Posted: 22 Feb 2015 04:21 AM PST
Un informe 2015 sobre el
impacto de la crisis, preparado por Social Justice Ireland para Caritas
Europa, revela preocupantes niveles de pobreza y privaciones en los siete
países de la UE más duramente golpeados por la crisis económica: Chipre,
Grecia, Irlanda, Italia, Portugal, Rumania y España.
La UE y sus Estados miembros siguen abordando la crisis
centrándose, principalmente, en las políticas económicas y, sobre todo,
en los gastos de las políticas sociales. Como resultado de ello, la puesta
en marcha de estas políticas está teniendo un impacto devastador en la
población europea, en particular en estos siete países más afectados. La
incapacidad de la UE y de sus Estados miembros a la hora de prestar apoyo
concreto y con el alcance necesario a las personas con dificultades, de
proteger los servicios públicos esenciales y de crear empleo contribuirá a
una prolongación de la crisis.
El informe, titulado "Pobreza y desigualdades al alza: La única solución que
se necesita son sistemas sociales" (sólo disponible en
inglés), es la tercera edición anual de una serie de análisis en profundidad
realizados por Caritas Europa sobre las repercusiones que las políticas de
austeridad están teniendo en los ciudadanos de la UE, en los que también se
constata el creciente número de personas que luchan contra pobreza y la
exclusión social.
El Informe describe una Europa injusta, en la que el riesgo social va en
aumento, los sistemas sociales están siendo reducidos, y las personas y las
familias están bajo presión. Muestra una Europa donde la cohesión social está
desvaneciéndose y donde la confianza de las personas en las instituciones
políticas se está debilitando cada vez más. Esto genera, a largo plazo, un
riesgo cada vez mayor para Europa.
Con este Informe, Caritas Europa cuestiona duramente el discurso oficial,
que sugiere que lo peor de la crisis económica ha terminado. Pero la crisis
no ha remitido y las opciones políticas actuales están teniendo un impacto
extremadamente negativo en las personas vulnerables.
PRINCIPALES CONCLUSIONES
El Informe muestra claramente cómo --después de 6 años de crisis
económica-- los pobres siguen pagando por una crisis que no causaron. Los
pobres son más pobres.
Sus conclusiones se basan en los testimonios de vida de los que son testigos
las distintas Caritas europeas a través de su trabajo con los pobres.
Entre estas constataciones cabe destacar:
• Las políticas de priorizar la austeridad no funcionas para Europa.
Caritas Europa propone adoptar varias soluciones alternativas.
• Existen graves deficiencias en los sistemas de bienestar social de
muchos países europeos, entre ellos los países examinados en este informe.
• El nuevo enfoque debe ser multisectorial para situar a Europa en
un nuevo rumbo y cumplir las promesas de la Europa Social.
• Sigue siendo necesario encontrar una solución justa a la crisis de la
deuda, reconociendo que la conversión de la deuda bancaria en deuda soberana
ha sido injusto para los países afectados.
Las autoridades tienen otras opciones y pueden decidir qué política
utilizar y cuál es más conveniente, basando sus decisiones en la equidad y la
justicia.
El Informe concluye con una serie de recomendaciones claras tanto para
quienes son los principales responsables de la toma de decisiones como para las
partes interesadas, junto con las instituciones comunitarias, las autoridades
nacionales y regionales, y las organizaciones de la sociedad civil. Entre
estas se incluyen:
Garantizar unos ingresos mínimos para todos: cada Gobierno
nacional debe dotarse de un mecanismo para garantizar que todas las personas
reciban ingresos suficientes para vivir con dignidad.
Evasión fiscal: es necesario abordar la evasión fiscal e introducir sistemas justos de
fiscalidad para que todos los sectores de la sociedad, incluido el sector
empresarial, contribuyan con una cuota justa y para que, quienes puedan
hacerlo, paguen más.
Como señala el español Jorge Nuño Mayer, secretario general de
Caritas Europa, "creemos que este Informe contribuye a tomar una mayor
conciencia sobre el impacto de la crisis en los grupos vulnerables. Hace una
llamada a adoptar soluciones políticas alternativas y recuerda que los
políticos tienen varias posibilidades cuando deciden qué medidas adoptar para
paliar los peores efectos de la crisis. El mundo que documenta este informe
no es justo. Y constata, además, que haber dado prioridad a las medidas de
austeridad no ha solucionado la crisis, sino que ha causado problemas
sociales que tendrán un impacto duradero".
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27.02.15
La Industria, motor de la vida futura de Euskadi
(Un artículo de Sabin Azua, Socio Director de B+I
Strategy.)
La
prolongada duración de la crisis económica en que estamos sumergidos en Europa
y en Euskadi en particular sus profundos impactos negativos en la vida de las
personas en términos de desempleo, pérdida de calidad de vida, deterioro
de los niveles de igualdad social, etc., deben provocarnos una reflexión: ¿qué
capacidad tiene nuestro país para desarrollar mecanismos de generación de
riqueza que faciliten el desarrollo económico y la recuperación y mejora de los
elementos de cohesión social?
Como bien
establece el economista americano Paul Krugman “está totalmente demostrado que
una sociedad con profundas desigualdades sociales es un elemento de permanente
lastre al crecimiento, mientras que una adecuada política de distribución de
las rentas constituye una base para una economía más competitiva”. Afirma
asimismo que “no hay ninguna evidencia que demuestre que haciendo más ricos a
los ricos se produzca un enriquecimiento del Territorio en su conjunto, hecho
que si se produce cuando mejoramos las rentas de la población más necesitada”.
Múltiples
fuentes del mundo económico demuestran que los países y regiones donde se
producen menores niveles de desigualdad social obtienen los mayores niveles de
crecimiento sostenido y duradero. Esta situación ha presidido toda la actuación
de las administraciones vascas en los últimos años. No nos descubre nada que no
sepamos en nuestra sociedad – cuyo rasgo distintivo es precisamente éste -,
pero ratifica que el camino que debe seguir Euskadi en su apuesta por el futuro
deberá cimentarse en esta premisa.
Soy
consciente que la vida de muchas personas y familias de nuestro país se
ha deteriorado notablemente, que vivimos situaciones de injusticia, pero creo
que es necesario destacar como elemento claramente positivo que, según un
estudio de EHU-UPV, realizado siguiendo metodología de la Unión Europea,
Euskadi se situaría en segundo lugar a nivel europeo (sólo superado por Suecia)
entre los países con menor nivel de desigualdad social.
Nuestra
apuesta estratégica básica como nación es situarnos al frente de esa
clasificación. Hoy más que nunca necesitamos volver a apostar por la generación
de riqueza, la solidaridad, la instrumentalización de mecanismos de desarrollo
futuro, el reparto equitativo de las rentas, y una educación de calidad.
Solamente con el esfuerzo compartido y la generosidad de nuestras actuaciones
podremos sortear los vericuetos de la difícil situación económica.
Creo firmemente
que para avanzar en esta profundización de nuestra competitividad, debemos
combinar adecuadamente la generación de riqueza y la cohesión social. La
batalla por reducir las desigualdades sociales no se gana simplemente elevando
el gasto social y promoviendo la redistribución de la renta, sino que se apoya
– en primer término – en la generación de riqueza en el territorio. Para mí,
ésta es la primera de las políticas sociales.
La apuesta
central de nuestro país en cuanto a mecanismos de generación de riqueza es la
potenciación de la competitividad de nuestra Industria. La importancia del
sector industrial ha sido reconocida por las economías más avanzadas,
acrecentándose su relevancia en el momento económico que vivimos. Hemos caído
en la cuenta que cuando se pierde la pujanza industrial es terriblemente
complicado reconstruir esa capacidad. Aquellos países que mejor se están
recuperando de la crisis son los que cuentan con una economía basada en una
industria orientada hacia la inserción internacional de productos de valor
añadido.
El nuevo
escenario en el que se moverán nuestras empresas industriales tendrá que hacer
frente a importantes y numerosos retos: creciente complejidad de la competencia
internacional, incorporación de empresas provenientes de los llamados
países emergentes y los BRICs, la configuración de nuevos espacios de
competencia en cada uno de los mercados, la tendencia al fortalecimiento de la
industria en muchos países como eje central de competitividad, la presencia de
nuevas pautas de comportamiento más centradas en el proteccionismo, la
necesidad de crear valor en economías con unos niveles de desempleo elevados,
etc.
Por todo
ello debemos seguir avanzando para situar a la empresa en el centro del modelo
de desarrollo económico y social de nuestro país. La empresa constituye el
espacio natural para la generación de riqueza, promueve la mayoría de la I+D
que se realiza, es el ámbito natural para el desarrollo personal y profesional
de un número significativo de personas del territorio, dinamiza la creación de
empleo sostenible, produce bienes y servicios necesarios, etc.
Como he
comentado previamente el camino para mantener la tensión competitiva de
nuestras empresas es complicado dados los innumerables retos señalados.
En Euskadi
partimos de una posición adecuada para afrontar este reto. Debemos completar
nuestra apuesta por la industria potenciando algunos de nuestros rasgos y
capacidades diferenciales: la capacidad de industrializar procesos, la
construcción de proyectos empresariales basados en/por las personas (sin
parangón en Europa), la interacción cooperativa entre todos los agentes, las
sinergias de la cercanía entre lo público y lo privado, o la creciente
capacidad de interactuar internacionalmente.
Seamos conscientes
que el País, o es industrial o no será.
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03.03.15
“ÉTICA Y FISCALIDAD” - Nuestro compromiso en 2015:
Actuar como contribuyentes éticamente responsables
Un grupo de
laicos de distintos grupos eclesiales (Barandiaran Kristau Elkartea, Cáritas
Diocesana, Fe y Justicia, Itaka y Misiones Diocesanas, Cristianos
Socialistas…), ante la actual situación social y económica que vivimos en
nuestra sociedad, estamos realizando desde 2011 una reflexión para aplicar a
nuestra realidad las orientaciones de la pastoral de los obispos vascos “Una
economía al servicio de las personas”
Las
conclusiones de esa reflexión nos llevaron a proponer, en el ámbito de la
responsabilidad personal, medidas concretas para incrementar la comunicación
cristiana de bienes, promoción de la participación, reforzamiento del papel de
Cáritas y formación en Doctrina Social de la Iglesia.
Por lo que
se refiere a posibles sugerencias a realizar a los creyentes respecto a la
comunicación cristiana de bienes y al comportamiento de los cristianos como
“agentes económicos”, hemos llegado a la conclusión de que lo fundamental es el
ejemplo, con comportamientos diferenciales que puedan resultar indicativos de
responsabilidad y solidaridad especiales de los creyentes.
Proponíamos,
en este sentido, estos SEIS compromisos a los que cada comunidad puede
añadir otros cuatro entre aquellos que considere más oportunos:
Este año
2015, queremos abordar especialmente el punto 3.
2015: “ÉTICA
Y FISCALIDAD”
Ética y
fiscalidad han llegado a parecer dos términos sin relación mutua. La imposición
fiscal se ha presentado como una cuestión técnica, sin implicaciones éticas. A
menudo se ha asociado a una actuación excesiva y arbitraria, hasta injusta, por
parte del Estado respecto del individuo, víctima éste de la voracidad
recaudadora de aquél. Lógicamente, lo justo y lo inteligente, ha sido sortear
de mil maneras los deberes fiscales. Más aún si eran considerados una amenaza
para el crecimiento de la economía y el dinamismo de las empresas.
Sin embargo, uno de los asuntos que la crisis ha puesto al descubierto es
la múltiple relación entre ética y fiscalidad, en varias dimensiones:
La política fiscal es una herramienta decisiva para
hacer frente a la desigualdad creciente. Si hay un instrumento privilegiado
para hacer realidad el principio del “destino universal de los bienes -de la
doctrina social de la Iglesia- , es precisamente el de la fiscalidad. Debe
reorientarse con un sentido redistributivo, esto es, para una distribución más
equitativa y justa de los ingresos. Ello implica la progresividad, esto es,
mayor tipo impositivo para quien más beneficios obtiene. Pero también la
redistribución, dar más a quien más necesita, a través de una política
presupuestaria con atención a los derechos sociales: educación, sanidad y
desempleo. El economista francés Thomas Piketty propone no elevar más el tipo
impositivo de los grandes beneficios sino un nuevo impuesto anual sobre el
patrimonio de carácter más reducido (un 2%). Según sus estimaciones en Europa
afectaría al 2,5% de la población y podría reportar el equivalente al 2% del
PIB europeo.
Todo ello
debe situarse en una perspectiva en que la fiscalidad no debe ser impedimento,
sino instrumento al servicio de la creación de riqueza, el crecimiento
económico, y del impulso al empleo.
Para
reflexionar sobre estas cuestiones contamos con los siguientes PONENTES:
Carlos Cruzado, presidente del Sindicato de Técnicos del Ministerio
de Hacienda (GESTHA): “El fraude fiscal en España”.
Javier Arellano, (Director del Centro de Ética Aplicada de la
Universidad de Deusto y colaborador de AlboanONGD): “Fiscalidad y ética
cristiana”.
Eguzki Urteaga, Profesor de Sociología de la UPV/EHU: “Los paraísos
fiscales”
Carmen
Gallastegui, Economista y ex Consejera de
Economía y Hacienda del Gobierno Vasco: “Política fiscal e impulso al empleo”.
MODERADOR: Koldo Campo: Periodista y Jefe de Programación de ‘Radio
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