MUJERES
YOLANDA CHÁVEZ, yolachavez66@gmail.com
LOS ÁNGELES (USA).
YOLANDA CHÁVEZ, yolachavez66@gmail.com
LOS ÁNGELES (USA).
ECLESALIA, 23/03/15.- “Sucederá en los
últimos días” Dice Dios: “Derramaré mi Espíritu sobre todo mortal y
profetizarán vuestras hijas…y sobre ellas derramaré mi Espíritu” (He 2:17-18).
Con el
Espíritu de Dios, te invito a potenciar el murmullo de mujer que débilmente se
escucha entre las hojas de la Biblia, y vamos a pronunciar sus nombres en voz
alta:
María, madre de Jesús, contundente, por
quien todo tiene sentido (Lc 1:46-56).
Febe, que no se dude más de la
existencia de Febe, diaconisa, hermana de la Iglesia y seguidora del Señor, la
que protege, la que escucha, la que cuida, la que visita (Rm 16:1).
Lidia, reconozcamos en Lidia la valentía,
la mujer independiente, líder y cabeza de familia (He 16: 14-15).
Magdalena, amor hasta la muerte y encarnación
de la fidelidad: la de Magdala, María (Jn 20:11-18)
Juana y Susana, admitamos y admiremos como fundamental para el
movimiento de Jesús, la generosidad de Juana y Susana (Lc 8:1-3).
Evodia y Síntique, celebremos la vocación teológica, catequética y
evangelizadora de Evodia y Síntique (Flp 4:2-3).
¡Vamos! Saquemos a las mujeres entre líneas de
versículos ocultadas, espacios como paredes que no dejan ver sus nombres, y han
pasado inadvertidas o han sido desprestigiadas: La viuda, la pecadora, la
esclava, la hija, la esposa, la hermana.
Vamos a
desamordazar a la esclava de los dones (He 16:16-18).
Vamos a escuchar hablar a las hijas de Felipe, mujeres
inteligentes con el don de profecía (He 21: 8-9).
Y
detengámonos a admirar:
La fe en la
vida de la esperanzada hemorroisa (Lc 8:42-44).
La ternura
delicada de quien perfuma los pies (Lc 7:44-46).
La
determinación de una madre sirofenicia (Mc 7: 25-26).
La
sensibilidad para interpretar el escrito de un dedo índice en la tierra
(Jn 8:3-11).
La
solidaridad de las que aman mucho y que “miran desde lejos” (Mt 27:55).
Todas ellas mujeres. Mujeres que engendraron, amaron,
cuidaron, alimentaron, protegieron, pensaron, construyeron, sembraron,
esperaron… mujeres movidas por el Espíritu de Dios.
Ahora,
hagamos luz, hermanas:
Hagamos una reverencia a su recuerdo, mostremos
nuestro respeto a todas, demos valor a su legado, a su herencia y a su
dignidad.
Hagamos luz con nuestro amor, con nuestro trabajo
constante para lograr la equidad de género en todas las estructuras y las
instituciones, con nuestra solidaridad de hermanas de este siglo.
Estas luces iluminarán las hermanas voces de aquellas
generaciones, quizás nos digan sus nombres, podremos tomar sus manos y
acercarnos a admirar las facciones de sus caras hasta poder ver la nuestra
reflejada en sus miradas.
Dice Dios: “Sucederá en los últimos días”… “sobre
ellas derramaré mi Espíritu”. (Eclesalia Informativo autoriza y
recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).