, de Estados Unidos, de España…
Naturalmente que también nos habla de Dios y de
Francisco de Asís (el título de la encíclica es una alabanza que cantaba el
santo) afirmando que la espiritualidad cristiana propone un modo alternativo de
entender la calidad de vida capaz de gozar profundamente sin obsesionarse por
el consumo, convertido en el modelo omnipresente y obsesivo actual. Nos habla
del amor social como fuente del verdadero desarrollo más humano, más digno, en
suma más cristiano. Acaba la encíclica con dos bellas oraciones acordes con la
sensibilidad ecológica.
En definitiva, estamos ante un análisis en clave de
denuncia profética pero que no ha querido cargar sobre los posibles culpables o
responsables (en alguna medida todos lo somos) sino en la urgencia de mirar el
mundo con una mirada diferente, responsable y madura, sintiéndonos amados por
el amor del Dios de la vida y por el sufrimiento de la mayoría de los seres
humanos como sufridores que son del grave atentado estructural a nuestra
ecología. A quien le piquen las palabras del papa, lo mejor es que se rasque la
conciencia. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de
sus artículos, indicando su procedencia).
Laudato si': una visión general sobre la encíclica
El documento
supone un extraordinario compendio de la doctrina social de la Iglesia sobre
los grandes desafíos de la humanidad
Madrid, 18
de junio de 2015 (ZENIT.org)
La Santa
Sede ha presentado este jueves la nueva encíclica del papa Francisco, titulada
“Laudato si', sobre el cuidado de la casa común”, y que versa sobre asuntos
relacionados con la ecología y el desarrollo pleno del género humano. Mirado en
sus 187 páginas, el texto cuenta con una introducción, seis capítulos y dos
oraciones finales.
En el documento, el Santo Padre propone una ecología
integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales,
inseparablemente vinculadas con la situación medio ambiental. En esta
perspectiva, el Pontífice invita a emprender un diálogo honesto a todos los
niveles de la vida social, que facilite procesos de decisión transparentes. Y
recuerda que ningún proyecto puede ser eficaz si no está animado por una
conciencia formada y responsable, sugiriendo principios para crecer en esta
dirección a nivel educativo, espiritual, eclesial, político y teológico.
Al inicio de la encíclica, el Papa recuerda el
“Cántico de las criaturas” de san Francisco de Asís para hacer un llamamiento
urgente a un nuevo diálogo sobre el modo en que se está construyendo el futuro
del planeta. Se necesitan los talentos y la implicación de todos --dice-- para
reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios.
En el
capítulo primero, dedicado a “Lo
que le está pasando a nuestra casa”, el Santo Padre aborda la contaminación y
el cambio climático; la cuestión del agua; la pérdida de la biodiversidad; el
deterioro de la calidad de la vida humana y la degradación social; la inequidad
planetaria; la debilidad de las reacciones; y la diversidad de opiniones que
existen respecto a estas problemáticas.
En el
capítulo segundo, titulado “El
Evangelio de la creación”, el Pontífice se refiere a la luz que ofrece la fe;
la sabiduría de los relatos bíblicos; el misterio del universo; el mensaje de
cada criatura en la armonía de todo lo creado; una comunión universal; el
destino común de los bienes; y la mirada de Jesús.
En el
capítulo tercero, que se ocupa
de la “Raíz humana de la crisis ecológica”, Francisco trata sobre la
tecnología: creatividad y poder; la globalización del paradigma tecnocrático;
la crisis y consecuencias del antropocentrismo moderno.
En el
capítulo cuarto, que trata sobre
“Una ecología integral”, el Papa reflexiona sobre la ecología ambiental,
económica y social; la ecología cultural; la ecología de la vida cotidiana; el
principio del bien común; y la justicia entre las generaciones.
En el
capítulo quinto, titulado
“Algunas líneas de orientación y acción”, el Santo Padre propone el diálogo
sobre el medio ambiente en la política internacional; el diálogo hacia nuevas
políticas nacionales y locales; el diálogo y transparencia en los procesos
decisionales; la política y economía en diálogo para la plenitud humana; y las
religiones en el diálogo con las ciencias.
En el
capítulo sexto, dedicado a la
“Educación y espiritualidad ecológica”, el Pontífice invita a apostar por otro
estilo de vida; por una educación para la alianza entre la humanidad y el
ambiente; y por una conversión ecológica. Otros temas son: el gozo y la paz, el
amor civil y político, los signos sacramentales y el descanso celebrativo, la
trinidad y la relación entre las criaturas, la reina de todo lo creado y más
allá del sol.
El texto
concluye con dos oraciones, una
que se ofrece para ser compartida con todos los que creen en “un Dios creador
omnipotente”, y la otra propuesta a quienes profesan la fe en Jesucristo, que
rima con el estribillo “Laudato si'”, que abre y cierra la encíclica.
El documento trata
la cuestión medio ambiental desde un enfoque pastoral, teniendo en cuenta
diferentes aspectos. En esta línea, algunos de sus ejes temáticos son: la
íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta; la convicción de
que en el mundo todo está conectado; la crítica al nuevo paradigma y a las
formas de poder que derivan de la tecnología; la invitación a buscar otros
modos de entender la economía y el progreso; el valor propio de cada criatura;
el sentido humano de la ecología; la necesidad de debates sinceros y honestos;
la grave responsabilidad de la política internacional y local; la cultura del
descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida. Pero también advierte que
la 'tierra madre' debe ser defendida y no idolatrada, que la vida tiene que ser
protegida, así como los ancianos, y que es necesario pensar al futuro
que le dejaremos a las generaciones que hoy están naciendo.
En su esperada
encíclica, el papa Francisco proclama además que la destrucción de la
naturaleza es un pecado mortal moderno, no exento de graves consecuencias.
Porque Dios perdona siempre, los hombres a veces, pero la tierra no perdona
nunca. Aun así, subraya que no todo está perdido, porque los seres humanos,
capaces de degradarse hasta el extremo, pueden también superarse, volver a
elegir el bien y regenerarse.
En realidad, el
texto supone un extraordinario compendio de la doctrina social de la Iglesia
sobre los grandes desafíos socio-culturales, político-económicos y
religioso-antropológicos de la humanidad en nuestros días y en el futuro.
19.06.15
100 cites de la versió
catalana de
l'encíclica del papa Francesc sobre ecologia: "Laudato, si', sobre la cura
de la casa comuna" [Versió en revisió]
-«Laudato si’, mi Signore» - «Lloat sigueu, Senyor
meu», cantava sant Francesc d’Assís. En aquest formós càntic ens recordava que
la nostra casa de tots és també com una germana, amb la qual compartim
l’existència, i com una mare bella que ens acull entre els seus braços. (1)
-Aquesta germana clama pel dany que li provoquem a
causa de l’ús irresponsable i de l’abús dels béns que Déu hi ha posat. Hem
crescut pensant que érem els seus propietaris i dominadors, autoritzats a
espoliar-la. (2)
-Davant la deterioració ambiental global, vull
adreçar-me a cada persona que habita aquest planeta. En la meva exhortació Evangelii
gaudium, vaig
escriure als membres de l’Església amb vista a mobilitzar un procés de reforma
missionera encara pendent. En aquesta encíclica, intento especialment entrar en
diàleg amb tothom a propòsit de la nostra casa de tots. (3)
-La destrucció de l’ambient humà és una cosa molt seriosa,
perquè Déu no sols va encomanar el món a l’ésser humà, sinó que la seva pròpia
vida és un do que ha de ser protegit de diverses formes de degradació. (5)
-Una ecologia integral requereix obertura envers
categories que transcendeixen el llenguatge de les matemàtiques o de la
biologia, i ens connecten amb l’essència del que és humà. (11)
-La pobresa i l’austeritat de sant Francesc no eren un
ascetisme merament exterior, sinó quelcom més radical: una renúncia a convertir
la realitat en mer objecte d’ús i de domini. (12)
-El desafiament urgent de protegir la nostra casa de
tots inclou la preocupació d’unir tota la família humana en la recerca d’un
desenvolupament sostenible i integral, ja que sabem que les coses poden
canviar. (...) Com és possible que es pretengui construir un futur millor
sense pensar en la crisi de l’ambient i en els sofriments dels
exclosos. (13)
-Lamentablement, molts esforços per buscar solucions
concretes a la crisi ambiental solen ser frustrats no sols pel rebuig dels
poderosos, sinó també per la falta d’interès dels altres. (...) Necessitem
una solidaritat universal nova. (14)
I. Allò que està succeint a casa nostra
-La terra, la nostra casa, sembla convertir-se cada
vegada més en un immens dipòsit de porqueria. En molts llocs del planeta, els
ancians enyoren els paisatges d’altres temps, que ara es veuen inundats
d’escombraries. (21)
-Aquests problemes estan íntimament lligats a la
cultura del rebuig, que afecta tant els éssers humans exclosos com les coses
que ràpidament es converteixen en escombraries. Advertim, per exemple, que la
major part del paper que es produeix es desaprofita i no es recicla. (...) El
sistema industrial, al final del cicle de producció i de consum, no ha
desenvolupat la capacitat d’absorbir i reutilitzar residus i deixalles.
(22)
-La humanitat és cridada a prendre consciència de la
necessitat de realitzar canvis d’estils de vida, de producció i de consum, per
a combatre aquest escalfament o, almenys, les causes humanes que el produeixen
o accentuen. (23)
-Si l’actual tendència continua, aquest segle podria
ser testimoni de canvis climàtics inaudits i d’una destrucció sense precedents
dels ecosistemes, amb greus conseqüències per a tots nosaltres. El creixement
del nivell del mar, per exemple, pot crear situacions d’extrema
gravetat. (24)
-És tràgic l’augment dels migrants fugint de la
misèria empitjorada per la degradació ambiental, que no són reconeguts com a
refugiats en les convencions internacionals i porten el pes de les seves vides
abandonades sense cap protecció normativa. Lamentablement, hi ha una general
indiferència davant aquestes tragèdies. (25)
-Molts d’aquells qui tenen més recursos i poder
econòmic o polític semblen concentrar-se sobretot a emmascarar els problemes i
a amagar els símptomes, mirant només de reduir alguns impactes negatius del
canvi climàtic. (26)
-Ja s’han superat certs límits màxims d’explotació del
planeta sense que hàgim resolt el problema de la pobresa. (27)
-L'accés a l’aigua potable i segura és un dret humà
bàsic, fonamental i universal, perquè determina la sobrevivència de les
persones, i per tant és condició per a l’exercici dels altres drets humans.
Aquest món té un greu deute social amb els pobres que no tenen accés a l’aigua
potable. (30)
-Per la nostra causa, milers d’espècies ja no donaran
glòria a Déu amb la seva existència ni podran comunicar-nos el seu propi
missatge. No hi tenim dret. (33)
-Potser ens inquieta saber de l’extinció d’un mamífer
o d’un ocell, per la seva major visibilitat. Però per al bon funcionament dels
ecosistemes també són necessaris els fongs, les algues, els cucs, els insectes,
els rèptils i la innombrable varietat de microorganismes. (34)
-Observant el món advertim que aquest nivell
d’intervenció humana, sovint al servei de les finances i del consumisme, fa que
la terra en què vivim en realitat es torni menys rica i bella (...)
D’aquesta manera, sembla que pretenguéssim substituir una bellesa
irreemplaçable i irrecuperable, per una altra creada per nosaltres. (35)
-El cost dels danys que s’ocasionen per la descurança
egoista és moltíssim més alt que el benefici econòmic que es pugui
obtenir. (36)
-No és propi d’habitants d’aquest planeta viure cada
vegada més inundats de ciment, asfalt, vidre i metalls, privats del contacte
físic amb la natura. (44)
-La veritable saviesa, producte de la reflexió, del
diàleg i del trobament generós entre les persones, no s’aconsegueix amb una
mera acumulació de dades que acaba saturant i obnubilant, en una espècie de
contaminació mental. (47)
-No sol haver-hi consciència clara dels problemes que
afecten particularment els exclosos. (...) Un veritable plantejament
ecològic es converteix sempre en un plantejament social, que ha d’integrar la
justícia en les discussions sobre l’ambient, per tal d’escoltar tant el clamor
de la terra com el clamor dels pobres. (49)
-Culpar l’augment de la població i no el consumisme
extrem i selectiu d’alguns, és una manera de no afrontar els problemes. Es
pretén legitimar així el model distributiu actual, en què una minoria es creu
amb el dret de consumir en una proporció que seria impossible generalitzar,
perquè el planeta no podria ni tan sols contenir els residus de semblant
consum. (50)
-Hi ha un veritable «deute ecològic», particularment
entre el Nord i el Sud, relacionat amb desequilibris comercials amb
conseqüències en l’àmbit ecològic, com també en l’ús desproporcionat dels
recursos naturals dut a terme històricament per alguns països. (51)
-Necessitem enfortir la consciència que som una sola
família humana. No hi ha fronteres ni barreres polítiques o socials que ens
permetin aïllar-nos, i per això mateix tampoc no hi ha espai per a la
globalització de la indiferència. (52)
-Aquestes situacions provoquen el gemec de la germana
terra, que s’uneix al gemec dels abandonats del món, amb un clamor que ens
reclama un altre rumb. Mai no hem maltractat i ferit la nostra casa de tots com
en els darrers dos segles. (53)
-Crida l’atenció la feblesa de la reacció política
internacional. El sotmetiment de la política davant la tecnologia i les finances
es mostra en el fracàs de les Cimeres mundials sobre medi ambient. (...)
En la realitat qualsevol intent de les organitzacions socials per
modificar les coses serà vist com una molèstia provocada per il·lusos romàntics
o com un obstacle a esquivar.. (54)
-Si algú observés des de fora la societat planetària,
s’estranyaria davant semblant comportament que a vegades sembla
suïcida. (55)
-La degradació ambiental i la degradació humana i
ètica estan íntimament unides. Molts diran que no tenen consciència de
realitzar accions immorals, perquè la distracció constant ens pren la valentia
d’advertir la realitat d’un món limitat i finit.(56)
-És previsible que, davant l’esgotament d’alguns
recursos, es vagi creant un escenari favorable per a noves guerres, disfressades
rere nobles reivindicacions. (57)
-Com sol passar en èpoques de profundes crisis, que
requereixen decisions valentes, tenim la temptació de pensar que el que s’està
esdevenint no és veritat. (...) Aquest comportament evasiu ens serveix per
a continuar amb els nostres estils de vida de vida, de producció i de consum.
És la manera com l’ésser humà s’espavila per alimentar tots els vicis
autodestructius: intentant no veure’ls, lluitant per no reconèixer-los,
postergant les decisions importants, actuant com si no passés res. (59)
-Sobre moltes qüestions concretes l’Església no té per
què proposar una paraula definitiva i entén que ha d’escoltar i promoure el
debat honest entre els científics, respectant la diversitat d’opinions. Però
n’hi ha prou de mirar la realitat amb sinceritat per a veure que hi ha una gran
deterioració de la nostra casa de tots. (61)
II. L'Evangeli de la creació
-Si de debò volem construir una ecologia que ens
permeti de guarir tot el que hem destruït, llavors cap branca de les ciències i
cap forma de saviesa no pot ser apartada, tampoc la religiosa amb el seu propi
llenguatge. A més, l’Església Catòlica està oberta al diàleg amb el
pensament filosòfic, i això li permet produir diverses síntesis entre la fe i
la raó. (63)
-No som Déu. La terra ens precedeix i ens ha estat
donada. (...) hem de rebutjar amb força que, del fet de ser creats a
imatge de Déu i del mandat de dominar la terra, se’n dedueixi un domini absolut
sobre les altres criatures. (67)
-La Bíblia no dóna lloc a un antropocentrisme despòtic
que es desentengui de les altres criatures. (68)
-La millor manera de posar en el seu lloc l’ésser
humà, i de posar fi a la seva pretensió de ser un dominador absolut de la
terra, és tornar a proposar la figura d’un Pare creador i únic amo del món.
(75)
-El pensament judeo-cristià va desmitificar la natura.
Sense deixar d’admirar-la per la seva esplendor i la seva immensitat, ja no li
va atribuir un caràcter diví. D’aquesta manera es destaca encara més el nostre
compromís davant d’ella. Un retorn a la natura no pot ser a costa de la
llibertat i la responsabilitat de l’ésser humà. (78)
-Essent creats pel mateix Pare, tots els éssers de
l’univers estem units per llaços invisibles i conformem una espècie de família
universal, una sublim comunió que ens mou a un respecte sagrat, afectuós i
humil. (89)
-Una divinització de la terra ens privaria de la
crida a col·laborar amb ella i a protegir la seva fragilitat. (90)
-No pot ser real un sentiment d’íntima unió amb els
altres éssers de la natura si al mateix temps en el cor no hi ha tendresa,
compassió i preocupació pels éssers humans. És evident la incoherència de qui
lluita contra el tràfic d’animals en perill d’extinció, però resta completament
indiferent davant el tràfic de persones, es desentén dels pobres o s’entesta a
destruir un altre ésser humà que li desagrada. Això posa en perill el sentit de
la lluita per l’ambient. (91)
-El principi de la subordinació de la propietat
privada a la destinació universal dels béns i, per tant, el dret universal al
seu ús és una «regla d’or» del comportament social. (93)
-Jesús vivia en harmonia plena amb la creació, i els
altres se’n meravellaven (...) No semblava pas com un asceta separat del
món o enemic de les coses agradables de la vida. (98)
-Per a la comprensió cristiana de la realitat, el
destí de tota la creació passa pel misteri de Crist, que és present des de
l’origen de totes les coses. (99)
III. L’arrel humana de la crisi ecològica
-No ens servirà descriure els símptomes, si no
reconeixem l’arrel humana de la crisi ecològica. (101)
-Mai la humanitat no havia tingut tant poder sobre
ella mateixa i res no garanteix que el farà servir bé, sobretot si es considera
la manera com l’està emprant. (...) En mans de qui està i pot arribar
a estar tant poder? És tremendament perillós que resideixi en una petita part
de la humanitat. (104)
-La intervenció humana en la natura sempre s’ha
esdevingut, però (...) d’aquí es passa fàcilment a la idea d’un creixement
infinit o il·limitat, que ha entusiasmat tant economistes, financers i
tecnòlegs. Suposa la mentida de la disponibilitat infinita dels béns del
planeta, que mena a «esprémer-lo» fins al límit i més enllà del
límit. (106)
-S’ha tornat contracultural elegir un estil de vida
amb objectius que puguin ser almenys en part independents de la tècnica, dels
seus costos i del seu poder globalitzador i massificador. De fet, la tècnica té
una inclinació a buscar que res no quedi fora de la seva fèrria lògica. (108)
-No s’han après les lliçons de la crisi financera
mundial i amb molta lentitud s’aprenen les lliçons de la deterioració
ambiental. (109)
-Una ciència que pretengui oferir solucions als grans
afers, necessàriament hauria de sumar tot el que ha generat el coneixement en
les altres àrees del saber, incloent-hi la filosofia i l’ètica
social. (110)
-La cultura ecològica (...) hauria de ser una mirada
distinta, un pensament, una política, un programa educatiu, un estil de vida i
una espiritualitat que conformin una resistència davant l’avanç del paradigma tecnocràtic.
(...) Buscar només un remei tècnic a cada problema ambiental que sorgeixi, és
aïllar coses que en realitat estan entrellaçades, i amagar els veritables i més
profunds problemes del sistema mundial. (111)
-Ningú no pretén tornar a l’època de les cavernes,
però sí que és indispensable minorar la marxa per a mirar la realitat d’una
altra manera, recollir els avenços positius i sostenibles, i alhora recuperar
els valors i els grans fins arrasats per un desenfrenament megalòman. (114)
-No hi haurà una nova relació amb la natura sense un
nou ésser humà. No hi ha ecologia sense una adequada
antropologia. (118)
-Atès que tot està relacionat, tampoc no és compatible
la defensa de la natura amb la justificació de l’avortament. No sembla factible
un camí educatiu per a acollir els éssers febles que ens envolten, que a
vegades són molestos o inoportuns, si no es protegeix un embrió humà encara que
la seva arribada sigui causa de molèsties i dificultats. (120)
-No podem pensar que els projectes polítics o la força
de la llei seran suficients per a evitar els comportaments que afecten
l’ambient, perquè, quan és la cultura la que es corromp i ja no es reconeix cap
veritat objectiva o uns principis universalment vàlids, les lleis només
s’entendran com a imposicions i com a obstacles a evitar. (123)
-Ajudar els pobres amb diners ha de ser sempre una
solució provisional per a resoldre urgències. El gran objectiu hauria de ser
sempre permetre’ls una vida digna a través del treball. (128)
-Les autoritats tenen el dret i la responsabilitat de
prendre mesures de clar i ferm suport als petits productors i a la varietat
productiva. Perquè hi hagi una llibertat econòmica de la qual tots efectivament
es beneficiïn, a vegades pot ser necessari posar límits als qui tenen majors
recursos i poder financer. (129)
-El Catecisme ensenya que (...) «és contrari a la
dignitat humana fer sofrir inútilment els animals i sacrificar sense necessitat
llurs vides».[1] Tot ús i experimentació «exigeix un respecte religiós de la
integritat de la creació». (130)
-No és possible frenar la creativitat humana. (...) Al
mateix temps, no poden deixar de replantejar-se els objectius, els efectes, el
context i els límits ètics d’aquesta activitat humana que és una forma de poder
amb alts riscs. (131)
-És difícil emetre un judici general sobre els
desenvolupaments de transgènics, vegetals o animals, mèdics o agropecuaris, ja
que poden ser molt diversos entre ells i requerir distintes
consideracions. (133)
IV. Una ecologia integral
-No hi ha dues crisis separades, una d’ambiental i una
altra de social, sinó una sola i complexa crisi sòcio-ambiental. Les
trajectòries per a la solució requereixen una aproximació integral per a
combatre la pobresa, per a retornar la dignitat als exclosos i simultàniament
per a protegir la natura. (139)
-Juntament amb el patrimoni natural, hi ha un
patrimoni històric, artístic i cultural, igualment amenaçat. És part de la
identitat comuna d’un lloc i una base per a construir una ciutat
habitable. (143)
-La desaparició d’una cultura pot ser tant o més greu
que la desaparició d’una espècie animal o vegetal. La imposició d’un estil
hegemònic de vida lligat a un mode de producció pot ser tan danyosa com
l’alteració dels ecosistemes. (145)
-Fa falta tenir cura dels llocs comuns, els marcs
visuals i les fites urbanes que acreixen el nostre sentit de pertinença, la
nostra sensació d’arrelament, el nostre sentiment de «ser a casa» dins la
ciutat que ens conté i ens uneix. (151)
-No sols els pobres, sinó una gran part de la societat
sofreixen serioses dificultats per a accedir a un habitatge propi. La possessió
d’un habitatge té molt a veure amb la dignitat de les persones i amb el
desenvolupament de les famílies. És una qüestió central de l’ecologia
humana. (152)
-Molts especialistes coincideixen en la necessitat de
prioritzar el transport públic. Però algunes mesures necessàries difícilment
seran pacíficament acceptades per la societat sense una millora substancial
d’aquest transport, que en moltes ciutats significa un tracte indigne a les
persones a causa de l’aglomeració, la incomoditat o la baixa freqüència dels
serveis i la inseguretat. (153)
-L’estat d’abandonament i oblit que sofreixen també
alguns habitants de zones rurals, on no arriben serveis essencials, i hi ha
treballadors reduïts a situacions d’esclavitud, sense drets ni expectatives
d’una vida més digna. (154)
-LL’acceptació del propi cos com a do de Déu és
necessària per a acollir i acceptar el món sencer com a regal del Pare i casa
de tots (...) Aprendre a rebre el propi cos, a tenir-ne cura i a
respectar-ne els significats, és essencial per a una veritable ecologia humana.
(155)
-L’ecologia humana és inseparable de la noció de bé
comú, un principi que acompleix un rol central i unificador en l’ètica
social. (156)
-Ja no n’hi ha prou de dir que hem de preocupar-nos
per les futures generacions. Es requereix advertir que el que està en joc és la
nostra pròpia dignitat. Som nosaltres els primers interessats a deixar un
planeta habitable per a la humanitat que ens succeirà. És un drama per a
nosaltres mateixos, perquè això posa en crisi el sentit del propi pas per
aquesta terra. (160)
-Les prediccions catastròfiques ja no poden ser
mirades amb menyspreu i ironia. A les pròximes generacions podríem deixar-los
massa escombraries, deserts i brutícia. (161)
-No cal que imaginem solament els pobres del futur;
n’hi ha prou de recordar els pobres d’avui, que tenen pocs anys de vida en
aquesta terra i no poden continuar esperant. (162)
V. Algunes línies d'orientació i acció
-Per a afrontar els problemes de fons, que no poden
ser resolts per accions de països aïllats, és indispensable un consens mundial
que porti, per exemple, a programar una agricultura sostenible i diversificada,
a desenvolupar formes renovables i poc contaminants d’energia, a fomentar una
major eficiència energètica, a promoure una gestió més adequada dels recursos
forestals i marins, a assegurar a tothom l’accés a l’aigua potable. (164)
-Sabem que la tecnologia basada en combustibles
fòssils molt contaminants necessita ser reemplaçada progressivament i sense
demora. (...) Tanmateix, en la comunitat internacional no s’aconsegueixen
acords suficients sobre la responsabilitat dels qui han de suportar els costos
de la transició energètica. (165)
-Les Cimeres mundials sobre l’ambient dels darrers
anys no han respost a les expectatives perquè, per falta de decisió política,
no han obtingut acords ambientals globals realment significatius i
eficaços. (166)
-L’estratègia de compravenda de «bons de carboni» pot
donar lloc a una nova forma d’especulació, i no servir per a reduir l’emissió
global de gasos contaminants. (171)
-Els països pobres necessiten tenir com a prioritat
l’erradicació de la misèria i el desenvolupament social dels seus habitants;
encara que hagin d’analitzar el nivell escandalós de consum d’alguns sectors
privilegiats de la seva població, i controlar més bé la corrupció. (172)
-Fan falta marcs reguladors globals que imposin
obligacions i que impedeixin accions intolerables, com el fet que països
poderosos expulsin a altres països residus i indústries altament
contaminants. (173)
-Esdevé indispensable la maduració d’institucions
internacionals més fortes i eficaçment organitzades, amb autoritats designades
equitativament per acord entre els governs nacionals, i dotades de poder per a
sancionar. (175)
-La grandesa política es mostra quan, en moments
difícils, s’actua per grans principis i pensant en el bé comú a llarg termini.
Al poder polític li costa molt assumir aquest deure en un projecte de
nació. (178)
-Es poden facilitar formes de cooperació o
d’organització comunitària que defensin els interessos dels petits productors i
preservin els ecosistemes locals de la depredació. És tant el que sí que es pot
fer! (180)
-En tota discussió a propòsit d’una iniciativa, una
sèrie de preguntes haurien de plantejar-se amb vista a discernir si conduirà a
un veritable desenvolupament integral: Per a què? Per què? On? Quan? De quina
manera? Per a qui? Quins són els riscs? Amb quin cost? Qui paga els costos i
com ho farà? (185)
-L’Església no pretén definir les qüestions
científiques ni substituir la política, però invito a un debat honest i
transparent, perquè les necessitats particulars o les ideologies no afectin el
bé comú. (188)
-La crisi financera de 2007-2008 era l’ocasió per al
desenvolupament d’una nova economia més atenta als principis ètics i per a una
nova regulació de l’activitat financera especulativa i de la riquesa fictícia.
Però no hi va haver una reacció que portés a repensar els criteris obsolets que
continuen regint el món. (189)
-Els mitjans mitjans són només una petita demora
en l’ensorrament. Simplement es tracta de redefinir el progrés. Un
desenvolupament tecnològic i econòmic que no deixa un món millor i una qualitat
de vida integralment superior no pot considerar-se progrés. (194)
-La Política i l'economia tendeixen a culpar-se
mútuament pel que es refereix a la pobresa ia la degradació de l'ambient. Però
el que s'espera és que reconeguin els seus propis errors i trobin formes
d'interacció orientades al bé comú. (198)
-La major part dels habitants del planeta es declaren
creients, i això hauria de provocar a les religions d’entrar en un diàleg
entre elles orientat a la protecció de la natura, a la defensa dels pobres, a
la construcció d’una xarxa de respecte i de fraternitat. (201)
VI. Educació i espiritualitat ecològica
-No tot està perdut, perquè els éssers humans, capaços
de degradar-se fins a l’extrem, també poden sobreposar-se, tornar a optar pel
bé i regenerar-se, més enllà de tots els condicionaments mentals i socials que
els imposin. (...)No hi ha sistemes que anul·lin per complet l’obertura al bé,
a la veritat i a la bellesa, ni la capacitat de reacció que Déu continua
encoratjant des del dedins dels cors humans. A cada persona d’aquest món li
demano que no oblidi aquesta dignitat seva que ningú no té dret a
prendre-li. (205)
-Un canvi en els estils de vida podria arribar a
exercir una sana pressió sobre els qui tenen poder polític, econòmic i social.
És el que passa quan els moviments de consumidors aconsegueixen que deixin
d’adquirir-se certs productes i així es tornen efectius per a modificar el
comportament de les empreses, forçant-les a considerar l’impacte ambiental i
els patrons de producció. (206)
-Si una persona, encara que la pròpia economia li
permeti consumir i gastar més, habitualment s’abriga una mica en lloc
d’encendre la calefacció, això suposa que ha incorporat conviccions i
sentiments favorables a la cura de l’ambient. (...) El fet de reutilitzar
alguna cosa en lloc de llençar-ho ràpidament, a partir de profundes
motivacions, pot ser un acte d’amor que expressi la nostra pròpia
dignitat. (211)
-Totes les comunitats cristianes tenen un rol
important a complir en aquesta educació. Espero també que en els nostres
seminaris i cases religioses de formació s’eduqui per a una austeritat
responsable, per a la contemplació agraïda del món, per a la cura de la
fragilitat dels pobres i de l’ambient. (214)
-Hem de reconèixer que alguns cristians compromesos i
orants, sota una excusa de realisme i pragmatisme, solen burlar-se de les
preocupacions pel medi ambient. (...) Els fa falta llavors una conversió
ecològica, que implica deixar brotar totes les conseqüències del seu
trobament amb Jesucrist en les relacions amb el món que ens envolta. Viure la
vocació de ser protectors de l’obra de Déu és part essencial d’una existència
virtuosa, no consisteix en quelcom opcional ni en un aspecte secundari de
l’experiència cristiana.. (217)
-Aquesta conversió (...) en primer lloc implica
gratitud i gratuïtat, és a dir, un reconeixement del món com un do rebut de
l’amor del Pare, que provoca com a conseqüència actituds gratuïtes de renúncia
i gestos generosos encara que ningú no els vegi o els reconegui. (220)
-L’espiritualitat cristiana proposa una manera
alternativa d’entendre la qualitat de vida, i encoratja un estil de vida
profètic i contemplatiu, capaç de gaudir profundament sense obsessionar-se pel
consum. És important incorporar un vell ensenyament, present en diverses
tradicions religioses, i també en la Bíblia. (222)
-La sobrietat, que es viu amb llibertat i consciència,
és alliberadora. No és menys vida, no és una baixa intensitat sinó tot al
contrari. (...) La felicitat demana saber limitar algunes necessitats que
ens atordeixen, quedant així disponibles per a les múltiples possibilitats que
ofereix la vida. (223)
-Cap persona no pot madurar en una feliç sobrietat si
no està en pau amb si mateix. (225)
-Una expressió d’aquesta actitud és aturar-se a donar
gràcies a Déu abans i després dels àpats. Proposo als creients que reprenguin
aquest valuós costum i el visquin amb profunditat. (227)
-L’Eucaristia és també font de llum i de motivació per
a les nostres preocupacions per l’ambient, i ens orienta a ser custodis de
totes les coses creades. (236)
-Perquè la persona humana més creix, més madura i més
se santifica a mesura que entra en relació, quan surt de si mateixa per viure
en comunió amb Déu, amb els altres i amb totes les criatures. (...)Tot
està connectat, i això ens invita a madurar una espiritualitat de la
solidaritat global que brota del misteri de la Trinitat. (240)
-Caminem cantant. Que les nostres lluites i la nostra
preocupació per aquest planeta no ens prenguin el goig de
l’esperança. (244)
"AGÈNCIA BALÈRIA"
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||
© Agència Balèria 2015 |