Pascua de
Resurrección (A) Mateo 28, 1- 10
VOLVER A GALILEA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
VOLVER A GALILEA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 16/04/14.- Los evangelios han
recogido el recuerdo de tres mujeres admirables que, al amanecer del sábado, se
han acercado al sepulcro donde ha sido enterrado Jesús. No lo pueden olvidar.
Lo siguen amando más que a nadie. Mientras tanto, los varones han huido y
permanecen tal vez escondidos.
El mensaje, que escuchan al llegar, es de una
importancia excepcional. El evangelio más antiguo dice así: “¿Buscáis a
Jesús de Nazaret, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado”. Es un error
buscar a Jesús en el mundo de la muerte. Está vivo para siempre. Nunca lo
podremos encontrar donde la vida está muerta.
No lo hemos de olvidar. Si queremos encontrar a Cristo
resucitado, lleno de vida y fuerza creadora, no lo hemos de buscar en una
religión muerta, reducida al cumplimiento externo de preceptos y ritos
rutinarios, o en una fe apagada, que se sostiene en tópicos y fórmulas
gastadas, vacías de amor vivo a Jesús.
Entonces, ¿dónde lo podemos encontrar? Las mujeres
reciben este encargo: “Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va
delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”. ¿Por qué hay que volver a
Galilea para ver al Resucitado? ¿Qué sentido profundo se encierra en esta
invitación? ¿Qué se nos está diciendo a los cristianos de hoy?
En Galilea se escuchó, por vez primera y en toda su
pureza, la Buena Noticia de Dios y el proyecto humanizador del Padre. Si no
volvemos a escucharlos hoy con corazón sencillo y abierto, nos alimentaremos de
doctrinas venerables, pero no conoceremos la alegría del Evangelio de Jesús,
capaz de “resucitar” nuestra fe.
A orillas del lago de Galilea, empezó Jesús a llamar a
sus primeros seguidores para enseñarles a vivir con su estilo de vida, y a
colaborar con él en la gran tarea de hacer la vida más humana. Hoy Jesús sigue
llamando. Si no escuchamos su llamada y él no “va delante de nosotros”, ¿hacia dónde
se dirigirá el cristianismo?
Por los caminos de Galilea se fue gestando la primera
comunidad de Jesús. Sus seguidores viven junto a él una experiencia única. Su
presencia lo llena todo. Él es el centro. Con él aprenden a vivir acogiendo,
perdonando, curando la vida y despertando la confianza en el amor insondable de
Dios. Si no ponemos, cuanto antes, a Jesús en el centro de nuestras
comunidades, nunca experimentaremos su presencia en medio de nosotros.
Si volvemos a Galilea, la “presencia invisible” de
Jesús resucitado adquirirá rasgos humanos al leer los relatos evangélicos, y su
“presencia silenciosa” recobrará voz concreta al escuchar sus palabras de
aliento. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus
artículos, indicando su procedencia).
TORNAR A
GALILEA
José Antonio
Pagola
Els evangelis han recollit el record de tres dones
admirables que, passat el dissabte, han anat al sepulcre on ha estat enterrat
Jesús. No el poden oblidar. El continuen estimant més que a ningú. Mentrestant,
els homes han fugit i romanen potser amagats.
El missatge, que senten en arribar, és d’una
importància excepcional. L’evangeli més antic diu així: “Sé que busqueu
Jesús, el crucificat. No és aquí: ha ressuscitat”. És un error cercar Jesús
al món de la mort. És viu per sempre. Mai el podrem trobar on la vida és morta.
No ho hem d’oblidar. Si volem trobar Crist
ressuscitat, ple de vida i de força creadora, no l’hem de cercar en una religió
morta, reduïda al compliment extern de preceptes i ritus rutinaris, o en una fe
apagada, que se sosté en tòpics i fórmules gastades, buides d’amor viu a Jesús.
Llavors, on el podem trobar? Les dones reben aquest
encàrrec: “Aneu de seguida a dir als seus deixebles: “Ha ressuscitat d’entre
els morts, i ara va davant vostre a Galilea. Allà el veureu”. Per què cal
tornar a Galilea per veure el Ressuscitat? Quin sentit profund té aquesta
invitació? Què ens està dient als cristians d’avui?
A Galilea es va sentir, per primera vegada i en tota
la seva puresa, la Bona Notícia de Déu i el projecte humanitzador del Pare. Si
no tornem a escoltar-los avui amb cor senzill i obert, ens alimentarem de
doctrines venerables, però no coneixerem l’alegria de l’Evangeli de Jesús,
capaç de “ressuscitar” la nostra fe.
A la vora del llac de Galilea, va començar Jesús a
escollir els seus primers seguidors per ensenyar-los a viure amb el seu estil
de vida, i a col•laborar amb ell en la gran tasca de fer la vida més humana.
Avui Jesús continua la crida. Si no l’escoltem i ell no “va davant de nosaltres”,
cap a on es dirigirà el cristianisme?
Pels camins de Galilea es va anar gestant la primera
comunitat de Jesús. Els seus seguidors viuen al seu costat una experiència
única. La seva presència ho omple tot. Ell és el centre. Amb ell aprenen a
viure acollint, perdonant, curant la vida i despertant la confiança en l’amor
insondable de Déu. Si no hi posem, com més aviat millor, Jesús en el centre de
les nostres comunitats, mai experimentarem la seva presència enmig nostre.
Si tornem a Galilea, la “presència invisible” de Jesús
ressuscitat adquirirà trets humans en llegir els relats evangèlics, i la seva
“presència silenciosa” recobrarà veu concreta en escoltar les seves paraules
d’encoratjament.
Domingo de
Ramos (A) Mateo 26,14-27,66
NADA LO PUDO DETENER
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
NADA LO PUDO DETENER
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 09/04/14.- La ejecución del Bautista
no fue algo casual. Según una idea muy extendida en el pueblo judío, el destino
que espera al profeta es la incomprensión, el rechazo y, en muchos casos, la
muerte. Probablemente, Jesús contó desde muy pronto con la posibilidad de un
final violento.
Jesús no fue un suicida ni buscaba el martirio. Nunca
quiso el sufrimiento ni para él ni para nadie. Dedicó su vida a combatirlo en
la enfermedad, las injusticias, la marginación o la desesperanza. Vivió
entregado a “buscar el reino de Dios y su justicia”: ese mundo más digno y
dichoso para todos, que busca su Padre.
Si acepta la persecución y el martirio es por
fidelidad a ese proyecto de Dios que no quiere ver sufrir a sus hijos e hijas.
Por eso, no corre hacia la muerte, pero tampoco se echa atrás. No huye ante las
amenazas, tampoco modifica ni suaviza su mensaje.
Le habría sido fácil evitar la ejecución. Habría
bastado con callarse y no insistir en lo que podía irritar en el templo o en el
palacio del prefecto romano. No lo hizo. Siguió su camino. Prefirió ser
ejecutado antes que traicionar su conciencia y ser infiel al proyecto de Dios,
su Padre.
Aprendió a vivir en un clima de inseguridad,
conflictos y acusaciones. Día a día se fue reafirmando en su misión y siguió
anunciando con claridad su mensaje. Se atrevió a difundirlo no solo en las
aldeas retiradas de Galilea, sino en el entorno peligroso del templo. Nada lo
detuvo.
Morirá fiel al Dios en el que ha confiado siempre.
Seguirá acogiendo a todos, incluso a pecadores e indeseables. Si terminan
rechazándolo, morirá como un “excluido” pero con su muerte confirmará lo que ha
sido su vida entera: confianza total en un Dios que no rechaza ni excluye a
nadie de su perdón.
Seguirá buscando el reino de Dios y su justicia,
identificándose con los más pobres y despreciados. Si un día lo ejecutan en el
suplicio de la cruz, reservado para esclavos, morirá como el más pobre y
despreciado, pero con su muerte sellará para siempre su fe en un Dios que
quiere la salvación del ser humano de todo lo que lo esclaviza.
Los seguidores de Jesús descubrimos el Misterio último
de la realidad, encarnado en su amor y entrega extrema al ser humano. En el
amor de ese crucificado está Dios mismo identificado con todos los que sufren,
gritando contra todas las injusticias y perdonando a los verdugos de todos los
tiempos. En este Dios se puede creer o no creer, pero no es posible burlarse de
él. En él confiamos los cristianos. Nada lo detendrá en su empeño de salvar a
sus hijos. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus
artículos, indicando su procedencia).
.
RES NO EL VA
PODER ATURAR
José Antonio
Pagola.
L’execució del Baptista no va ser una cosa casual.
Segons una idea molt estesa en el poble jueu, el destí que espera al profeta és
la incomprensió, el rebuig i, en molts casos, la mort. Probablement, Jesús va
comptar des de molt aviat amb la possibilitat d’un final violent.
Jesús no va ser un suïcida ni buscava el martiri. Mai
va voler el sofriment ni per a ell ni per a ningú. Va dedicar la seva vida a
combatre’l en la malaltia, les injustícies, la marginació o la desesperança. Va
viure entregat a “cercar el regne de Déu i la seva justícia”: aquest món més
digne i més feliç per a tothom, que cerca el seu Pare.
Si accepta la persecució i el martiri és per fidelitat
a aquest projecte de Déu que no vol veure patir els seus fills i les seves
filles. Per això, no corre cap a la mort, però tampoc es fa enrere. No fuig
davant les amenaces, tampoc modifica ni suavitza el seu missatge.
Li hauria estat fàcil d’evitar l’execució. N’hi hauria
hagut prou amb callar i no insistir en allò que podia irritar al temple o al
palau del prefecte romà. No ho va fer. Va seguir el seu camí. Va preferir ser
executat abans que trair la seva consciència i ser infidel al projecte de Déu,
el seu Pare.
Va aprendre a viure en un clima d’inseguretat,
conflictes i acusacions. Dia a dia es va anar reafirmant en la seva missió i va
seguir anunciant amb claredat el seu missatge. Es va atrevir a difondre’l no
només en els llogarets apartats de Galilea, sinó en l’entorn perillós del
temple. Res el va aturar.
Morirà fidel al Déu en què ha confiat sempre. Seguirà
acollint tothom, fins i tot a pecadors i indesitjables. Si acaben rebutjant-lo,
morirà com un “exclòs” però amb la seva mort confirmarà el que ha estat la seva
vida sencera: confiança total en un Déu que no rebutja ni exclou ningú del seu
perdó.
Continuarà cercant el Regne de Déu i la seva justícia,
identificant-se amb els més pobres i menyspreats. Si un dia l’executen en el
suplici de la creu, reservat per a esclaus, morirà com el més pobre i
menyspreat, però amb la seva mort segellarà per sempre la seva fe en un Déu que
vol la salvació de l’ésser humà de tot allò que l’esclavitza.
Els seguidors de Jesús descobrim el Misteri últim de
la realitat, encarnat en el seu amor i entrega extrema a l’ésser humà. En
l’amor d’aquest crucificat hi ha Déu mateix identificat amb tots els que
pateixen, cridant contra totes les injustícies i perdonant als botxins de tots
els temps. En aquest Déu s’hi pot creure o no creure-hi, però no és possible
burlar-se’n. Hi confiem els cristians. Res no l’aturarà en el seu afany de
salvar els seus fills.
5 Cuaresma (A) Juan 11, 1- 45
UN PROFETA QUE LLORA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA,
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 02/04/14.- Jesús nunca oculta su
cariño hacia tres hermanos que viven en Betania. Seguramente son los que lo
acogen en su casa siempre que sube a Jerusalén. Un día Jesús recibe un recado:
nuestro hermano Lázaro, “tu amigo”, está enfermo. Al poco tiempo, Jesús se
encamina hacia la pequeña aldea.
Cuando se presenta, Lázaro ha muerto ya. Al verlo
llegar, María, la hermana más joven, se echa a llorar. Nadie la puede consolar.
Al ver llorar a su amiga y también a los judíos que la acompañan, Jesús no
puede contenerse. También él “se echa a llorar” junto a ellos. La gente
comenta: “¡Cómo lo quería!“.
Jesús no llora solo por la muerte de un amigo muy
querido. Se le rompe el alma al sentir la impotencia de todos ante la muerte.
Todos llevamos en lo más íntimo de nuestro ser un deseo insaciable de vivir.
¿Por qué hemos de morir? ¿Por qué la vida no es más dichosa, más larga, más
segura, más vida?
El hombre de hoy, como el de todas las épocas, lleva
clavada en su corazón la pregunta más inquietante y más difícil de responder:
¿Qué va a ser de todos y cada uno de nosotros? Es inútil tratar de engañarnos.
¿Qué podemos hacer? ¿Rebelarnos? ¿Deprimirnos?
Sin duda, la reacción más generalizada es olvidarnos y
“seguir tirando”. Pero, ¿no está el ser humano llamado a vivir su vida y a
vivirse a sí mismo con lucidez y responsabilidad? ¿Solo a nuestro final hemos
de acercarnos de forma inconsciente e irresponsable, sin tomar postura alguna?
Ante el misterio último de nuestro destino no es
posible apelar a dogmas científicos ni religiosos. No nos pueden guiar más allá
de esta vida. Más honrada parece la postura del escultor Eduardo Chillida al
que, en cierta ocasión, le escuché decir: “De la muerte, la razón me dice que
es definitiva. De la razón, la razón me dice que es limitada”.
Los cristianos no sabemos de la otra vida más que los
demás. También nosotros nos hemos de acercar con humildad al hecho oscuro de
nuestra muerte. Pero lo hacemos con una confianza radical en la Bondad del
Misterio de Dios que vislumbramos en Jesús. Ese Jesús al que, sin haberlo
visto, amamos y, sin verlo aún, le damos nuestra confianza.
Esta confianza no puede ser entendida desde fuera.
Sólo puede ser vivida por quien ha respondido, con fe sencilla, a las palabras
de Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida. ¿Crees tú esto?”.
Recientemente, Hans Küng, el teólogo católico más crítico del siglo veinte,
cercano ya a su final, ha dicho que para él morirse es “descansar en el
misterio de la misericordia de Dios”. (Eclesalia Informativo autoriza y
recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
UN PROFETA QUE
PLORA
José Antonio
Pagola.
Jesús mai no oculta el seu afecte cap a tres germans
que viuen a Betània. Segurament són els que l’acullen a casa sempre que puja a
Jerusalem. Un dia Jesús rep un encàrrec: el nostre germà Llàtzer, “el teu
amic”, està malalt. Al cap de poca estona, Jesús s’encamina vers el petit llogaret.
Quan es presenta, Llàtzer ja és mort. En veure’l
arribar, Maria, la germana més jove, es posa a plorar. Ningú la pot consolar.
En veure plorar la seva amiga i també els jueus que l’acompanyen, Jesús no pot
contenir-se. També Jesús “començà a plorar” amb ells. La gent comenta: “Mireu
com l’estimava”.
Jesús no plora només per la mort d’un amic molt
estimat. Se li trenca l’ànima en sentir la impotència de tots davant la mort.
Tots portem en el més pregon del nostre ésser un desig insaciable de viure. Per
què hem de morir? Per què la vida no és més feliç, més llarga, més segura, més
vida?
L’home d’avui, com el de totes les èpoques, porta
clavada en el seu cor la pregunta més inquietant i més difícil de respondre:
Què serà de tots i cadascun de nosaltres? És inútil intentar enganyar-nos. Què
podem fer? ¿Revelar-nos? ¿Deprimir-nos?
Sens dubte, la reacció més generalitzada és oblidar i
“seguir tirant”. Però, l’ésser humà, no està cridat a viure la seva vida i a
viure’s a si mateix amb lucidesa i responsabilitat? ¿Només a la nostra fi hem
d’apropar-nos-hi de manera inconscient i irresponsable, sense prendre cap
postura?
Davant el misteri últim de la nostra destinació no és
possible apel•lar a dogmes científics ni religiosos. No ens poden guiar més
enllà d’aquesta vida. Més honrada sembla la postura de l’escultor Eduardo
Chillida a qui, una vegada, li vaig sentir dir: “De la mort, la raó em diu que
és definitiva. De la raó, la raó em diu que és limitada”.
Els cristians, de l’altra vida no en sabem pas més que
els altres. També nosaltres ens hem d’acostar amb humilitat al fet fosc de la
nostra mort. Però ho fem amb una confiança radical en la Bondat del Misteri de
Déu que albirem en Jesús. Aquest Jesús a qui, sense haver-lo vist, l’estimem i,
sense veure’l encara, li donem la nostra confiança.
Aquesta confiança no pot ser entesa des de fora. Només
pot ser viscuda per qui ha respost, amb fe senzilla, les paraules de Jesús: “Jo
sóc la resurrecció i la vida. Ho creus, això?” Recentment, Hans Küng, el
teòleg catòlic més crític del segle vint, proper ja al seu final, ha dit que
per a ell morir és “descansar en el misteri de la misericòrdia de Déu”.
4 Cuaresma
(A) Juan 9,1- 41
PARA EXCLUÍDOS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA,
PARA EXCLUÍDOS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA,
ECLESALIA, 26/03/14.- Es ciego de
nacimiento. Ni él ni sus padres tienen culpa alguna, pero su destino quedará
marcado para siempre. La gente lo mira como un pecador castigado por Dios. Los
discípulos de Jesús le preguntan si el pecado es del ciego o de sus padres.
Jesús lo mira de manera diferente. Desde que lo ha
visto, solo piensa en rescatarlo de aquella vida desgraciada de mendigo,
despreciado por todos como pecador. Él se siente llamado por Dios a defender,
acoger y curar precisamente a los que viven excluidos y humillados.
Después de una curación trabajosa en la que también él
ha tenido que colaborar con Jesús, el ciego descubre por vez primera la luz. El
encuentro con Jesús ha cambiado su vida. Por fin podrá disfrutar de una vida
digna, sin temor a avergonzarse ante nadie.
Se equivoca. Los dirigentes religiosos se sienten
obligados a controlar la pureza de la religión. Ellos saben quién no es pecador
y quién está en pecado. Ellos decidirán sipuede ser aceptado en la comunidad
religiosa.
El mendigo curado confiesa abiertamente que ha sido
Jesús quien se le ha acercado y lo ha curado, pero los fariseos lo rechazan
irritados: “Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”. El hombre
insiste en defender a Jesús: es un profeta, viene de Dios. Los fariseos no lo
pueden aguantar: “Empecatado naciste de pies a cabeza y, ¿tú nos vas a dar
lecciones a nosotros?”.
El evangelista dice que, “cuando Jesús oyó que lo
habían expulsado, fue a encontrarse con él”. El diálogo es breve. Cuando
Jesús le pregunta si cree en el Mesías, el expulsado dice: “Y, ¿quién es,
Señor, para que crea en él?”. Jesús le responde conmovido: No esta lejos de
ti. “Lo estás viendo; el que te está hablando, ese es”. El mendigo le
dice: “Creo, Señor”.
Así es Jesús. Él viene siempre al encuentro de
aquellos que no son acogidos oficialmente por la religión. No abandona a
quienes lo buscan y lo aman aunque sean excluidos de las comunidades e
instituciones religiosas. Los que no tienen sitio en nuestras iglesias tienen
un lugar privilegiado en su corazón.
¿Quien llevará hoy este mensaje de Jesús hasta esos
colectivos que, en cualquier momento, escuchan condenas públicas injustas de
dirigentes religiosos ciegos; que se acercan a las celebraciones cristianas con
temor a ser reconocidos; que no pueden comulgar con paz en nuestras
eucaristías; que se ven obligados a vivir su fe en Jesús en el silencio de su
corazón, casi de manera secreta y clandestina? Amigos y amigas desconocidos, no
lo olvidéis: cuando los cristianos os rechazamos, Jesús os está
acogiendo.(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus
artículos, indicando su procedencia).
PER EXCLOSOS
José Antonio
Pagola.Traductor:Francesc Bragulat
És cec de naixement. Ni ell ni els seus pares en tenen
cap culpa, però el seu destí quedarà marcat per sempre. La gent el mira com un
pecador castigat per Déu. Els deixebles de Jesús li pregunten si el pecat és
del cec o dels seus pares.
Jesús el mira de manera diferent. Des que l’ha vist,
només pensa en rescatar-lo d’aquella vida desgraciada de captaire, menyspreat
per tots com pecador. Ell se sent cridat per Déu a defensar, acollir i guarir
precisament els que viuen exclosos i humiliats.
Després d’una guarició treballosa en què també ell ha
hagut de col•laborar amb Jesús, el cec descobreix per primera vegada la llum. La
trobada amb Jesús ha canviat la seva vida. Per fi podrà gaudir d’una vida
digna, sense por d’avergonyir-se davant de ningú.
S’equivoca. Els dirigents religiosos se senten
obligats a controlar la puresa de la religió. Ells saben qui no és pecador i
qui està en pecat. Ells decidiran si pot ser acceptat en la comunitat
religiosa.
El captaire guarit confessa obertament que ha estat
Jesús qui se li ha acostat i l’ha guarit, però els fariseus el rebutgen
irritats: “Aquest home és un pecador”. L’home insisteix a defensar
Jesús: és un profeta, ve de Déu. Els fariseus no ho poden aguantar: “Tot tu
vas néixer en pecat, i ens vols donar lliçons?”
L’evangelista diu que, “Quan Jesús va sentir que
l’havien fet fora, va anar a trobar-lo”. El diàleg és breu. Quan Jesús li
pregunta si creu en el Messies, l’expulsat diu: “I qui és, Senyor, perquè hi
pugui creure?” Jesús li respon commogut: No és lluny de tu. “Ja l’has
vist: és el qui et parla”. El captaire li diu: “Hi crec, Senyor”.
Així és Jesús. Ell ve sempre a l’encontre d’aquells
que no són acollits oficialment per la religió. No abandona els qui el cerquen
i l’estimen encara que siguin exclosos de les comunitats i institucions
religioses. Els que no tenen lloc en les nostres esglésies tenen un lloc
privilegiat en el seu cor.
Qui portarà avui aquest missatge de Jesús fins aquests
col•lectius que, en qualsevol moment, senten condemnes públiques injustes de
dirigents religiosos cecs; que s’acosten a les celebracions cristianes amb por
de ser reconeguts; que no poden combregar amb pau en les nostres eucaristies;
que es veuen obligats a viure la seva fe en Jesús en el silenci del seu cor,
gairebé de manera secreta i clandestina? Amics i amigues desconeguts, no ho
oblideu: quan els cristians us rebutgem, Jesús us està acollint.
3 Cuaresma
(A) Juan 4, 5-42
A GUSTO CON DIOS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA,
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
A GUSTO CON DIOS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA,
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 19/03/13.- La escena es
cautivadora. Cansado del camino, Jesús se sienta junto al manantial de Jacob.
Pronto llega una mujer a sacar agua. Pertenece a un pueblo semipagano,
despreciado por los judíos. Con toda espontaneidad, Jesús inicia el diálogo. No
sabe mirar a nadie con desprecio, sino con ternura grande. “Mujer, dame de
beber”.
La mujer queda sorprendida. ¿Cómo se atreve a entrar
en contacto con una samaritana? ¿cómo se rebaja a hablar con una mujer
desconocida?. Las palabras de Jesús la sorprenderán todavía más: “Si
conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y
él te daría del agua de la vida”.
Son muchas las personas que, a lo largo de estos años,
se han ido alejando de Dios, sin apenas advertir lo que realmente estaba
ocurriendo en su interior. Hoy Dios les resulta un “ser extraño”. Todo lo que
está relacionado con él, les parece vacío y sin sentido: un mundo infantil,
cada vez más lejano.
Los entiendo. Sé lo que pueden sentir. También yo me
he ido alejando poco a poco de aquel “Dios de mi infancia” que despertaba
dentro de mí tantos miedos desazón y malestar. Probablemente, sin Jesús nunca
me hubiera encontrado con un Dios que hoy es para mí un Misterio de bondad: una
presencia amistosa y acogedora en quien puedo confiar siempre.
Nunca me ha atraído la tarea de verificar mi fe con
pruebas científicas: creo que es un error tratar el misterio de Dios como si
fuera un objeto de laboratorio. Tampoco los dogmas religiosos me han ayudado a
encontrarme con Dios. Sencillamente me he dejado conducir por una confianza en
Jesús que ha ido creciendo con los años.
No sabría decir exactamente cómo se sostiene hoy mi fe
en medio de una crisis religiosa que me sacude también a mí como a todos. Solo
diría que Jesús me ha traído a vivir la fe en Dios de manera sencilla desde el
fondo de mi ser. Si yo escucho, Dios no se calla. Si yo me abro, él no se
encierra. Si yo me confío, él me acoge. Si yo me entrego, él me sostiene. Si yo
me hundo, él me levanta.
Creo que la experiencia primera y más importante es
encontrarnos a gusto con Dios porque lo percibimos como una “presencia
salvadora”. Cuando una persona sabe lo que es vivir a gusto con Dios porque, a
pesar de nuestra mediocridad, nuestros errores y egoísmos, él nos acoge tal
como somos, y nos impulsa a enfrentarnos a la vida con paz, difícilmente
abandonará la fe. Muchas personas están hoy abandonando a Dios antes de haberlo
conocido. Si conocieran la experiencia de Dios que Jesús contagia, lo buscarían.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos,
indicando su procedencia).
A GUST AMB
DÉU
José Antonio
Pagola.
L’escena és captivadora. Cansat de caminar, Jesús
s’asseu al costat del pou de Jacob. Aviat arriba una dona a treure aigua.
Pertany a un poble semipagà, menyspreat pels jueus. Amb tota espontaneïtat,
Jesús inicia el diàleg. No sap mirar ningú amb menyspreu, sinó amb tendresa
gran. “Dóna’m aigua”.
La dona queda sorpresa. Com s’atreveix a entrar en
contacte amb una samaritana? Com es rebaixa a parlar amb una dona desconeguda?
Les paraules de Jesús la sorprendran encara més: “Si sabessis quin és el do de
Déu i qui és el qui et diu: “Dóna’m aigua”, ets tu qui li n’hauries demanada, i
ell t’hauria donat aigua viva”.
Són moltes les persones que, al llarg d’aquests anys,
s’han anat allunyant de Déu, gairebé sense advertir el que realment estava
passant al seu interior. Avui Déu els resulta un “ésser estrany”. Tot el que
està relacionat amb ell, els sembla buit i sense sentit: un món infantil, cada
vegada més llunyà.
Els entenc. Sé el que poden sentir. Jo també m’he anat
allunyant a poc a poc d’aquell “Déu de la meva infantesa” que despertava dins
meu tantes pors, neguits i malestar. Probablement, sense Jesús mai m’hagués
trobat amb un Déu que avui és per a mi un Misteri de bondat: una presència
amistosa i acollidora en qui puc confiar sempre.
Mai m’ha atret la tasca de verificar la meva fe amb
proves científiques: crec que és un error tractar el misteri de Déu com si fos
un objecte de laboratori. Tampoc els dogmes religiosos m’han ajudat a trobar-me
amb Déu. Senzillament m’he deixat conduir per una confiança en Jesús que ha
anat creixent amb els anys.
No sabria dir exactament com se sosté avui la meva fe
enmig d’una crisi religiosa que em sacseja també a mi com a tothom. Només diria
que Jesús m’ha portat a viure la fe en Déu de manera senzilla des del fons del
meu ésser. Si jo escolto, Déu no calla. Si jo m’obro, ell no es tanca. Si jo em
confio, ell m’acull. Si jo em lliuro, ell em sosté. Si jo m’enfonso, ell
m’aixeca.
Crec que l’experiència primera i més important és
trobar-nos a gust amb Déu perquè el percebem com una “presència salvadora”.
Quan una persona sap el que és viure a gust amb Déu perquè, malgrat la nostra
mediocritat, els nostres errors i egoismes, ell ens acull tal com som, i ens
impulsa a enfrontar-nos a la vida amb pau, difícilment abandonarà la fe. Moltes
persones estan avui abandonant Déu abans d’haver-lo conegut. Si coneguessin
l’experiència de Déu que Jesús encomana, el buscarien.
2. Cuaresma
(A) Mateo 17, 1-9
ESCUCHAR A JESÚS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA,
ESCUCHAR A JESÚS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA,
ECLESALIA, 12/03/14.- El centro de ese relato
complejo, llamado tradicionalmente “La transfiguración de Jesús”, lo ocupa una
Voz que viene de una extraña “nube luminosa”, símbolo que se emplea en la
Biblia para hablar de la presencia siempre misteriosa de Dios que se nos
manifiesta y, al mismo tiempo, se nos oculta.
La Voz dice estas palabras: “Este es mi Hijo, el
amado, mi predilecto. Escuchadlo”. Los discípulos no han de confundir a
Jesús con nadie, ni siquiera con Moisés y Elías, representantes y testigos del
Antiguo Testamento. Solo Jesús es el Hijo querido de Dios, el que tiene su
rostro “resplandeciente como el sol”.
Pero la Voz añade algo más: “Escuchadlo”. En
otros tiempos, Dios había revelado su voluntad por medio de los “diez mandatos”
de la Ley. Ahora la voluntad de Dios se resume y concreta en un solo mandato:
escuchad a Jesús. La escucha establece la verdadera relación entre los
seguidores y Jesús.
Al oír esto, los discípulos caen por los suelos “llenos
de espanto”. Están sobrecogidos por aquella experiencia tan cercana de
Dios, pero también asustados por lo que han oído: ¿podrán vivir escuchando solo
a Jesús, reconociendo solo en él la presencia misteriosa de Dios?
Entonces, Jesús “se acerca y, tocándolos, les dice:
Levantaos. No tengáis miedo”. Sabe que necesitan experimentar su cercanía
humana: el contacto de su mano, no solo el resplandor divino de su rostro.
Siempre que escuchamos a Jesús en el silencio de nuestro ser, sus primeras
palabras nos dicen: Levántate, no tengas miedo.
Muchas personas solo conocen a Jesús de oídas. Su
nombre les resulta, tal vez, familiar, pero lo que saben de él no va más allá
de algunos recuerdos e impresiones de la infancia. Incluso, aunque se llamen
cristianos, viven sin escuchar en su interior a Jesús. Y, sin esa experiencia,
no es posible conocer su paz inconfundible ni su fuerza para alentar y sostener
nuestra vida.
Cuando un creyente se detiene a escuchar en silencio a
Jesús, en el interior de su conciencia, escucha siempre algo como esto: “No
tengas miedo. Abandónate con toda sencillez en el misterio de Dios. Tu poca fe
basta. No te inquietes. Si me escuchas, descubrirás que el amor de Dios
consiste en estar siempre perdonándote. Y, si crees esto, tu vida cambiará.
Conocerás la paz del corazón”.
En el libro del Apocalipsis se puede leer así: “Mira,
estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en
su casa”. Jesús llama a la puerta de cristianos y no cristianos. Le podemos
abrir la puerta o lo podemos rechazar. Pero no es lo mismo vivir con Jesús que
sin él. (Eclesalia
Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su
procedencia).
ESCOLTAR
JESÚS
José Antonio
Pagola.
El centre d’aquest relat complex, anomenat
tradicionalment “La transfiguració de Jesús”, l’ocupa una veu que ve d’un
estrany “núvol lluminós”, símbol que s’empra en la Bíblia per parlar de la
presència sempre misteriosa de Déu que se’ns manifesta i, a la vegada, se’ns
oculta.
La Veu diu aquestes paraules: “Aquest és el meu
Fill, el meu estimat, en qui m’he complagut; escolteu-lo”. Els deixebles no
han de confondre Jesús amb ningú, ni tan sols amb Moisès i Elies, representants
i testimonis de l’Antic Testament. Només Jesús és el Fill estimat de Déu, el
que té la cara “resplendent com el sol”.
Però la Veu hi afegeix una mica més: “Escolteu-lo”. En
altres temps, Déu havia revelat la seva voluntat per mitjà dels “deu manaments”
de la Llei. Ara la voluntat de Déu es resumeix i concreta en un sol manament:
escolteu Jesús. L’escolta estableix la veritable relació entre els seguidors i
Jesús.
En sentir això, els deixebles cauen per terra “plens
de gran temor”. Estan esglaiats per aquella experiència tan propera de Déu,
però també espantats pel que han sentit: podran viure escoltant només Jesús,
reconeixent només en ell la presència misteriosa de Déu?
Llavors, Jesús “s’acostà, els tocà i digué:
Aixequeu-vos, no tingueu por”. Sap que necessiten experimentar la seva
proximitat humana: el contacte de la seva mà, no només la resplendor divina del
seu rostre. Sempre que escoltem Jesús en el silenci del nostre ésser, les seves
primeres paraules ens diuen: Aixeca’t, no tinguis por.
Moltes persones només coneixen Jesús de sentides. El
seu nom els resulta, potser, familiar, però el que saben d’ell no va més enllà
d’alguns records i impressions de la infantesa. Fins i tot, encara que es
diguin cristians, viuen sense escoltar al seu interior Jesús. I, sense aquesta
experiència, no és possible conèixer la seva pau inconfusible ni la seva força
per encoratjar i sostenir la nostra vida.
Quan un creient s’atura a escoltar en silenci Jesús, a
l’interior de la seva consciència, escolta sempre alguna cosa com això: “No
tinguis por. Abandona’t amb tota senzillesa en el misteri de Déu. Amb la teva
poca fe, n’hi ha prou. No t’inquietis. Si m’escoltes, descobriràs que l’amor de
Déu consisteix a estar sempre perdonant-te. I, si creus això, la teva vida
canviarà. Coneixeràs la pau del cor”.
En el llibre de l’Apocalipsi es pot llegir això:
“Mira, sóc a la porta i truco, si algú escolta la meva veu i obre la porta,
entraré a casa seva”. Jesús truca a la porta de cristians i no cristians. Li
podem obrir la porta o el podem rebutjar. Però no és el mateix viure amb Jesús
que sense ell.
1 Cuaresma
(A) Mateo 4, 1-11
NUESTRA GRAN TENTACIÓN
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
NUESTRA GRAN TENTACIÓN
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 05/03/14.- La escena de “las
tentaciones de Jesús” es un relato que no hemos de interpretar ligeramente. Las
tentaciones que se nos describen no son propiamente de orden moral. El relato
nos está advirtiendo de que podemos arruinar nuestra vida, si nos desviamos del
camino que sigue Jesús.
La primera tentación es de importancia decisiva, pues
puede pervertir y corromper nuestra vida de raíz. Aparentemente, a Jesús se le
ofrece algo bien inocente y bueno: poner a Dios al servicio de su hambre.
“Si eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”.
Sin embargo, Jesús reacciona de manera rápida y
sorprendente: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale
de boca de Dios”. No hará de su propio pan un absoluto. No pondrá a Dios al
servicio de su propio interés, olvidando el proyecto del Padre. Siempre buscará
primero el reino de Dios y su justicia. En todo momento escuchará su Palabra.
Nuestra necesidades no quedan satisfechas solo con
tener asegurado nuestro pan. El ser humano necesita y anhela mucho más.
Incluso, para rescatar del hambre y la miseria a quienes no tienen pan, hemos
de escuchar a Dios, nuestro Padre, y despertar en nuestra conciencia el hambre
de justicia, la compasión y la solidaridad.
Nuestra gran tentación es hoy convertirlo todo en pan.
Reducir cada vez más el horizonte de nuestra vida a la mera satisfacción de
nuestros deseos; hacer de la obsesión por un bienestar siempre mayor o del
consumismo indiscriminado y sin límites el ideal casi único de nuestras vidas.
Nos engañamos si pensamos que ese es el camino a
seguir hacia el progreso y la liberación. ¿No estamos viendo que una sociedad
que arrastra a las personas hacia el consumismo sin límites y hacia la
autosatisfacción, no hace sino generar vacío y sinsentido en las personas, y
egoísmo, insolidaridad e irresponsabilidad en la convivencia?
¿Por qué nos estremecemos de que vaya aumentando de
manera trágica el número de personas que se suicidan cada día? ¿Por qué
seguimos encerrados en nuestro falso bienestar, levantando barreras cada vez
más inhumanas para que los hambrientos no entren en nuestros países, no lleguen
hasta nuestras residencias ni llamen a nuestra puerta?
La llamada de Jesús nos puede ayudar a tomar más
conciencia de que no sólo de bienestar vive el hombre. El ser humano necesita
también cultivar el espíritu, conocer el amor y la amistad, desarrollar la
solidaridad con los que sufren, escuchar su conciencia con responsabilidad,
abrirse al Misterio último de la vida con esperanza. (Eclesalia Informativo
autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
LA NOSTRA
GRAN TEMPTACIÓ
José Antonio
Pagola.
L’escena de “les temptacions de Jesús” és un relat que
no hem d’interpretar lleugerament. Les temptacions que se’ns descriuen no són
pròpiament d’ordre moral. El relat ens està advertint que podem arruïnar la
nostra vida, si ens desviem del camí que segueix Jesús.
La primera temptació és d’importància decisiva, ja que
pot pervertir i corrompre la nostra vida d’arrel. Aparentment, a Jesús se li
ofereix quelcom ben innocent i bo: posar Déu al servei de la seva gana. “Si
ets Fill de Déu, digues que aquestes pedres es tornin pans”.
No obstant això, Jesús reacciona de manera ràpida i
sorprenent: “L’home no viu només de pa; viu de tota paraula que surt de la boca
de Déu”. No farà del seu propi pa un absolut. No posarà Déu al servei del
seu propi interès, oblidant el projecte del Pare. Sempre buscarà primer el
Regne de Déu i la seva justícia. En tot moment escoltarà la seva Paraula.
Les nostres necessitats no queden satisfetes només amb
tenir assegurat el nostre pa. L’ésser humà necessita i anhela molt més. Fins i
tot, per rescatar de la fam i la misèria els qui no tenen pa, hem d’escoltar
Déu, el nostre Pare, i despertar en la nostra consciència la fam de justícia,
la compassió i la solidaritat.
La nostra gran temptació és avui convertir-ho tot en
pa. Reduir cada vegada més l’horitzó de la nostra vida a la mera satisfacció
dels nostres desitjos, fer de l’obsessió per un benestar sempre major o del
consumisme indiscriminat i sense límits, l’ideal gairebé únic de les nostres
vides.
Ens enganyem si pensem que aquest és el camí a seguir
cap al progrés i l’alliberament. No ens adonem que una societat que arrossega
les persones cap al consumisme sense límits i cap a la autosatisfacció, no fa
sinó generar buit i sense sentit en les persones, i egoisme, insolidaritat i
irresponsabilitat en la convivència?
Per què ens fa esgarrifar que vagi augmentant de
manera tràgica el nombre de persones que se suïciden cada dia? Per què
continuem tancats al nostre fals benestar, aixecant barreres cada vegada més
inhumanes perquè els famolencs no entrin en els nostres països, no arribin fins
a les nostres residències ni truquin a la nostra porta?
La crida de Jesús ens pot ajudar a prendre més
consciència que no només de benestar viu l’home. L’ésser humà necessita també
cultivar l’esperit, conèixer l’amor i l’amistat, desenvolupar la solidaritat
amb els que pateixen, escoltar la seva consciència amb responsabilitat,
obrir-se al Misteri últim de la vida amb esperança.