UNA PASCUA
LLENA DE REVOLUCIÓN
CARMEN ALMANSA
MADRID.
ECLESALIA, 24/04/14.-Esta Semana Santa, he tenido
la suerte de poder estar en Ceuta celebrando la Pascua con un grupo de gente
maravillosa, la Pascua la organizaban dos monjas Paula y Cande, guerrilleras y
mejores personas que con la Asociación Elín hacen allí
una labor fantástica. Compartimos experiencia con hermanos y hermanas
inmigrantes que están en el CETI (Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes)
de Ceuta.
Una vez más, poner rostro y corazón, nombres y
apellidos a situaciones y a acontecimientos dramáticos de desigualdad e
injusticia, duele más, me genera rabia y mucha tristeza.
Duele saber cómo se oculta la situación (de desamparo
y sufrimiento) de personas que tratan de llegar a nuestro país.
Duele saber que hay que personas que viven situaciones
de violencia, discriminación y violación, por su nacionalidad, su color de piel
y por su condición social (porque es alucinante como de pronto se levantan las
fronteras para grandes futbolistas o grandes mandatarios).
Me duele escuchar a Kevin de Camerún contar como vivió
la tragedia del pasado 6 de febrero en el Tarajal y como perdió a sus
compañeros.
Me duele, me pincha en el corazón ver a una mujer del
CETI que fue violada en el camino de llegada a España y por causa de la
violación llegó a Ceuta embarazada de gemelos en una barca zodiac sin motor
(¡un milagro!).
Me horroriza
ver la valla que hiere con solo mirarla.
Me duele que no se haga justicia, que mientras unos se
llenan los bolsillos de dinero con planes corruptos, otros paguen con su vida
sus acuerdos y decisiones.
Pero ante
este dolor, rabia y la vergüenza que me produce que esto ocurra, esta Semana
Santa he sentido consuelo y alegría…
Consuelo de
ver que son muchas las personas que creen en la justicia y luchan por ella.
Alegría de
que existan oasis en medio del camino como es la Asociación Elin.
Me alegra saber que somos iguales, que podemos comer,
jugar, bailar juntos reír y llorar a pesar de venir de lugares distintos. Me
consuela saber que para muchos y muchas las diferencias no son malas sino todo
lo contrario una fuente de riqueza.
Me alegra
saber que aún siendo de religiones y creencias distintas El Manantial
del que bebemos es el mismo.
Me consuelan los sueños que son más fuertes que las
vallas y las fronteras.
Me consuela
y alienta el abrazaros y sentir que seguimos en la lucha.
Pero quizás, lo que más hoy me consuela en sentirme
hija de Dios resucitado, un Dios vivo que no mira raza, sexo o religión, un
Dios que no oprime, sino que libera. Un Dios de vivos que nos pide salir a la
calle e ir al encuentro del que sufre, del que llora, y también al encuentro
del que se cree en posesión de toda la verdad, del que se lucra a costa del mal
ajeno…porque ahí también nos pide que estemos, para gritar, reclamar y exigir!
Hoy y más que nunca siento que Dios me llama para
hacer la Revolución, la del amor, pero siempre ¡REVOLUCIÓN!, Denunciando y
dando voz a su legado más grande: “Amaros los unos a los otros”.
Gracias a Silla, Boubu, Marian, Omar, Kevin, Happy… y
a todas las hermanas y hermanos con los que pudimos compartir estos días porque
han sido ejemplo de vida, lucha, esperanza y resurrección.
(Eclesalia
Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su
procedencia).