6 febrero, 2014
PAN, CARNE,
SAL y LUZ
MARI PAZ LÓPEZ SANTOS
MADRID.
MARI PAZ LÓPEZ SANTOS
MADRID.
ECLESALIA, 06/02/14.- Pudiera parecer, leyendo el
título, que he empezado haciendo la lista de la compra, incluyendo, de forma
breve, la adquisición de alguna bombilla. No, no va por ahí la cosa.
Las dos primeras palabras del título -pan y carne- las
tomo de Isaias 58,7-10; y las dos siguientes –sal y luz- de Mateo 5, 13-16. Así
empieza mi reflexión sobre la primera lectura y el evangelio que escucharemos o
leeremos personalmente en próximo domingo, día de la CAMPAÑA CONTRA EL
HAMBRE de MANOS UNIDAS.
Isaías, con la claridad y elocuencia que le
caracteriza, dice: “Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los
pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia carne”
Cuando no partes ni repartes, no hospedas y no viste… estás cerrándote a tu
propia carne (todos somos iguales aunque no siempre lo creamos) o te encierras
en tu propia carne, en un delirio de autofagia destructiva. En cualquier caso,
te pudres. Pero si partes y repartes, hospedas y vistes, sigue diciendo Isaías:
“… enseguida te brotará la carne sana” (…) “tu oscuridad se volverá
mediodía”.
Seguimos en la oscuridad, año tras años, son ya muchos
años de Campaña contra el Hambre y sigue habiendo hambre, miseria, deterioro
medioambiental, y cada vez más seres humanos atravesando la frontera de la
exclusión con un cartel que le han colgado al cuello que dice: “NO EXISTO”.
“La Humanidad avanza por una vía de ruina, movida por
la avaricia y la ignorancia a corto plazo” (…) “Los políticos temen decir la
verdad allí donde hay ‘lobbys’ poderosos…”. ¿Quién ha dicho esto? ¿El Papa Francisco? No, son
palabras de Jeffrey D. Sanch, profesor de Desarrollo Sostenible y de Política y
Gestión de la Salud, director del Instituto de la Tierra en la Universidad de
Columbia, además de asesor especial del secretario general de la ONU sobre los
Objetivos de Desarrollo del Milenio (El País 02/02/14)
También el Papa Francisco, en el documento “La Alegría
del Evangelio” denuncia abiertamente la injusticia económica:
“Hoy debemos decir no a una economía de la exclusión y
de la desigualdad social. Esta economía mata. No es posible que la muerte por
congelamiento de un anciano sin abrigo no sea noticia, mientras sí lo es la
caída de dos puntos de la Bolsa. Esto es exclusión. No se puede tolerar más el
hecho de tirar comida a la basura cuando hay personas que pasan hambre. Esto es
desigualdad social.
Hoy todo entra en el juego de la competitividad y de
la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como
consecuencia de dicha situación, grandes masas de población se ven excluidas y
marginadas: sin trabajo, sin perspectivas, en un callejón sin salida.
El ser humano es considerado, en sí mismo, como un
bien de consumo que se puede usar y después tirarlo. Así dio comienzo la
cultura de lo descartable, que, además, llega a ser promovida. Ya no se trata
sencillamente del fenómeno de explotación y opresión, sino de una realidad
nueva: con la exclusión se hiere desde su misma raíz la pertenencia a la
sociedad en que se vive, pues quien vive en las favelas, en la periferia o sin
poder ya no está en ella sino fuera. Los excluidos no son explotados, sino
residuos, sobras”. (Evangelii
gaudium)
La denuncia del Papa le ha valido un “premio”. La CNN,
gigantesca empresa de comunicación estadounidense, le ha concedido la “Medalla
de Cartón”, que concede a quienes, según ellos, hablan tonterías en materia de
asuntos de economía. Si quieren saber más les animo a leer el artículo de Frei
Betto, dominico y teólogo de la liberación, titulado “Francisco y la
economía de mercado” (Adital, 26/12/13).
Si este es el panorama mundial para combatir el hambre
en el mundo, sin desanimarnos vayamos a ver que dice Jesús a sus discípulos;
todos, los que le escucharon en directo y Mateo nos lo dejó escrito; y nosotros
que no sabemos tantas veces a donde mirar con el despropósito mundial de estos
tiempos: “Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve
sosa…” (…) “Vosotros sois la luz del mundo…” Si estamos sosos
y fundidos qué vamos a hacer por muchas campañas contra el hambre que se
organicen.
Habrá que echar sal en la herida de la economía
injusta, que pique, que intranquilice, que llegue a cicatrizar. El mismo Papa
Francisco ya se ha ganado esa estúpida “medalla” honorífica porque sus palabras
sobre la economía mundial escuecen a los poderosos.
Si nos encendemos, iluminados por la Luz que todo lo
ilumina, podremos ser como linternas que dirigen la luz a lo oscuro de la
injusticia y la insolidaridad, para que se vea el origen de tanta
deshumanización de guante blanco.
Luces que denuncien las cavernas de acero de los paraísos
fiscales, mausoleos de la corrupción política, económica y financiera, en donde
se encierra la avaricia que no deja crecer a la humanidad ni siquiera en lo
mínimo indispensable: tierra y techo, alimento, salud, educación, trabajo
digno, justicia imparcial, cultura, información, libertad, democracia verdadera
y paz.
Hay millones de seres humanos en todas las latitudes
hambrientos de todos estos “alimentos”, así que colaboremos en la Campaña de
Manos Unidas (manosunidas.org), aportando y denunciando.
La verdadera economía es la del justo disfrute de
estos “alimentos” que hacen crecer al ser humano en una vida digna. Hablemos de
justa economía, aunque los que ponen “medallas de cartón” digan que estamos
tontos. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus
artículos, indicando su procedencia).
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