El cardenal alemán subraya cómo prosigue el debate
sobre la comunión a los divorciados
Kasper agradece la "discusión libre, abierta y
realista" que se dio en el Sínodo de los Obispos
Velasio de Paolis culpa al Papa: "Es un error
escuchar más a la gente que la verdad de la fe"
Redacción,
20 de octubre de 2014 a las 17:53
- El mensaje final del Sínodo confirma el camino abierto para el acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar
- Kasper asegura que "una mayoría creciente del Sínodo" apoya su propuesta para los divorciados vueltos a casar
- El Papa obtiene su primera victoria silenciosa en el Sínodo
Burke: "No se puede defender la
enseñanza de la Iglesia al tiempo que se propone una disciplina contraria a su
enseñanza"
El cardenal Walter Kasper, principal promotor
de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar, negó estar
"desilusionado" porque el tema no alcanzó el apoyo de dos tercios
en la asamblea, pese a que sí cosechó una rotunda mayoría y se continuará
debatiendo.
En declaraciones a la agencia Ansa, el purpurado
insistió en que "en el Sínodo hubo una discusión libre, abierta,
realista. Es un debate, ahora se irá al próximo año. Estoy calmo,
tranquilo. Nadie esperaba una respuesta a este tema. Hay una discusión, esto es
un aspecto positivo".
En declaraciones a la Radio Vaticana, el cardenal Oscar
Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y titular de Caritas, destacó
"el punto bellísimo" del discurso final del papa Francisco, "verdaderamente
un programa y que al mismo tiempo es un gran apoyo a todos los trabajos que
continuarán".
"Creo que este Sínodo fue verdaderamente un
momento especial de la vida de la Iglesia, en el cual como Pueblo de Dios
escuchó distintas voces, distintas situaciones, distintas circunstancias",
con el "denominador común del deseo de servir a la familia y
promoverla", añadió el prelado hondureño.
El Sínodo concluyó el sábado con un pedido de
Francisco "a no mirar a la humanidad desde un castillo de vidrio para
juzgar o clasificar a las personas", ante la ovación de los obispos
durante cinco minutos.
Por contra, el cardenal Velasio de Paolis criticó
la libertad que dio el Papa Francisco para debatir sobre cualquier tema a lo
largo del Sínodo. «Es un error escuchar más a la gente que la verdad de la
fe», apuntó De Paolis.
En una entrevista al Vatican Insider, el ex
responsable de la Legión de Cristo incidió en que "en el Sínodo se
hicieron demasiadas referencias a la pastoral. La práctica debe respetar los
principios: no se puede concebir alejada de la doctrina. Si hubiera intervenido
en el aula, habría insistido en las verdades de fe".
¿En cuáles en particular? "Por ejemplo, que
quienes conviven no pueden comulgar. Durante los años ha ido disminuyendo
el papel de la religión y la sociedad ya no acepta influencias de la fe. Vivimos
en un mundo que teme la religión, como si fuera fuente de conflictos. La
oposición entre la fe y la razón nos vuelve esquizofrénicos. Y así, el Estado
es el que se ocupa de cuestiones éticas hoy en día. No se puede esperar que la
Iglesia hable contradiciendo la doctrina", concluyó De Paolis.
Finalmente, el cardenal Burke, que será
removido en breve por sus críticas a Francisco, constató al Catholic World
Report que "La " Relatio Synodi " es " una mejora
significativa sobre el texto de la " Relatio post disceptationem".
Para Burke, "el cardenal Walter Kasper ha sido el defensor más abierto
de cambio de la disciplina de la Iglesia en estos asuntos (divorciados
vueltos a casar o parejas de hecho), aunque él insiste en que no está
proponiendo un cambio en la enseñanza de la Iglesia".
"En la Iglesia católica -prosiguió Burke- la
disciplina es el espejo de la doctrina, y por tanto no se puede defender la
enseñanza de la Iglesia al tiempo que se propone una disciplina contraria a su
enseñanza".
"Nadie está poniendo en tela de juicio la indisolubilidad del matrimonio"
Kasper asegura que "una mayoría
creciente del Sínodo" apoya su propuesta para los divorciados vueltos a
casar
"Vivimos en un mundo globalizado y no se puede
gobernar todo desde la Curia"
Redacción, 16
de octubre de 2014
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- Francisco da su apoyo a la teología serena sobre la familia del cardenal Kasper
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- Matt Malone S.J. Interviews Cardinal Kasper on Mercy for America Magazine
El Papa ha sido testigo de este tipo
de problemas en su propia familia y ha mirado a los laicos y visto que la gran
mayoría están a favor de una apertura razonable y responsable
El Pap
El cardenal Walter Kasper cree que una "mayoría
creciente" del Sínodo está a favor de su propuesta de permitir que
algunos católicos divorciados y vueltos a casar civilmente puedan
recibir la comunión.
En declaraciones al salir de las discusiones en
pequeños grupos de trabajo del martes por la tarde, el cardenal alemán dijo que
el Papa ha sido testigo de este tipo de problemas en su propia familia y
que él ha "mirado a los laicos y visto que la gran mayoría están a favor
de una apertura razonable y responsable". El Vaticano no ha negado
que el Papa quiere una "apertura" en este aspecto.
La propuesta del cardenal para administrar la comunión
a algunas parejas de divorciados y "vueltos a casar" después de un
período de penitencia ha sido rotundamente criticada por un número de
líderes de la Iglesia, entre ellos el cardenal Gerhard Müller, prefecto
de la Congregación para la Doctrina de la Fe; el cardenal Raymond Burke,
prefecto de la Signatura Apostólica, y el cardenal George Pell, prefecto
de la Secretaría de Economía del Vaticano.
El cardenal Kasper también habló de sus puntos de
vista sobre el Sínodo, y pareció sugerir que las opiniones de los africanos
sobre la homosexualidad - donde el tema sigue siendo un tabú - no son
escuchadas por los delegados occidentales en la Asamblea. Al igual que para
los delegados occidentales es "imposible" opinar sobre temas
africanos, dijo también que ellos "no nos deben decir lo que tenemos que
hacer".
Eminencia,
¿cómo va todo en el Sínodo?
Todo está muy tranquilo ahora. Esta mañana estaba un poco encendido, ¡pero
por supuesto que es por vosotros, los periódicos!Ayer nos dijeron que el "Espíritu del Vaticano II" estaba presente en el Sínodo. ¿Está de acuerdo con esto?
Este es el espíritu del Concilio, esto es muy cierto.
¿Ha visto algún movimiento en el tema de los
divorciados vueltos a casar?
Tenía la esperanza de que habría alguna apertura y creo que la mayoría está a favor. Esa es la impresión que tengo, pero no hay votos. Pero creo que un poco de apertura podría producirse. Tal vez también se quede para la siguiente parte del sínodo.
Tenía la esperanza de que habría alguna apertura y creo que la mayoría está a favor. Esa es la impresión que tengo, pero no hay votos. Pero creo que un poco de apertura podría producirse. Tal vez también se quede para la siguiente parte del sínodo.
¿Ha visto crecer la oposición a sus propuestas
en los últimos días?
No. En la primera fase del Sínodo vi una creciente mayoría a favor de una apertura. Lo vi, pero es más un sentimiento. No hubo votación. Habrá una votación, pero no todavía. ¿Sabe cómo el Santo Padre está viendo el Sínodo y cómo va hasta ahora?
Él no ha hablado, está en silencio, ha escuchado con mucha atención, pero es claramente lo que quiere y eso es evidente. Él quiere a una parte importante del episcopado con él y lo necesita. Él no lo puede hacer en contra de la mayoría del episcopado.
¿Tiene algún sentido que él esté tratando de
empujar las cosas en esa dirección?
Él no empuja. Su primer discurso fue la libertad: la libertad de expresión, cada uno debe decir lo que piensa y lo que tiene en mente y esto fue muy positivo. Nadie se pregunta: ¿qué sería lo que el Santo Padre piensa sobre esto? ¿Qué cosas puedo decir? Esta libertad de expresión ha estado muy viva aquí en este Sínodo, más que en otros.
Él no empuja. Su primer discurso fue la libertad: la libertad de expresión, cada uno debe decir lo que piensa y lo que tiene en mente y esto fue muy positivo. Nadie se pregunta: ¿qué sería lo que el Santo Padre piensa sobre esto? ¿Qué cosas puedo decir? Esta libertad de expresión ha estado muy viva aquí en este Sínodo, más que en otros.
Se ha dicho que añadió a cinco relatores
especiales el viernes pasado para ayudar al relator general, el cardenal Peter
Erdo. ¿Es porque él está tratando de llevar las cosas de acuerdo a sus deseos?
No veo lo que está pasando por la cabeza del Papa. Pero creo que la mayoría de estas cinco personas son gente abierta que quieren seguir con esto. El problema, además, es que hay diferentes problemas de diferentes continentes y culturas diferentes. África es totalmente diferente de occidente. También los países asiáticos y musulmanes, que son muy diferentes, sobre todo acerca de los gays. No se puede hablar de esto con los africanos y los países musulmanes. No es posible. Es un tema tabú. Para nosotros, que decimos que no debemos discriminar, no queremos discriminar en ciertos aspectos.
¿Pero los participantes africanos fueron
escuchados en este sentido?
No, la mayoría de ellos [que sostienen estos puntos de vista no hablará acerca de ellos].
¿No son escuchados?
En África, por supuesto, [sus opiniones son escuchadas], donde es un tabú. ¿Qué ha cambiado para usted, con respecto a la metodología de este Sínodo?
Yo creo que al final tiene que haber una línea general en la Iglesia, criterios generales, pero las cuestiones de África no las podemos resolver. Debe haber espacio también para que las conferencias episcopales locales resuelvan sus problemas, pero yo diría que con África es imposible [para nosotros resolverlos]. Pero no nos deben decir lo que tenemos que hacer.
Sí, sí, mucha.
La gente está diciendo que está causando una
gran confusión entre los fieles, y están preocupados por ella. ¿Qué dice a eso?
Yo sólo puedo hablar de Alemania, donde la gran mayoría quiere una apertura sobre el divorcio y volver a casarse. Es lo mismo en Gran Bretaña, está en todas partes. Cuando hablo con los laicos, también con los ancianos que están casados desde hace 50 ó 60 años, nunca pensaron en el divorcio, pero lo consideran un problema con su cultura. El Papa también me dijo que [existen tales problemas] en su familia, y él ha mirado a los laicos y ha visto que la gran mayoría están a favor de una apertura razonable y responsable. Pero la gente siente que la doctrina de la Iglesia va a ser socavada por su propuesta si se aprueba, que está deshaciendo 2000 años de enseñanza de la Iglesia. ¿Cuál es su opinión sobre esto?
Nadie está poniendo en tela de juicio la indisolubilidad del matrimonio. Creo que no sería una ayuda para las personas, pero si se mira a la Palabra de Jesús, hay diferentes evangelios sinópticos en diferentes lugares, en diferentes contextos. Es diferente en el contexto judeo-cristiano y en el contexto helenístico. Marcos y Mateo son diferentes. Ya había un problema en la época apostólica. La Palabra de Jesús es clara, pero ¿cómo aplicarla en situaciones diferentes, complejas? Es un problema para ver con la aplicación de estas palabras.
¿La enseñanza no cambia?
La enseñanza no cambia pero se puede hacer más profunda, puede ser diferente. También hay un cierto crecimiento en la comprensión del Evangelio y de la doctrina, un desarrollo. Nuestro famoso cardenal Newman habló sobre el desarrollo de la doctrina. Esto tampoco es un cambio, sino un desarrollo de la misma línea. Por supuesto, el Papa lo quiere y el mundo lo necesita. Vivimos en un mundo globalizado y no se puede gobernar todo desde la Curia. Tiene que haber una fe común, una disciplina común, pero una aplicación diferente.
Francisco logró un diálogo abierto en el que el
Pontífice todavía no ha intervenido
El Papa obtiene su primera victoria silenciosa en el
Sínodo
Bergoglio logra que los obispos moderen su duro
discurso frente a los gays y divorciados
Redacción, 14
de octubre de 2014
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Lombardi recuerda la satisfacción
que ha producido la redacción del documento, pese a las críticas de los
conservadores
El Papa, en un
(BBC/Agencias).- Apenas ha transcurrido la
mitad del sínodo del Vaticano sobre temas de familia y el papa Francisco ya ha
logrado su primera victoria silenciosa. El pontífice convenció a muchos
líderes de la Iglesia católica a moderar su duro discurso frente a las
uniones homosexuales y admitir que los gays tienen "dones y atributos
que ofrecer".
El tono de una posición preliminar redactada en
un borrador por 200 obispos -tras una semana de discusiones a puerta cerrada-
muestra compasión y entendimiento no solo frente a las uniones de personas del
mismo sexo, sino también hacia parejas heterosexuales que viven juntas sin
casarse o parejas divorciadas que deciden casarse por segunda vez sin
conseguir por parte de la Iglesia la anulación del primer matrimonio.
Sin embargo, los obispos dejaron claro que no habrá
cambios en las enseñanzas básicas del catolicismo sobre la permanencia del
lazo matrimonial e insistieron en que un matrimonio válido sólo puede ser entre
un hombre y una mujer.
Pero el cambio de énfasis del papa
Francisco al concentrarse en los aspectos positivos de la sexualidad humana más
quen lo negativo, parece haber ganado terreno entre los obispos que asisten al
sínodo.
Su predecesor, el papa Benedicto XVI, se refería
a las relaciones entre homosexuales como "intrínsecamente
desordenadas" en un documento del Vaticano escrito en 1986 cuando
Benedicto era el principal consejero en temas teológicos del papa Juan Pablo
II.
Contrariamente, el papa Francisco dijo a los
periodistas el año pasado: "Si una persona busca a Dios y hace el bien,
entonces ¿quién soy yo para juzgar?".
Las primeras reacciones de grupos católicos
defensores de los derechos de los homosexuales en todo el mundo fueron
favorables a la discusión planteada en el borrador elaborado en Roma.
La asociación católica Quest, basada en
Londres, describió el documento como un "avance" y el grupo católico
estadounidense defensor de los derechos de los gays New Ways Ministry, lo
definió como un "gran paso hacia adelante".
New Ways Ministry elogió el documento por evitar
el "gran pesimismo y fatalidad" que acompañaron previos
pronunciamientos del Vaticano sobre la homosexualidad.
Grupos católicos conservadores tales como
Voz de la Familia, fueron duramente críticos frente al borrador y lo
calificaron de "uno de los peores documentos oficiales escritos en la
historia de la Iglesia".
El propio papa Francisco ha escuchado atentamente
las discusiones plenarias durante la primera semana del sínodo sin hacer
todavía una importante intervención.
Al inicio de la reunión, le dijo a los obispos no
temer a la hora de hablar honestamente y de manera abierta y no preocuparse de
decir cosas que podrían molestarlo.
La mayoría de ellos está de acuerdo con su
actitud más compasiva frente a las parejas que encuentran difíciles de aceptar
las enseñanzas del catolicismo sobre algunos aspectos de la familia, como por
ejemplo los métodos anticonceptivos artificiales.
Tras un año de discusiones amplias
dentro de la Iglesia, el sínodo reconvendrá en Roma en octubre de 2015 para
finalizar sus recomendaciones sobre posibles cambios en la disciplina de la
Iglesia. El Papa tendrá la facultad de aceptarlos o rechazarlos.
El sínodo es, de hecho, un cuerpo consejero sin
poderes legislativos dentro de la Iglesia. El papa Francisco ha dicho que quisiera
compartir más el gobierno de la Iglesia y ya ha hecho cambios sobre las
reglas de debate para permitir más discusiones abiertas y menos discursos
llenos de formalidades.
La secretaria general del Sínodo, tras las
reacciones y discusiones surgidas después de la publicación de la Relatio post disceptationem, ha reiterado que el citado
texto es un documento de trabajo, que resume las intervenciones y el
debate de la primera semana, y ahora está siendo propuesto a la discusión de
los miembros del Sínodo reunidos en los círculos menores, según lo previsto por
el Reglamento del mismo Sínodo. El trabajo de los círculos menores será
presentado a la Asamblea en la Congregación general del próximo jueves por
la mañana, 16 de octubre.
El padre Federico Lombardi, director de la
Sala de Prensa del Vaticano, ha iniciado la sesión informativa de esta mañana
con esta aclaración debido a los ecos e interpretaciones que se hicieron ayer
en la prensa nacional e internacional tras la presentación de la Relatio post
disceptationem.
El cardenal Filoni y el cardenal Napier
han acompañado en la sala de prensa al padre Federico Lombardi, para ofrecer a
los periodistas algunos detalles sobre el documento y sobre la labor que han
iniciado en los círculos menores.
Por su parte, el cardenal Fernando Filoni,
prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ha explicado
que los 20 miembros del círculo del que él es moderador "hemos tomado en
consideración este documento que ayer por la mañana tuvimos ocasión de escuchar
y naturalmente el primer aspecto ha sido comprender la naturaleza del
documento" y "sucesivamente entrar en la metodología, teniendo en
cuenta el modo de proceder en los círculos menores". Una metodología que
-según ha precisado- tiene en consideración, ante todo, la satisfacción que
ha producido la redacción del documento. Y a continuación, se interviene en
las partes del documento.
Ayer por la tarde ya hicieron las primeras
propuestas dentro del grupo y esta mañana se han presentado los modos,
sobre los que se ha discutido y sucesivamente se han sometido a la votación, ha
explicado el purpurado. Asimismo, ha transmitido la sorpresa entre los miembros
del círculo menor, al ver las reacciones en los medios de comunicación.
Por eso, ha querido recordar que "nosotros
estamos trabajando para poner en manos del Santo Padre un resultado que él
mismo decidirá según lo que será el tercer momento del Sínodo".
A continuación, el cardenal Napier, arzobispo de
Durban (Sudáfrica), ha precisado también que la la Relatio puede llevar a
pensar a la gente cuál es la opinión global sostenida por el Sínodo, pero es
sólo un resumen. Asimismo, se ha mostrado esperanzado en que prevalezca el
punto de vista del Sínodo y no los puntos de vista particulares de algunos
grupos. Además, ha recordado que el fin de los círculos menores es promover
los aspectos positivos de la familia que han sido desarrollados.
Un punto afrontado durante el turno de preguntas
ha sido el de las familias misioneras, como uno de los temas abordados en el
Sínodo. "Está claro que sabiendo bien que después del Concilio Vaticano II
el mundo de los laicos ha entrado de forma plena dentro de la vida de la
Iglesia, la familia ciertamente no podía permanecer fuera", ha
observado. Por eso, ha añadido, en estos 50 años se ha visto a las familias
participar también en la evangelización, haciéndose cargo de este aspecto.
"La novedad ha sido que las mismas familias han comprendido que ellos pueden
ser no sólo objeto de evangelización sino sujeto de la evangelización",
ha precisado el purpurado. Una evangelización que llega por el testimonio que
estas familias dan en los países a los que van.
Sobre las expectativas excesivas creadas en torno
a este Sínodo, el cardenal Filoni ha indicado que son creadas "a través de
nuestro hablar, y de la prensa". Diría que -ha añadido- la expectativa no
es una cuestión de tipo 'yo mañana doy la solución a todos los problemas'.
"La expectativa es que esta cuestión relativa a la familia, al
matrimonio y todas las situaciones particulares están al centro de la atención
de la Iglesia. Esta es la primera expectativa fundamental", ha
aclarado. Asimismo, el cardenal ha afirmado que "no debe ser una
expectativa sólo desde el aspecto de los problemas", también se debe
recordar a las familias cristianas que "les animamos" y que
"también son objeto de nuestra atención".
Finalmente, el padre Federico Lombardi ha
recordado, a propósito de la publicación de la Relatio, que "el Sínodo
no es algo que ha nacido ahora", "es una institución que tiene
varios decenios". "En la comunicación del Sínodo al externo hay
etapas que están bastante establecidas y forman parte del normal funcionamiento
del Sínodo", ha añadido. Por eso, el portavoz del Vaticano ha observado
que la Relatio ante disceptationem siempre se ha hecho pública inmediatamente,
y así todos tenían conciencia del punto de partida del Sínodo. Así como la
Relatio post disceptationem siempre ha sido publicada.
Peter Ërdo
relator del Sínodo
El Sínodo radiografía a la familia
Texto completo de la Relatio post disceptationem
Camino colegial de los obispos e implicación de todo
el pueblo de Dios
Radio
Vaticana, 13 de octubre de 2014
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- Sínodo de la Familia: atar y desatar
- Sínodo: Resumen de la Tercera Congregación General
- Sínodo da Família: Intervenção do cardeal Péter Erdo
Evangelizar es responsabilidad
compartida de todo el pueblo de Dios, cada uno según su propio ministerio y
carisma
Los laicos, en el
(RV).- Introducción1. En la vigilia de
oración celebrada en la Plaza de San Pedro el sábado 4 de octubre de 2014 en
preparación al Sínodo de la familia, el Papa Francisco ha evocado de manera
simple y concreta la centralidad de la experiencia familiar en la vida de
todos, expresándose así:
«Cae ya la noche sobre nuestra asamblea. Es la hora en
la cual gustoso se regresa a casa para reunirse en la misma mesa, en espesor de
los afectos, del bien realizado y recibido, de los encuentros que calientan el
corazón y lo hacen crecer, del vino bueno que anticipa en los días del hombre
la fiesta sin ocaso. Es también la hora más pesada para quien se encuentra a
"tú a tú" con su propia soledad, en el crepúsculo amargo de los
sueños y de los proyectos rotos: cuantas personas arrastran sus jornadas en el
callejón sin salida de la resignación, del abandono, también del rencor; en
cuantas casas se ha terminado el vino de la alegría y, por consiguiente, el
sabor - la sabiduría misma - de la vida [...] De unos y de otros esta noche
somos sus voces con nuestra oración, una oración para todos».
2. Vientre de gozo y de prueba, de profundos afectos y
de relaciones a veces heridas, la familia es verdaderamente "escuela de humanidad"
(«Familia schola quaedam uberioris humanitatis est»: Concilio Vaticano II,
Constitución sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, Gaudium et Spes, 52),
de la cual se advierte fuertemente la necesidad. No obstante las diversas
señales de crisis de la institución familiar en los diversos contextos de la
"aldea global", el deseo de familia permanece vivo, especialmente
entre los jóvenes, y esto motiva la necesidad de que la Iglesia anuncie sin
descanso y con profunda convicción el "Evangelio de la familia"
que le ha sido confiado con la revelación del amor de Dios en Jesucristo.
3. Sobre la realidad de la familia, decisiva y
preciosa, el Obispo de Roma ha invitado a reflexionar al Sínodo de los
Obispos en la Asamblea General Extraordinaria de octubre 2014, para después
profundizar la reflexión en la Asamblea General Ordinaria que se tendrá en
octubre de 2015, además durante el entero año que trascurre entre los dos
eventos sinodales. «Ya el convenire in unum alrededor del Obispo de Roma es un
evento de gracia, en el cual la colegialidad episcopal se manifiesta en un
camino de discernimiento espiritual y pastoral»: así el Papa Francisco ha
descrito la experiencia sinodal, indicando las tareas en la doble escucha de
los signos de Dios y de la historia de los hombres y en la consiguiente y única
fidelidad que sigue.
4. A la luz del mismo discurso hemos recogido los
resultados de nuestras reflexiones y de nuestras conversaciones en las
siguientes tres partes: la escucha, para mirar la realidad de la familia
hoy, en la complejidad de sus luces y de sus sombras; la mirada fija en
Cristo para repensar con renovada frescura y entusiasmo cuanto la
revelación, transmitida en la fe de la Iglesia, nos dice sobre la belleza y
sobre la dignidad de la familia; el encuentro con el Señor Jesús para
discernir los caminos con los cuales renovar la Iglesia y la sociedad en su
compromiso por la familia.
Primera
parte
La escucha: el contexto y los desafíos de la familia
La escucha: el contexto y los desafíos de la familia
El contexto socio-cultural
5. El cambio antropológico y cultural actual; influye en todos los aspectos de la vida y necesita un enfoque analítico y diversificado, capaz de tomar las formas positivas de la libertad individual. Es señalado también el creciente peligro representado por un individualismo exasperado que desnaturaliza las relaciones familiares y termina por considerar a cada componente de la familia como una isla, haciendo prevalecer, en ciertos casos, la idea de un sujeto que se construye según sus propios deseos tomados como un absoluto.
6. La prueba más grande para las familias de nuestro
tiempo a menudo es la soledad, que destruye y provoca una sensación
general de impotencia con relación a la realidad socio-económica que muchas
veces termina por aplastarlos. Esto se debe a la creciente precariedad laboral
que es vivida tantas veces como una verdadera pesadilla, o por motivo de los
impuestos demasiado pesados que, por cierto, no anima a los jóvenes al
matrimonio.
7. Existen contextos culturales y religiosos que ponen
desafíos particulares. En las sociedades africanas rige todavía la práctica de
la poligamia y en algunos contextos tradicionales el hábito del
"matrimonio por etapas". En otros contextos persiste la práctica de
los matrimonios combinados. En los países en los cuales la religión católica es
minoría son numerosos los matrimonios mixtos con todas las dificultades que
conlleva en orden a la configuración jurídica, la educación de los hijos y el
recíproco respeto del punto de vista de la libertad religiosa, pero también con
las grandes potencialidades del encuentro en la diversidad de la fe que estas
historias de vida familiar presentan. En muchos contextos, y no sólo
occidentales, se va difundiendo ampliamente la praxis de la convivencia antes
del matrimonio o también de la convivencia no orientada a asumir la forma de un
vínculo institucional.
8. Son muchos los niños que nacen fuera del
matrimonio, especialmente en algunos países, y muchos aquellos que después
crecen con uno solo de los padres o en un contexto familiar extendido o
reconstituido. El número de los divorciados es creciente y no es raro el caso
de opciones determinadas únicamente por factores de orden económico. La
condición de la mujer todavía tiene necesidad de ser defendida y promovida ya
que se registran no pocas situaciones de violencia al interno de las familias.
Los niños frecuentemente son objeto de disputas entre padres y los hijos son
las verdaderas víctimas de las laceraciones familiares. También las sociedades
afectadas por la violencia a causa de la guerra, del terrorismo o de la
presencia de la criminalidad organizada, observan situaciones familiares
deterioradas. Las migraciones además representan otro signo de los tiempos para
afrontar y comprender, con toda la carga de consecuencias sobre la vida
familiar.
La importancia de la vida afectiva
9. Frente al cuadro social delineado se encuentra en los individuos una mayor necesidad de tener cuidado de su propia persona, de conocerse interiormente, de vivir mejor en sintonía con sus propias emociones y propios sentimientos, de buscar una cualidad relacional en la vida afectiva. Del mismo modo, se puede encontrar un deseo generalizado de la familia que acompaña la búsqueda de sí mismo. Pero, ¿cómo cultivar y sostener esta tensión del cuidado de sí mismo y este deseo de familia? Aquí también existe un gran desafío para la Iglesia. El peligro individualista y el riesgo de vivir en clave egoísta son relevantes.
10. El mundo actual parece valorizar una afectividad
sin límites de la cual se quieren explorar todos sus componentes, también
aquellos más complejos. De hecho, la cuestión de la fragilidad afectiva es de
gran actualidad: una afectividad narcisista, inestable y mutable que no ayuda
siempre a los sujetos a alcanzar una mayor madurez. En este contexto, las
parejas son a veces inciertas, dudosas y luchan por encontrar los modos para
crecer. Muchos son aquellos que tienden a permanecer en las etapas
primarias de la vida emocional y sexual. La crisis de la pareja desestabiliza
la familia y puede llegar a través de las separaciones y los divorcios a
producir serias consecuencias para los adultos, los hijos y la sociedad,
debilitando al individuo y los lazos sociales. También la disminución
demográfica no sólo determina una situación en la cual la sucesión de las
generaciones no está asegurada, sino que corre el riesgo, con el pasar del
tiempo, de llegar a un empobrecimiento económico y una pérdida de esperanza en
el futuro.
Los desafíos pastorales
11. En este contexto la Iglesia advierte la necesidad de dar una palabra de esperanza y de sentido. Es necesario partir de la convicción de que el hombre viene de Dios y que, por lo tanto, una reflexión capaz de proponer las grandes cuestiones sobre el significado del ser hombres, puede encontrar un terreno fértil en las expectativas más profundas de la humanidad. Los grandes valores del matrimonio y de la familia cristiana corresponden a la búsqueda que atraviesa la existencia humana también en un tiempo marcado por el individualismo y el hedonismo. Es necesario aceptar a las personas con su existencia concreta, saber sostener la búsqueda, alentar el deseo de Dios y la voluntad de sentirse plenamente parte de la Iglesia, incluso de quien ha experimentado el fracaso o se encuentra en las situaciones más desesperadas. Esto exige que la doctrina de la fe, que siempre se debe hacer conocer en sus contenidos fundamentales, vaya propuesta junto a la misericordia.
II Parte
La mirada en Cristo: el Evangelio de la familia
La mirada en Cristo: el Evangelio de la familia
La mirada en Jesús y la gradualidad en la historia de
la salvación
12. Con el fin de «verificar nuestro paso en el terreno de los desafíos contemporáneos, la condición decisiva es mantener fija la mirada en Jesucristo, detenerse en la contemplación y en la adoración de su rostro [...] De hecho, cada vez que regresamos a la fuente de la experiencia cristiana se abren nuevos caminos y posibilidades impensables» (Papa Francisco, Discurso del 4 octubre 2014). Jesús ha mirado a las mujeres y a los hombres que ha encontrado con amor y ternura, acompañando sus pasos con paciencia y misericordia, al anunciarles las exigencias del Reino de Dios.
12. Con el fin de «verificar nuestro paso en el terreno de los desafíos contemporáneos, la condición decisiva es mantener fija la mirada en Jesucristo, detenerse en la contemplación y en la adoración de su rostro [...] De hecho, cada vez que regresamos a la fuente de la experiencia cristiana se abren nuevos caminos y posibilidades impensables» (Papa Francisco, Discurso del 4 octubre 2014). Jesús ha mirado a las mujeres y a los hombres que ha encontrado con amor y ternura, acompañando sus pasos con paciencia y misericordia, al anunciarles las exigencias del Reino de Dios.
13. Desde el momento en que el orden de la creación
es determinado por la orientación a Cristo, es necesario distinguir sin separar
los diversos grados mediante los cuales Dios comunica a la humanidad la gracia
de la alianza. En razón de la ley de la gradualidad (cf. Familiaris Consortio,
34), propia de la pedagogía divina, se trata de leer en términos de continuidad
y novedad la alianza nupcial, en el orden de la creación y en el de la
redención.
14. Jesús mismo, refiriéndose al plan original
sobre la pareja humana, reafirma la unión indisoluble entre el hombre y la
mujer, mientras comprende que «por la dureza de sus corazones Moisés les ha
permitido repudiar a sus esposas, pero desde el principio no fue así» (Mt
19,8). De tal modo, Él muestra cómo la condescendencia divina acompaña siempre
el camino humano, orientándolo hacia su principio, no sin antes pasar a través
de la cruz.
La familia en el plan salvífico de Dios
15. Porque, con el compromiso de la recíproca aceptación y con la gracia de Cristo los novios se prometen fidelidad y apertura a la vida, ellos reconocen como elementos constitutivos del matrimonio, los dones que Dios les ofrece a ellos, tomando en serio su mutuo empeño, en su nombre y frente a la Iglesia. Ahora, en la fe es posible asumir los bienes del matrimonio como compromiso mejor sostenido mediante la ayuda de la gracia del sacramento. Dios consagra el amor de los esposos y les confirma la indisolubilidad, ofreciéndoles la ayuda para vivir la fidelidad y abrirse a la vida. Por lo tanto, la mirada en la Iglesia no se dirige solamente a la pareja, sino a la familia.
16. Podemos distinguir tres etapas fundamentales en el
plan divino sobre la familia: la familia de los orígenes, cuando Dios creador
instituyó el matrimonio primordial entre Adán y Eva, como fundamento sólido de
la familia: hombre y mujer los creó (cf. Gn 1,24-31; 2,4b); la familia
histórica, herida por el pecado (cf. Gn 3) y la familia redimida por Cristo
(cf. Ef 5,21-32), a imagen de la Santísima Trinidad, misterio del cual brota
todo amor verdadero. La alianza nupcial, inaugurada con la creación y revelada
en la historia entre Dios e Israel, llega a su plenitud con Cristo en la
Iglesia.
El discernimiento de los valores presentes en las
familias heridas y en las situaciones irregulares
17. En consideración del principio de gradualidad en el plan salvífico divino, nos preguntamos ¿Qué posibilidades tienen los cónyuges que viven el fracaso de su matrimonio? o ¿Cómo es posible ofrecerles a ellos la ayuda de Cristo por medio del ministerio de la Iglesia? A este propósito, una significativa clave hermenéutica proviene de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el cual, mientras afirma que «la única Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica», también reconoce que «fuera de su organismo se encuentran diversos elementos de santificación y de verdad, que, perteneciendo propiamente por don de Dios a la Iglesia de Cristo, impulsan hacia la unidad católica» (Lumen Gentium, 8).
18. Bajo esta luz, son sobre todo reafirmados los
valores y la consistencia propia del matrimonio natural. Algunos se preguntan
si es posible que la plenitud sacramental del matrimonio no excluya la
posibilidad de reconocer elementos positivos también en las formas imperfectas
que se encuentran fuera de tal realidad nupcial, a ella de todos modos
ordenada. La doctrina de los grados de comunión, formulada por el Concilio
Vaticano II, confirma la visión de un modo articulado de participar en el
Mysterium Ecclesiae por parte de los bautizados.
19. En la misma perspectiva, que podríamos llamar
inclusiva, el Concilio también abre el horizonte en el cual se aprecian los
elementos positivos presentes en las otras religiones (cf. Nostra Aetate, 2) y
culturas, no obstante sus límites y sus insuficiencias (cf. Redemptoris Missio,
55). De la mirada dirigida a la sabiduría humana presente en ella, de hecho, la
Iglesia comprende como la familia viene considerada universalmente una forma
necesaria y fecunda de convivencia humana. En este sentido, el orden de la
creación, en el cual planta sus raíces la visión cristiana de la familia, se
despliega a nivel histórico, en las diversas expresiones culturales y
geográficas.
20. Se hace por lo tanto necesario un discernimiento
espiritual, acerca de las convivencias y de los matrimonios civiles y los
divorciados vueltos a casar, compete a la Iglesia reconocer estas semillas
del Verbo dispersas más allá de sus confines visibles y sacramentales.
Siguiendo la amplia mirada de Cristo, cuya luz ilumina a todo hombre (cf. Gv
1,9; cf. Gaudium et Spes, 22), la Iglesia se dirige con respeto a aquellos que
participan en su vida de modo incompleto e imperfecto, apreciando más los
valores positivos que custodian, en vez de los límites y las faltas.
Verdad y belleza de la familia y misericòrdia
21. El Evangelio de la familia, mientras resplandece gracias al testimonio de tantas familias que viven con coherencia la fidelidad al sacramento, con sus frutos maduros de auténtica santidad cotidiana, nutre además estas semillas que todavía esperan madurar, y debe sanar aquellos árboles que se han marchitado y piden no ser descuidados.
22. En este sentido, una nueva dimensión de la
pastoral familiar actual, consiste en captar la realidad de los matrimonios
civiles y, hechas las debidas diferencias, también de las convivencias. De
hecho, cuando la unión alcanza una notable estabilidad a través de un vínculo
público, está marcada por un afecto profundo, por una responsabilidad en
relación a los hijos, con la capacidad de resistir a las pruebas, pueden
ser vistos como un germen para acompañar el desarrollo hacia el sacramento del
matrimonio. Muchas veces, en cambio, la convivencia se establece no en vista de
un posible futuro matrimonio, sino sin alguna intención de establecer una
relación institucional.
23. De acuerdo a la mirada misericordiosa de Jesús, la
Iglesia debe acompañar con atención y cuidado a sus hijos más frágiles,
marcados por el amor herido y perdido, dándoles confianza y esperanza, como la
luz del faro de un puerto o una antorcha llevada en medio de la gente para
iluminar a aquellos que han perdido la dirección o se encuentran en medio de la
tempestad.
III Parte
El encuentro: perspectivas pastorales
Anunciar el
Evangelio de la familia hoy, en diversos contextos
24. El diálogo sinodal ha permitido acordar algunas
instancias pastorales más urgentes para confiarlas a su concretización en las
Iglesias locales particulares, en comunión cum Petro et sub Petro.
25. El anuncio del Evangelio de la familia constituye
una urgencia para la nueva evangelización. La Iglesia debe realizarlo
con ternura de madre y claridad de maestra (cf. Ef 4,15), en fidelidad a la
kenosis misericordiosa de Cristo. La verdad se encarna en la fragilidad humana
no para condenarla, sino para sanarla.
26. Evangelizar es responsabilidad compartida de todo
el pueblo de Dios, cada uno según su propio ministerio y carisma. Sin el
testimonio alegre de los esposos y de las familias, el anuncio, aunque sea
correcto, corre el riesgo de ser incomprendido o de ahogarse en el mar de
palabras que caracteriza nuestra sociedad (cf. Novo Millennio Ineunte, 50). Los
Padres sinodales han subrayado varias veces que las familias católicas están
llamadas a ser en sí mismas los sujetos activos de toda la pastoral familiar.
27. Será decisivo resaltar la primacía de la gracia,
y la posibilidad que el Espíritu da en el sacramento. Se trata de hacer
experimentar que el Evangelio de la familia sea alegría que «llena el corazón y
la vida entera», porque en Cristo somos «liberados del pecado, de la tristeza,
del vacío interior, del aislamiento» (Evangelii Gaudium, 1). A la luz de la
parábola del sembrador (cf. Mt 13, 3), nuestra tarea es de cooperar en la
siembra: el resto es obra de Dios. Es necesario no olvidar que la Iglesia
que predica sobre la familia es signo de contradicción.
28. Para esto se requiere una conversión misionera: es
necesario no detenerse en un anuncio meramente teórico y desconectado de los
problemas reales de las personas. Nunca hay que olvidar que la crisis de la fe
ha comportado una crisis del matrimonio y de la familia, y como consecuencia,
se ha interrumpido frecuentemente la transmisión de la fe de los padres a los
hijos. Frente a una fe fuerte, la imposición de algunas perspectivas culturales
que debilitan a la familia y al matrimonio no tienen ninguna incidencia.
29. La conversión debe ser sobretodo aquella del
lenguaje para que resulte efectivamente significativa. El anuncio debe hacer
experimentar que el Evangelio de la familia como respuesta a las expectativas
más profundas de la persona humana: a su dignidad y a la realización plena
en la reciprocidad y en la comunión. No se trata solamente de presentar una
normativa sino de proponer valores, respondiendo a la necesidad de estos, que se
constata hoy también en los países más secularizados.
30. La indispensable profundización bíblica-teológica
va acompañada del diálogo, en todos los niveles. Muchos han insistido sobre un
acercamiento más positivo con las riquezas contenidas también en las diversas
experiencias religiosas, sin callar las dificultades. En las diversas
realidades culturales son acogidas en primer lugar las posibilidades y a su luz
rechazados los límites y las radicalizaciones.
31. El matrimonio cristiano no puede ser considerado
sólo como una tradición cultural o una exigencia social, sino que debe ser una
decisión vocacional asumida con una adecuada preparación en un itinerario de
fe, con un discernimiento maduro. No se trata de poner dificultades y complicar
los ciclos de formación, sino de ir en profundidad y de no contentarse con
encuentros teóricos o con orientaciones generales.
32. Ha sido concordante el reclamo de la necesidad de
una conversión de toda la praxis pastoral en perspectiva familiar, superando
las ópticas individualistas que todavía la caracterizan. Por esto, se ha
insistido muchas veces en la renovación -bajo esta luz- de la formación de los
presbíteros y de los otros agentes pastorales, a través de una implicación
mayor de las mismas familias.
33. A la vez, se ha subrayado la necesidad de una
evangelización que denuncie con sinceridad los factores culturales, sociales y
económicos; por ejemplo, el espacio excesivo dado a la lógica del mercado, que
impiden una auténtica vida familiar, determinando discriminaciones, pobreza,
exclusiones, violencia. Por eso, es necesario desarrollar un diálogo y una
cooperación con las estructuras sociales, animar y sostener a los laicos que se
comprometen en el ámbito cultural y socio-político.
Guiar a los novios en el camino de preparación al
matrimonio
34. La compleja realidad social y los desafíos que la familia está llamada hoy a enfrentar requieren un mayor compromiso de toda la comunidad cristiana para la preparación de los novios al matrimonio. Con respecto a esta necesidad, los Padres sinodales han acordado el subrayar la exigencia de una mayor simplificación de la entera comunidad privilegiando el testimonio de las mismas familias, así como un arraigamiento de la preparación al matrimonio en el camino de iniciación cristiana, subrayando la relación del matrimonio con los otros sacramentos. También se puso de relieve la necesidad de programas específicos para la preparación próxima al matrimonio, para que sean una verdadera experiencia de participación en la vida eclesial y se profundicen los diversos aspectos de la vida familiar.
Acompañar los primeros años de la vida matrimonial
35. Los primeros años de matrimonio son un período vital y delicado, durante el cual las parejas crecen en la conciencia de los desafíos y del significado del matrimonio. De aquí la exigencia de un acompañamiento pastoral que vaya más allá de la celebración del sacramento. Es de gran importancia en esta pastoral la presencia de parejas con experiencia. La parroquia es considerada como el lugar ideal donde parejas expertas pueden ponerse a disposición de aquellas más jóvenes. Es necesario animar a las parejas con una actitud fundamentalmente de recepción al gran don de los hijos. Se subraya la importancia de la espiritualidad familiar y de la oración, alentando a las parejas a reunirse regularmente para promover el crecimiento de la vida espiritual y la solidaridad en las exigencias concretas de la vida. Liturgias significativas, prácticas devocionales y Eucarísticas celebradas en familia, han sido mencionadas como vitales para favorecer la evangelización a través de la familia.
Lo positivo en las uniones civiles y en las
convivencias
36. Una sensibilidad nueva de la pastoral actual, consiste en acoger la realidad positiva de los matrimonios civiles y, reconociendo las debidas diferencias entre las convivencias. Es necesario que en la propuesta eclesial, aún presentando con claridad el ideal, indiquemos también elementos constructivos en aquellas situaciones que no corresponden todavía o aún no a tal ideal.
37. Ha estado también puesto en relieve que en muchos
países hay un «número creciente de parejas que conviven ad experimentum,
sin matrimonio ni canónico ni civil y sin ningún registro» (Instrumentum
Laboris, 81). En África esto se lleva a cabo especialmente en el matrimonio
tradicional, acordado entre familias y a menudo celebrado en diversas etapas.
De frente a tales situaciones, la Iglesia está llamada a ser «siempre la casa
abierta del Padre [...]es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su
vida a cuestas» (Evangelii Gaudium, 47) y a ir al encuentro de quien siente la
necesidad de reemprender su camino de fe, aunque no sea posible celebrar el
matrimonio canónico.
38. También en Occidente está en continuo crecimiento
el número de aquellos que, después de haber vivido juntos desde hace mucho
tiempo, solicitan la celebración del matrimonio en la Iglesia. La simple
convivencia es a menudo elegida a causa de la mentalidad general, contraria a
las instituciones y a los compromisos definitivos, pero también por la
expectativa de una seguridad existencial (trabajo y salario fijo). En otros
países, las uniones "de hecho" son muy numerosas, no por motivo del
rechazo de los valores cristianos sobre la familia y el matrimonio; sino sobre
todo por el hecho de que casarse es un lujo, de modo que la miseria material
empuja a vivir en uniones "de hecho". También en tales uniones es
posible acoger los valores familiares auténticos o al menos el deseo de ellos.
Es necesario que el acompañamiento pastoral parta siempre de estos aspectos
positivos.
39. Todas estas situaciones deben ser abordadas de
manera constructiva, buscando transformarlas en oportunidad de camino hacia
la plenitud del matrimonio y de la familia a la luz del Evangelio. Se trata de
acogerlas y acompañarlas con paciencia y delicadeza. Con esta finalidad, es
importante el testimonio atractivo de auténticas familias cristianas, como
sujetos de evangelización de la familia.
Sanar las familias heridas (separados, divorciados no
vueltos a casar, divorciados vueltos a casar)
40. En el Sínodo ha resonado la clara necesidad de opciones pastorales valientes. Reconfirmando con fuerza la fidelidad al Evangelio de la familia, los Padres sinodales, han advertido la urgencia de nuevos caminos pastorales, que partan de la efectiva realidad de las fragilidades familiares, reconociendo que estas, la mayoría de las veces, han sido "sufridas" más que elegidas en plena libertad. Se trata de situaciones diversas por factores ya sean personales o culturales y socio-económicos. No es sabio pensar en soluciones únicas o inspiradas en la lógica del "todo o nada". El diálogo y el debate vividos en el Sínodo deberán continuar en las Iglesias locales, involucrando los diversos componentes, en manera de que las perspectivas que se han delineado puedan encontrar la plena madurez en el trabajo de la próxima Asamblea General Ordinaria. La guía del Espíritu, constantemente invocado, permitirá a todo el pueblo de Dios vivir la fidelidad al Evangelio de la familia como un misericordioso hacerse cargo de todas las situaciones de fragilidad.
41. Cada familia herida debe ser primero escuchada
con respeto y amor haciéndose de ellas compañeros de camino como Cristo con
los discípulos de Emmaus. Valen en manera particular para estas situaciones las
palabras del Papa Francisco: «La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos
-sacerdotes, religiosos y laicos- en este "arte del acompañamiento",
para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada
del otro (cf. Ex 3,5). Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de
projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión, pero que al mismo
tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana» (Evangelii
Gaudium, 169).
42. Un tal discernimiento es indispensable para los
separados y divorciados. Debe ser respetado sobretodo el sufrimiento de
aquellos que han sufrido injustamente la separación y el divorcio. El
perdón por la injusticia sufrida no es fácil, pero es un camino que la gracia
hace posible. Del mismo modo, va siempre subrayado que es indispensable hacerse
cargo de manera leal y constructiva de las consecuencias de la separación o del
divorcio, en los hijos: ellos no pueden convertirse en un "objeto" de
contienda y se deben buscar las formas mejores para que puedan superar el
trauma de la división familiar y crecer en el modo más posible sereno.
43. Diversos Padres han subrayado la necesidad de hacer
más accesibles y ágiles los procedimientos para el reconocimiento de casos de
nulidad. Entre las propuestas han sido indicadas la superación de la
necesidad de la doble sentencia conforme; la posibilidad de determinar una vía
administrativa bajo la responsabilidad del obispo diocesano; un proceso sumario
para realizar en los casos de nulidad notoria. Según propuestas autorizadas, se
debe considerar la posibilidad de dar relevancia a la fe de los novios en orden
a la validez del sacramento del matrimonio. Hay que destacar que en todos los
casos se trata de establecer la verdad sobre la validez del vínculo.
44. Sobre la agilización del procedimiento de las
causas matrimoniales, solicitado por muchos, además de la preparación de
suficientes operadores, clérigos y laicos con dedicación prioritaria, se pide
el aumento de la responsabilidad del obispo diocesano, el cual en su diócesis
podría encargar a un sacerdote debidamente preparado que pueda gratuitamente
aconsejar a las partes sobre la validez del matrimonio.
45. Las personas divorciadas pero no vueltas a
casar son invitadas a encontrar en la Eucaristía el alimento que los
sostenga en su estado. La comunidad local y los pastores deben acompañar a
estas personas con preocupación, sobre todo cuando hay hijos o es grave su
situación de pobreza.
46. También las situaciones de los divorciados y
vueltos a casar requieren un discernimiento atento y un acompañamiento lleno de
respeto, evitando cualquier lenguaje o actitud que les haga sentir
discriminados. Hacerse cargo de ellos no supone para la comunidad cristiana un
debilitamiento de la fe y del testimonio de la indisolubilidad matrimonial,
sino que expresa su caridad con este cuidado.
47. Con respecto a la posibilidad de acceder a los
sacramentos de la Penitencia y de la Eucarística, algunos han argumentado a
favor de la disciplina actual en virtud de su fundamento teológico, otros
se han expresado por una mayor apertura a las condiciones bien precisas cuando
se trata de situaciones que no pueden ser disueltas sin determinar nuevas
injusticias y sufrimientos. Para algunos, el eventual acceso a los
sacramentos debe ir precedido de un camino penitencial -bajo la
responsabilidad del obispo diocesano-, y con un compromiso claro a favor de los
hijos. Se trataría de una posibilidad no generalizada, fruto de un
discernimiento actuado caso por caso, según una ley de la gradualidad, que
tenga presente la distinción entre el estado de pecado, estado de gracia y
circunstancias atenuantes.
48. Sugerir de limitarse a la sola "comunión
espiritual" para no pocos Padres sinodales plantea algunas preguntas: ¿si
es posible la comunión espiritual, por qué no es posible acceder a la
sacramental? Por eso ha sido solicitada una mayor profundización teológica
a partir de los vínculos entre el sacramento del matrimonio y Eucaristía en
relación a la Iglesia-sacramento. Del mismo modo, debe ser profundizada la
dimensión moral de la problemática, escuchando e iluminando la consciencia de
los cónyuges.
49. Los problemas en relación a los matrimonios mixtos
han estado presentes a menudo en las intervenciones de los Padres sinodales. La
diversidad de la disciplina matrimonial de las Iglesias ortodoxas plantea en
algunos contextos graves problemas a los que se deben dar respuestas adecuadas
en comunión con el Papa. Lo mismo vale para los matrimonios interreligiosos.
Acoger a las personas homosexuales
50. Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana: ¿estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? A menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos. ¿Nuestras comunidades están en grado de serlo, aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?
51. La cuestión homosexual nos interpela a una
reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realísticos de crecimiento afectivo
y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual: por lo tanto
se presenta como un importante desafío educativo. La Iglesia, por otra parte,
afirma que las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser
equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer. Tampoco es aceptable
que se quieran ejercitar presiones sobre la actitud de los pastores o que
organismos internacionales condicionen ayudas financieras a la introducción de
normas inspiradas a la ideología gender.
52. Sin negar las problemáticas morales relacionadas
con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el
apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de
las parejas. Además, la Iglesia tiene atención especial hacia los niños que
viven con parejas del mismo sexo, reiterando que en primer lugar se deben poner
siempre las exigencias y derechos de los pequeños.
La trasmisión de la vida y el desafío de la disminución
de la natalidad
53. No es difícil constatar la difusión de una mentalidad que reduce la disminución de la generación de la vida a una variable del proyecto individual o de pareja. Los factores de orden económico ejercitan un peso a veces determinante contribuyendo a la fuerte caída de la natalidad que debilita el tejido social, compromete la relación entre las generaciones y hace que sea más incierta la mirada sobre el futuro. La apertura a la vida es exigencia intrínseca del amor conyugal.
54. Probablemente también en este ámbito es
necesario un lenguaje realista, que sepa comenzar por la escucha de las
personas y que sepa dar razones de la belleza y de la verdad de una apertura
incondicionada a la vida, como aquello de lo que el amor humano necesita para
ser vivido en plenitud. Y sobre esta base se puede apoyar una enseñanza
adecuada acerca de los métodos naturales, que permita vivir de manera armónica
y consciente la comunicación entre los esposos, en todas sus dimensiones, junto
a la responsabilidad generativa. En esta luz, se redescubre el mensaje de la
Encíclica Humanae Vitae de Pablo VI, que subraya la necesidad de respetar la
dignidad de la persona en la evaluación moral de los métodos de regulación de
la natalidad.
55. Por lo tanto, se debe ayudar a vivir la
afectividad, también en el vínculo conyugal, como un camino de madurez, en
la siempre más profunda aceptación del otro y en una donación siempre más
plena. En este sentido, cabe destacar la necesidad de ofrecer caminos
formativos que alimenten la vida conyugal y la importancia de un laicado que
ofrezca un acompañamiento hecho de testimonio vivo. Indudablemente es de gran
ayuda el ejemplo de un amor fiel y profundo hecho de ternura, respeto, capaz de
crecer en el tiempo y que en su concreta apertura a la generación de la vida,
hace la experiencia de un misterio que trasciende.
El desafío de la educación y el rol de la familia en
la evangelización
56. El desafío fundamental que encuentran las familias hoy es seguramente aquel educativo, que se convierte en más difícil y complejo por la realidad cultura de hoy. Se requiere tener en cuenta las exigencias y las expectativas de las familias capaces de testimoniar en la vida cotidiana, lugares de crecimiento, de transmisión concreta y esencial de las virtudes que dan forma a la existencia.
57. La Iglesia puede desarrollar un papel importante
de apoyo a las familias, comenzando por la iniciación cristiana, a través de
comunidades acogedoras. A esta pide, hoy más que ayer, en las situaciones
complejas como en las ordinarias, de sostener a los padres en su compromiso
educativo, acompañando a los niños, adolescentes y jóvenes en su crecimiento a
través de caminos personalizados capaces de introducir al sentido pleno de la
vida y de suscitar elecciones y responsabilidad, vividas a la luz del
Evangelio.
Conclusión
58. Las reflexiones propuestas, fruto del diálogo sinodal llevado a cabo en gran libertad y en un estilo de escucha recíproca, buscan plantear cuestiones e indicar perspectivas que deberán ser maduradas y precisadas por las reflexiones de las Iglesias locales en el año que nos separa de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos prevista para octubre de 2015. No se trata de decisiones tomadas, ni de perspectivas fáciles. Sin embargo, el camino colegial de los obispos y la implicación de todo el pueblo de Dios bajo la acción del Espíritu Santo, podrán guiarnos para encontrar vías de verdad y de misericordia para todos. Es la esperanza que desde al comienzo de nuestros trabajos el Papa Francisco nos ha dirigido invitándonos a la valentía de la fe y a la acogida humilde y honesta de la verdad en la caridad.
58. Las reflexiones propuestas, fruto del diálogo sinodal llevado a cabo en gran libertad y en un estilo de escucha recíproca, buscan plantear cuestiones e indicar perspectivas que deberán ser maduradas y precisadas por las reflexiones de las Iglesias locales en el año que nos separa de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos prevista para octubre de 2015. No se trata de decisiones tomadas, ni de perspectivas fáciles. Sin embargo, el camino colegial de los obispos y la implicación de todo el pueblo de Dios bajo la acción del Espíritu Santo, podrán guiarnos para encontrar vías de verdad y de misericordia para todos. Es la esperanza que desde al comienzo de nuestros trabajos el Papa Francisco nos ha dirigido invitándonos a la valentía de la fe y a la acogida humilde y honesta de la verdad en la caridad.
La Asamblea propone agilizar los
procedimientos de nulidades matrimoniales
El Sínodo reclama "nuevos
caminos pastorales" para la comunión de los divorciados vueltos a casar
El cardenal Ërdo presenta la
"Relatio post disceptationem" en el ecuador de la Asamblea
Redacción,
13 de octubre de 2014 a las 10:56
"Los homosexuales tienen dones
y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana", subraya el documento
resumen .
El Sínodo de Obispos reconoce la "urgencia
de nuevos caminos pastorales" para las "familias heridas" (separados,
divorciados vueltos a casar), que no estén basadas en "soluciones
únicas" o inspiradas en la lógica del "todo o nada". Entre
ellas, la de la posibilidad del acceso a la comunión de los que se casan por
lo civil tras el fracaso de su primer matrimonio. Este ha sido uno de los
temas abordados con mayor profusión en la "Relatio post disceptationem",
que esta mañana ha presentado el cardenal Peter Ërdo.
Por otro lado, el documento expuesto por el
cardenal Erdö da cuenta de que se debe considerar "la posibilidad de dar
relevancia a la fe de los novios en orden a la validez del sacramento del
matrimonio". Sobre todo se ha destacado que "en todos los casos se
trata de establecer la verdad sobre la validez del vínculo".
Además, el documento afirma que la comunidad
local y los pastores "deben acompañar" a las personas divorciadas
pero no vueltas a casar "con preocupación", sobre todo cuando hay
hijos o es grave su situación de pobreza. Sobre las situaciones de los
divorciados vueltos a casar se ha puesto sobre la mesa la necesidad de "un
discernimiento atento y un acompañamiento lleno de respeto, evitando
cualquier lenguaje o actitud que les haga sentir discriminados".
El documento expresa que hacerse cargo de estas
personas "no supone para la comunidad cristiana un debilitamiento de la fey
del testimonio de la indisolubilidad matrimonial, sino que expresa su caridad
con este cuidado".
Con respecto a la posibilidad de acceder a los
sacramentos de la Penitencia y de la Eucarística, algunos han argumentado a
favor de la disciplina actual en virtud de su "fundamento teológico",
otros han optado por una mayor apertura a las condiciones bien precisas
cuando se trata de situaciones que no pueden ser disueltas sin determinar
nuevas injusticias y sufrimientos.
En este sentido, el documento expuesto por el
cardenal Erdö informa de que para algunos padres sinodales el eventual acceso a
los sacramentos debe ir precedido de "un camino penitencial -bajo
la responsabilidad del obispo diocesano-, y con un compromiso claro a favor de
los hijos".
Esto se trataría de una posibilidad "no
generalizada, fruto de un discernimiento actuado caso por caso, según una
ley de la gradualidad, que tenga presente la distinción entre el estado de
pecado, estado de gracia y circunstancias atenuantes".
El documento plantea la clara necesidad de
opciones pastorales valientes para sanar a las familias heridas, entre ellas
los separados, los divorciados no vueltos a casar o vueltos a casar. En este
sentido, los Padres sinodales, han advertido de "la urgencia de nuevos
caminos pastorales", que partan de la realidad efectiva de "las
fragilidades familiares", reconociendo que estas situaciones no se
eligen la mayor parte de las veces, sino que solo se sufren. Se ha puesto de
manifiesto que no es sabio pensar en "soluciones únicas" o inspiradas
en la lógica del "todo o nada".Además, se ha resaltado la necesidad
de que el diálogo y el debate vividos en el Sínodo continúen en las
Iglesias locales al tiempo que se ha subrayado que las familias católicas están
llamadas a ser en sí mismas los "sujetos activos de toda la pastoral
familiar".Sobre las familias heridas se ha planteado que primero debe ser
escuchada "con respeto y amor" haciendo a sacerdotes, religiosos y
laicos de la Iglesia sus compañeros de camino. Han subrayado que es "indispensable
hacerse cargo de manera leal y constructiva de las consecuencias de la
separación o del divorcio" así como pensar en los hijos que no pueden
convertirse en un "objeto de contienda y que se deben buscar las
"formas mejores" para que puedan superar el trauma de la división
familiar y crecer en el modo más posible sereno.
De este modo, se ha propuesto la agilización del
procedimiento de las causas matrimoniales, a través del aumento de la
"responsabilidad del obispo diocesano", el cual en su diócesis podría
encargar a un sacerdote debidamente preparado que pueda gratuitamente aconsejar
a las partes sobre la validez del matrimonio.
Igualmente, se ha aludido a la posibilidad de
superar "la necesidad de la doble sentencia conforme" o
"determinar una vía administrativa bajo la responsabilidad del obispo
diocesano", así como abrir "un proceso sumario para realizar en los
casos de nulidad notoria".
El informe presentado por el cardenal Erdö es un
resumen de 58 puntos, dividido en tres partes, precedido por una Introducción
y con una conclusión final. La primera parte versa sobre la necesidad de
escuchar el contexto y los desafíos a la familia; La segunda aborda la mirada a
Cristo y al Evangelio de la familia; La tercera es una línea guía que se basa
en la confrontación con las perspectivas pastorales.
A su vez, los participantes en el Sínodo de los
obispos coincidieron hoy en que la Iglesia Católica tiene que tener en cuenta
también los valores positivos de las parejas unidas por lo civil o en
convivencia. En el documento se destacan la apertura a valorar los aspectos
positivos que existen también en las parejas que no se han casado por la
Iglesia y el acogimiento a todas las personas en situaciones
"difíciles" como el divorcio.
"Una sensibilidad nueva de la pastoral actual
consiste en acoger la realidad positiva de los matrimonios civiles y,
reconociendo las debidas diferencias entre las convivencias. Es necesario que
(...) indiquemos también elementos constructivos en aquellas situaciones",
se lee en la relación.
Durante el debate los obispos han destacado el aumento
de los casos de parejas que no se casan por la Iglesia, pero también el número
creciente de aquellos que, después de haber vivido juntos desde hace mucho
tiempo, solicitan la celebración del matrimonio en la Iglesia.
Para los obispos, la convivencia "es a menudo
elegida a causa de la mentalidad general, contraria a las instituciones y a los
compromisos definitivos", pero también por la falta seguridad económica,
ya que además en muchos países las parejas consideran que "casarse es
un lujo, de modo que les empuja a vivir en uniones".
Los obispos animan a las diócesis a acoger "los
valores familiares auténticos o al menos el deseo de ellos" que
existen en estas uniones.
No obstante, los obispos instan a abordar estas
situaciones "de manera constructiva" y a intentar
"transformarlas" hacia "un matrimonio y una familia a la luz del
Evangelio" con la ayuda del "testimonio atractivo de auténticas
familias cristianas".
Las nueve páginas de la "Relatio post
disceptationem" servirán ahora al Sínodo de base para los trabajos de
los llamados "círculos menores", grupos divididos por idiomas para
preparar el documento final que será entregado al papa Francisco a finales de
semana.
Los participantes en el Sínodo de los obispos
consideran que los homosexuales "tienen dones y cualidades para ofrecer
a la comunidad cristiana", pero se interrogan sobre cómo encontrar una
camino realista de acogida.
En el capítulo dedicado a este asunto, los obispos se
preguntan: ¿estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un
espacio de fraternidad en nuestras comunidades?, ¿nuestras comunidades
están en grado de serlo, aceptando y evaluando su orientación sexual, sin
comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?.
Ante estos interrogantes, los obispos no sacan
conclusiones y se limitan a afirmar que la cuestión de la homosexualidad
"requiere una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realistas
de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la
dimensión sexual".
Para los participantes en este Sínodo sobre la
familia, este tema "se presenta como un importante desafío
educativo".
Los obispos afirman que han tomado en consideración
durante los últimos días que "hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el
sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas".
Y aseguran que "la Iglesia tiene atención
especial hacia los niños que viven con parejas del mismo sexo, reiterando
que en primer lugar se deben poner siempre las exigencias y derechos de los
pequeños".
No obstante, en este apartado los miembros de la
Iglesia católica reiteran que para ellos "las uniones entre personas del
mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una
mujer".
Y concluyen que sobre este tema "no es aceptable
que se quieran ejercer presiones sobre la actitud de los pastores o que
organismos internacionales condicionen".
Las nueve páginas de la "Relatio post
disceptationem" servirán ahora al Sínodo de base para los trabajos de los
llamados "círculos menores", grupos divididos por idiomas para
preparar el documento final que será entregado al papa Francisco a finales de
semana.
El sínodo extraordinario de obispos sobre
la familia
BUENOS AIRES
(ARGENTINA).
ECLESALIA, 13/10/14.- Quizás no haya peor
consejero que el miedo. Cuando tenemos miedo nos cerramos, nos rigidizamos
y en general actuamos de manera equivocada. Atrás de muchos actos de violencia
está escondido el miedo. Definitivamente lo está en toda discriminación, y en
todos los integrismos. Lo nuevo, lo diferente asusta cuando no tenemos la
capacidad de abrir nuestra cabeza y sobre todo nuestro corazón a lo que se
presenta. Una de las cosas que más repite Jesús en el Evangelio es justamente:
“No teman”. El Espíritu en Pentecostés derrumba las paredes del miedo y lanza a
los discípulos a proclamar el Evangelio a todos, sacándolos del aislamiento en
el que se habían escondido después de la muerte de Jesús. Seguramente tenían
mucho miedo, ¡y no era para menos! Pero se dejaron transformar, y, gracias a
eso, el mensaje llegó hasta los “confines de la tierra”.
Hoy la Iglesia está viviendo un “Sínodo Extraordinario
de Obispos sobre la Familia”. Francisco en su discurso inaugural les pidió a
los participantes que hablaran con libertad, sin temor a decir lo que piensan.
Este es un primer paso para poder hacer los cambios que está reclamando el
pueblo fiel. Otro paso muy importante es “leer los signos de los tiempos”. No
se trata de mantener normas y doctrinas que ya casi nadie practica, si no de
escuchar y mirar cómo se viven hoy las relaciones familiares, sobre todo los
jóvenes. Cuando una institución insiste en poner reglas que nadie cumple pierde
autoridad y vigencia. Me temo que es lo que está pasando con la Iglesia
Católica. Hay cosas que están tan alejadas de la realidad que muchas veces me
pregunto a quién le están hablando los obispos. Sin ir más lejos pensemos en la
encíclica “Humanae Vitae”…
¿Está en crisis la familia o lo que entendemos por
familia? ¿No será que en el término “familia” entran hoy otras situaciones que
no implican únicamente madre-padre-hijos? Sea como fuere, la Iglesia, si quiere
seguir siendo “madre y maestra” tendrá que buscar la manera de llegar con su
mensaje y de acoger a todos. El objetivo debería de ser ayudar a las personas a
vivir relaciones cada vez más humanas. No se trata de adaptarse y aceptar
cualquier cosa, sino de volver a mirar cada norma y cada doctrina y ver si
todavía tienen sentido. Revisar el porqué de cada cosa a la luz de los
descubrimientos exegéticos, culturales, sociales, científicos, psicológicos,
antropológicos, etc… No podemos mantener normas que se dictaron hace cientos de
años cuando la cosmovisión era totalmente otra. La moral sexual católica
adolece en muchos casos de una antropología inadecuada. Por eso tenemos que
preguntarnos acerca de la validez de lo que hoy decimos que es moral o inmoral
en nuestra vida social, sexual y familiar.
Como dijo el Cardenal Kasper: “El Evangelio no es un
museo, no es un código penal, no es un código de doctrinas y mandamientos. Es
una realidad viviente en la Iglesia y nosotros tenemos que caminar con todo el
pueblo de Dios y ver cuáles son sus necesidades. Algunos cardenales temen que
haya un efecto dominó y que, si se cambia un punto, todo colapse”. Creo que lo
que hay que cambiar es mucho más que un punto y me parece que el peligro es al
revés, si no se animan a cambiar, no habrá seguramente un colapso, pero poco a
poco la Iglesia irá perdiendo cada vez más vigencia y entonces el mensaje ya no
llegará a “los confines de la tierra”. Francisco nos convocó para que como
comunidad reflexionemos. Ahora los obispos tienen la oportunidad de hacer los
cambios necesarios. ¡Que el amor y la compasión, y no el miedo, sean la fuerza
que los anime a hacerlos! (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la
difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Una mayoría de
participantes aboga por un "cambio de paradigma" en la moral sexual
El arzobispo de
Glasgow pide a los padres sinodales que "no fallen" a los divorciados
Los obispos
latinoamericanos abogan por la plena igualdad entre hombres y mujeres en la
familia
Redacción, 08 de octubre de 2014 a las 17:42
- La familia en la Biblia: una historia pendiente
- Divorcio y divorciados: reflexión ante el Sínodo de la Familia
- El Papa encarga al cardenal Sistach abrir el Sínodo de Obispos de la Familia
- El Papa convoca un sínodo sobre la familia
- Catorce matrimonios participarán en el próximo Sínodo de la Familia Vaticano
Tanto se habla críticamente de lo negativo de la sexualidad fuera del
matrimonio, que la misma sexualidad dentro del matrimonio parece haberse
convertido en una imperfección permitida
El arzobispo de Glasgow, Philip
Tartaglia, pidió hoy a los obispos reunidos en el Sínodo sobre la familia,
que se celebra en el Vaticano, que no "fallen" a quienes fracasan
en su matrimonio y se quieren acercar a la Iglesia católica.
El arzobispo escocés fue el encargado hoy de
pronunciar la homilía durante el rezo de apertura de la reunión de la
mañana y entró de lleno en el debate más controvertido del Sínodo, que es el
del comportamiento de la Iglesia católica con los divorciados.
"La Iglesia tiene que encontrar una manera
de hablar con las palabras de amor de San Pablo y obrar con compasión y
perdonar, pero también sanar, renovar y ayudar a levantarse",
explicó Tartaglia según el texto que difundió la oficina de prensa del
Vaticano.
Para Tartaglia, la Iglesia tiene que tener
"compasión por el dolor y por la laceración de los corazones humanos
atrapados en la separación, la traición y el divorcio".
"En momentos de angustia y de desgracia, la
gente regresa instintivamente a la Iglesia para recibir esperanza, consuelo e
inspiración. No debemos fallarles", indicó.
Y añadió que "en la cruz, Jesús sufrió con
paciencia, perdonó a sus verdugos y abrió los brazos para abrazar y dar la
bienvenida a todos los pecadores y a todos los que sufrían dolor y
angustia".
Para apoyar su reflexión, el arzobispo escocés
puso como ejemplo el referéndum celebrado en Escocia para la independencia
y de cómo tras el resultado, en el que ganó el permanecer en el Reino Unido, la
pregunta era: "¿las comunidades, familias y amigos galeses podrán
conciliar sus diferencias?".
El arzobispo explicó que la respuesta es "el
amor", que "puede siempre llegar a la realidad, a los aspectos
prácticos, y a todas las circunstancias de la vida real, de la familia, de la
amistad, del trabajo y de la política".
La reflexión del arzobispo fue publicada por el
Vaticano ya que se trató de la homilía durante la oración de la mañana,
mientras que las ponencias del resto de obispos no serán divulgadas. Aunque
tampoco el arzobispo entró en detalle sobre la posibilidad de que los
divorciados que se casan de nuevo puedan volver a recibir los sacramentos, este
argumento centra el debate en estos días entre los aperturistas y aquellos que
afirman que quienes se han vuelto a casar no pueden regresar plenamente a la
Iglesia.
Por su parte, los obispos latinoamericanos que
intervinieron hoy en el Sínodo que se está celebrando en el Vaticano
trasladaron su preocupación por cómo el machismo y la violencia doméstica
afectan a las familias.
El portavoz vaticano para el sínodo, Manuel
Dorantes, explicó que durante las intervenciones de ayer y de hoy en el
Aula del Sínodo, obispos de Latinoamérica, África y Medio Oriente expresaron la
necesidad de que la Iglesia católica defienda la importancia de la igualdad
entre hombres y mujeres. Ello ayudaría a solventar algunos de los problemas
de las familias actuales.
Los obispos latinoamericanos coincidieron en que
el machismo en Latinoamérica es un problema importante para la Iglesia, pues se
suma a la pérdida de valores que terminan en la pérdida de fe.
Un machismo, explicaron los obispos, que está
relacionado con la violencia doméstica, otro de los problemas de las familias
en Latinoamérica, agregó la fuente.
En el sínodo, también se habló de la poligamia
como uno de los problemas con que lidian los obispos católicos en África, pero
que es difícil de afrontar ya que no se puede obligar al hombre a abandonar a
sus mujeres, que quedarían solas en la sociedad.
Durante las sesiones de debate de ayer y de hoy,
sobre las que informó el Vaticano, otro de los temas fue el de la crisis
económica como causa de fragmentación de las familias.
Para uno de los llamados padres sinodales, como se denominan a aquellos que
presentan sus ponencias, las tres grandes amenazas para la familia son "la
pobreza, la emigración y la violencia".
Para este participante, la injusticia social y la
brecha cada vez mayor entre ricos y pobres son causas por las que la familia
acaba disgregándose.
La falta de oportunidades empuja a veces a los
miembros de una familia a perder sus valores y a caer en la delincuencia y
el narcotráfico.
También los obispos latinoamericanos hablaron de
cómo la pobreza empuja a muchos a emigrar. A veces se trata de jóvenes y niños
que viajan solos y son objeto de violencia. Los problemas de las familias,
desde la disgregación por las separaciones hasta abusos psicológicos y
sexuales, la Iglesia quiere dar una respuesta adecuada a los tiempos actuales,
aseguró el cardenal brasileño Raymundo Damasceno Assis.
Con esas palabras, el arzobispo de Aparecida introdujo
esta mañana los trabajos de la tercera jornada de la asamblea extraordinaria
del Sínodo de los Obispos, una cumbre episcopal que analiza los desafíos de las
familias en el contexto actual.
"En una Iglesia que el santo padre no dudó
en comparar con un hospital de campaña después de la batalla, queremos
salir como pastores al encuentro de tantas familias en crisis para dar una respuesta
inspirada en el evangelio de la misericordia", afirmó el purpurado,
hablando en italiano.
Damasceno Assis es uno de los tres presidentes
delegados que, por turnos, encabezan los debates en el encuentro del cual
participan 191 padres sinodales, en la Sala Nueva del Sínodo ubicada dentro del
complejo Aula Pablo VI del Vaticano.
El purpurado advirtió que no se pueden ignorar
las muchas situaciones críticas de la vida familiar, debida sea a factores
internos como externos, entre los cuales incluyó la dificultad de relación
y de comunicación entre los miembros de la familia, entre los cónyuges, entre
los padres y los hijos, entre los hermanos.
Además señaló la fragmentación y disgregación
provocadas sea por el divorcio o por la separación de los esposos, sea por
otras situaciones críticas, que van desde realidades familiares alargadas con
múltiples relaciones invasivas a las uniones de hecho.
"Tantas otras situaciones exigen nuestra
atención y caridad pastoral, las diversas formas de violencia y abuso a
nivel psicológico, físico y sexual, en detrimento de las mujeres y -sobre
todo- de los niños, que interpelan fuertemente no sólo la sociedad sino también
la Iglesia misma, las diversas dependencias a la droga, alcohol, juegos de
azar, los medios y las redes sociales", ponderó.
Sostuvo que la Iglesia no quiere que se apague la
alegría de vivir por la falta de respeto y por la violencia, provocadas por
esas presiones externas a la familia como la incidencia de la actividad
laboral, el fenómeno migratorio, la pobreza y la lucha por la subsistencia, el
consumismo y el individualismo, los anti-testimonios católicos.
Pidió no olvidarse de otras situaciones
particulares, entre las cuales se cuentan el peso de las expectativas sociales
sobre el individuo, el impacto de las guerras, la disparidad de culto y otras
realidades. Uno más instó a que la Iglesia esté cerca de las parejas "en
dificultad", por ejemplo los divorciados y vueltos a casar, para las
cuales pidió "comprensión, perdón y misericordia".
"El matrimonio es y sigue siendo un
sacramento indisoluble, sin embargo, ya que la verdad es Cristo, una persona, y
no un conjunto de reglas, es importante mantener los principios, no obstante
cambien las formas concretas de su actuación", sostuvo.
"El Sínodo no cuestiona la doctrina, pero
reflexiona sobre la pastoral, es decir, sobre el discernimiento espiritual
para la aplicación de la misma para enfrentar los retos de la familia
contemporánea", indicó el obispo.
Agregó que "en este sentido, la misericordia no elimina los
mandamientos".
Sínodo de la
familia, 3º día. Ser antorchas que transmiten el fuego de la fe
Siguen las
exposiciones de temas diversos. Desde los matrimonios mixtos en África, al
fuerte aumento de los hijos nacidos afuera del matrimonio en América Latina
CIUDAD DEL VATICANO, 08 de
octubre de 2014 (Zenit.org) - El tercer
día del sínodo de los obispos sobre la familia, asamblea que dura dos semanas y
que ha sido convocada por el papa Francisco, se abrió este miércoles con el
canto de la 'hora tercera'.
El sínodo tiene diariamente dos
sesiones llamadas 'congregaciones', aunque esta mañana el Santo Padre no ha
asistido a la quinta congregación, porque realizó la catequesis en la audiencia
general de los miércoles en la plaza de San Pedro.
Por la tarde, en cambio, el Santo
Padre participó a la sexta congregación, sobre "las situaciones pastorales
difíciles", con una introducción del cardenal brasileño Raymundo
Damasceno Assis, y el testimonio de los cónyuges Stephen y Sandra Conway,
responsables familiares de África.
La congregación de la mañana inició con la
reflexión del arzobispo escocés de Grasgow, Philip Tartaglia, que recordó el referendum
que se realizó el mes pasado en su país, en donde las posiciones del sí y del
no, dividieron y polarizaron fuertemente al electorado, que en un 85 por ciento
fue a votar, eligiendo por poco más de la mitad, quedarse unidos a Gran
Bretaña. Después del mismo se planteó si era posible reconstituir la unidad del
país. Partiendo desde esta idea, y de la carta en la que san Pablo enseña: “El
amor es siempre paciente y amable...” transportó la problemática a los litigios
familiares que terminan en separación o divorcio. E indicó la necesidad de que
la Iglesia sepa mediar y reconstruir. Y concluyó con un “no podemos fallar en
esto”.
Hoy fueron 78 intervenciones, indicó el director
de la Oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, en
conferencia de prensa en la cual participaron el rector de la Univesidad
Católica de Buenos Aires, Mons. Víctor Fernández, y el obispo africano Ignatius
Kaigama. Además del portavoz en español, padre Manuel Dorantes, y el de idioma
inglés, padre Thomas Rosica.
El portavoz del Vaticano indicó que hoy África
estuvo muy presente, con la intervención de una copia mixta de Costa de Marfil:
la mujer cristiana y el marido musulmán. De este modo se entendió la variedad y
complejidad de situaciones existentes en África, pues en otros países esto no
es posible, de lo contrario la mujer tiene que volverse musulmana. Y de las
diversas pastorales que esto significa, con las modulaciones destinadas a los
problemas pastorales específicos.
“Se habló -añadió el padre Lombardi- de la luz
que la Iglesia lleva al mundo en términos no de faro fijo, sino de antorcha que
acompaña al pueblo en camino, paso por paso”. Se recordó también que la crisis
de la familia va unida a la crisis de la fe, y que la fe no es adherirse
solamente a los contenidos, sino sobre todo una adhesión personal a Cristo.
También se registraron, indicó el director de la
Oficina de prensa, que muchas intervenciones subrayaron la confianza en la
gracia de Dios, más que nuestras debilidades; así como de la importancia de la
oración en la vida familiar. Además hubo intervenciones muy lindas sobre el perdón
y reconciliación en familia. Asimismo, intervenciones muy lindas sobre el amor
de Jesús, y se recordó a la samaritana, y de ese modo evangélico que convierte
el corazón.
Otro de los temas fue la fidelidad a la doctrina
del magisterio de la Iglesia y la misericordia y los problemas concretos de
tantas personas. “Esto ha sido modulado en diversas intervenciones”, añadió
Lombardi, así “cómo proponer la doctrina hoy”.
En las intervenciones se recordó que el Vaticano
II ha conciliado la cuestión entre la verdad con la libertad religiosa, en
analogía con lo que el sínodo tiene que hacer en la pastoral familiar.
Ha sido indicado también que la misionaridad de
las familias va apoyada y la importancia del anuncio que llevan las familias,
los movimientos y la invitación del papa en Río de Janeiro a los jóvenes,
delante de una cultura de lo provisional.
Se señaló en las intervenciones, indicó el padre
Lombardi, lo positivo de la familia como lugar de acogida, en particular de los
ancianos y enfermos.
Por su parte, el portavoz en español, padre
Dorantes, recordó que en las alocuciones en esta lengua, se isubrayó el hecho
de que muchas parejas llegan al matrimonio sin haber realizado la comunión o
confirmación.
En la evaluación del estado de la familia uno de
los padres sinodales habló de diversas amenazas existentes, como la brecha que
crea la pobreza, produciendo casos de separaciones para sustentar a las
familias. La pobreza, la falta de estudio, y de trabajo, que producen las
migraciones.
Otro de los grandes retos que fue planteado,
comentó el portavoz en español, es la soledad, de los ancianos y niños. También
la dificultad de los jóvenes de tomarse un compromiso, o el de las comunidades
indígenas en la que existe un período de prueba de tres años antes del
matrimonio, después de lo que, con frecuencia, la mujer es devuelta a su hogar.
Y precisó que otro de los padres sinodales, indicó que en su país el 70 por
ciento de los niños nacen fuera del matrimonio y por lo tanto sufren la falta
de una familia, con todos los problemas que esto implica.
Sínodo: la voz
de los esposos
Ya han
intervenido en las Congregaciones algunos matrimonios de los que participan en
el Sínodo y han hablado de intimidad sexual, evangelización en pareja y
acogida de hijos
CIUDAD DEL VATICANO, 08 de
octubre de 2014 (Zenit.org) - En el
Sínodo de los Obispos sobre la familia que se está celebrando en el Vaticano,
desde este lunes y hasta el día 19, ya ha habido espacio para escuchar a los
matrimonios que han sido invitados para dar su testimonio sobre la vida
familiar.
La primera pareja intervino la
tarde del lunes. Se trata de Ron y Mavis Pirola, cónyuges australianos, que
narraron el recorrido de sus 55 de matrimonio: del primer flechazo, a las
llamadas y las notas, hasta las satisfacciones y las fatigas de convertirse en
padres.
En particular, los dos esposos
centraron la atención sobre la "intimidad sexual", punto de apoyo
--indicaron-- de la vida de pareja entendida en sentido cristiano. "Poco a
poco nos hemos dado cuenta de que la única característica que distingue nuestra
relación sacramental respecto a cualquier otra buena relación centrada en
Cristo es la intimidad sexual, y que el matrimonio es un sacramento que
encuentra su máxima expresión en una relación sexual", explicaron.
"Nosotros --añadieron--
creemos que hasta cuando las parejas casadas no lleguen a respetar la unión
sexual como parte esencial de su espiritualidad será extremadamente difícil apreciar
la belleza de las enseñanzas como las de la encíclica Humanae vitae".
Según los cónyuges --que junto a otras parejas y
sacerdotes han participado en movimiento de espiritualidad laical como Equipes
Notre Dame y Worldwide Marriage Encounter-- "necesitamos nuevos
modos y nuevos lenguajes fácilmentreconocibles para tocar los corazones de las
personas".
En tal sentido la "Iglesia doméstica"
tiene mucho que ofrecer a la Iglesia universal por las modalidades de
evangelización, y que siempre se debate entre la "tensión de apoyar la
verdad" y la necesidad de expresar "compasión y misericordia".
Pusieron como ejemplo el caso de unos amigos
suyos, padres de un chico homosexual. Ellos --contaron-- "estaban
organizando la reunión de Navidad en familia cuando su hijo dijo que quería
llevar también a su compañero. Ellos creían plenamente en la enseñanza de la
Iglesia y eran conscientes de que a sus nietos les hubiera gustado ver acoger
al hijo y a su pareja en la familia. Su respuesta se puede resumir en tres palabras:
'Es nuestro hijo'".
Según el matrimonio, este es el "modelo de
evangelización" que las parroquias deberían aprender de las iglesias
domésticas que son las familias. Otro caso, añadieron, es el de una amiga
divorciada que dice "que a veces no se siente plenamente acogida en su
parroquia. Aún así, va a misa regularmente y sin lamentarse con sus
hijos".
"Para el resto de la parroquia ella debería
ser un modelo de valentía y compromiso frente a la adversidad", observaron
Ron y Mavis, subrayando que precisamente de personas como ella "aprendemos
a reconocer que todos llevamos heridas internas en nuestra vida". Ser
consciente de las propias heridas internas, de hecho, "ayuda enormemente a
reducir la tendencia a juzgar a los otros, una actitud que representa un
poderoso obstáculo para la evangelización".
El martes por la mañana fue el turno de George y
Cynthia Campos, pareja de la archidiócesis de Manila, en Filipinas. Ambos están
muy comprometidos en "Parejas para Cristo", una asociación laica
reconocida por el Pontificio Consejo para los Laicos --de la que George es
presidente-- que tiene como fin renovar y reforzar la vida y los valores
de la familia cristiana. El movimiento está presente en todas las provincia y
diócesis de Filipinas y se ha exportado a 163 países.
Padres de cuatro hijos, casados desde hace 27
años, los Campos han pasado la mitad de la vida, dijeron, "siendo una
catequesis viviente de nuestra visión de vivir como 'familia en el Espíritu
Santo para renovar la faz de la tierra'".
Se conocieron en el convento de las Rosas
Hermanas, una congregación contemplativa donde Cynthia vivía una experiencia de
noviciado y George era monaguillo. A un cierto punto, los dos esposos dejaron
los respectivos trabajos para "servir" al Señor "juntos como una
pareja". Se convirtieron en "discípulos misioneros a tiempo
completo", comprometidos con formaciones didácticas y encuentros semanales
de oración con otras parejas en distintos países de Filipinas pero también del
mundo, entre los que están Vietnam, Tailandia y Australia. Los hijos ahora
siguen su ejemplo ocupándose de las actividades de los niños, los jóvenes y los
solteros de "Parejas para Cristo".
Los Campos hablaron de los dos eventos dramáticos
que han marcado su matrimonio, superados gracias a una profunda fe en Dios. En
primer lugar el embarazo de riesgo de Cynthia: "En el cuarto embarazo me
diagnosticaron diabetes gestacional y preeclampsia. Nos dijeron que mi vida
corría peligro si continuaba con el embarazo y el niño tenía muchas
probabilidades de nacer con alguna anomalía. Nos aconsejaron elegir entre la
interrupción del embarazo o el riesgo. Ha sido verdaderamente una prueba de fe
y de abandono. Hemos decidido tener el niño y respetar la voluntad del Señor.
Por gracia de Dios, hemos sobrevivido las dos y mi hija Christen nació sana y
llena de vida".
Más difícil para los cónyuges fue afrontar el
cáncer de pecho diagnosticado a la mujer en 1998. Según los médicos, el tumor
le daba máximo de 3 a 6 meses de vida. En vez de renunciar a su servicio,
Cynthia continuó con mayor pasión, "apoyada por las oraciones de mi
familia y de nuestra comunidad CFC". "Mi oración --dijo-- era 'Señor
simplemente con un toque de tus dedos se podría cambiar mi enfermedad. Debes
solo quererlo'. Dios escuchó nuestras oraciones y por ahora estoy en pie tras
curarme con una sencilla intervención y una dosis de antibióticos".
X. PICAZA
Pero he de señalar que la novedad
de su (nuestro) matrimonio no está en un nivel de ley, sino de profecía, como
indicaré esta tarde (resumiendo también unas páginas de mi Familia en la Biblia). Éste
es un tema de amantes y poetas, de creyentes y profetas… de todos los hombres y
mujeres que descubren a Dios al descubrirse unidos entre sí, sobre todo en
matrimonio. Ésta es la novedad más alto (suprema) de la Biblia, su revelación
más honda.
Aquí deberían volver y “beber”
los Padres del Sínodo, según el deseo del Papa Francisco, que pedía hace
un año que estudiáramos y acogiéramos la aportación de la Biblia. Pero (¡según
la prensa, quizá poco fiable!) hay algunos (incluidos purpurados) que no
parecen haberse enterado del todo, y que quieren seguir imponiendo leyes y más
leyes sobre los hombros de los matrimonios, en vez de compartir con (como)
ellos un camino de alianza en libertad (como sabe el centro profético del
Antiguo Testamento).
Introducción
La aportación mayor del Antiguo Testamento a la visión de Dios y la familia ha sido el descubrimiento de la relación entre monoteísmo (Dios es uno, amar a Dios con todo el corazón) y monogamia (amor único y definitivo entre dos personas, no para cerrarse entre ellas, sino para abrirse a otros). Israel no ha realizado este descubrimiento partiendo de un análisis de la familia para aplicarlo después a Dios, sino a partir de la experiencia profética de Dios, que puede y debe expresarse en la relación de matrimonio y el amor humano.
La aportación mayor del Antiguo Testamento a la visión de Dios y la familia ha sido el descubrimiento de la relación entre monoteísmo (Dios es uno, amar a Dios con todo el corazón) y monogamia (amor único y definitivo entre dos personas, no para cerrarse entre ellas, sino para abrirse a otros). Israel no ha realizado este descubrimiento partiendo de un análisis de la familia para aplicarlo después a Dios, sino a partir de la experiencia profética de Dios, que puede y debe expresarse en la relación de matrimonio y el amor humano.
Estamos acostumbrados a estudiar
primero el Pentateuco para pasar a los profetas, y en cierto sentido esa
secuencia es lógica, pues el Pentateuco recoge muchas tradiciones antiguas.
Pero históricamente, en el principio y base de la nueva experiencia israelita
han estado los profetas, que son anteriores a la mayor parte de las normas del
Pentateuco, especialmente en la línea del Deuteronomio; ellos han sido los
descubridores de la relación entre monoteísmo y monogamia.
Cuatro profetas han marcado
especialmente este descubrimiento: 1. Oseas: Me casaré contigo para siempre. 2.
Jeremías: Recuerdo tu amor de novia. 3. Ezequiel, una alegoría de familia. 4.
Tercer Isaías (con Malaquías): Como se alegra el marido con su esposa… Hay
otros profetas importantes que han evocado también el tema de la familia, desde
una perspectiva de justicia social (Amós) o nacimiento mesiánico (Is 7-12).
Pues bien, entre ellos, he
querido escoger a Oseas, que puede ser modelo nuestro por muchas razones (de
monogamia y perdón, de matrimonio recreado…, no en línea de ley, sino de gozo
compartido, en la línea de Dios.
Oseas ejerció su función
profética en el Norte de Israel (reino de Samaria), entre el 740 y el 722 a.C.
y se opuso a la religión de las “asheras” donde lo divino aparecía como
dualidad sexual, para insistir en la experiencia del único Dios (Yahvé) que,
siendo trascendente, se vincula con Israel como su esposa, en la línea de la
teología de la alianza.
1 Familia de Dios, familia humana.
Oseas ha presentado a Dios, al
mismo tiempo, como esposo y padre, pidiendo a sus hijos (=israelitas) que
rechacen a su madre (Israel) como adúltera, para recapacitar después y rogarles
que se dejen amar por Yahvé, el auténtico esposo:
Pleitead contra vuestra madre,
pleitead, porque ella no es mi mujer, ni yo soy su marido: Que quite de su cara
sus fornicaciones, y sus adulterios de los pechos. Se ha prostituido su madre
(=Israel), se ha deshonrado... Ella decía: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan
y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi vino... Ella no comprendía que era
yo quien la daba pan, vino y aceite…
Pero, mira, voy a seducirla, la
llevaré al desierto, hablaré a su corazón, le entregaré allí sus viñedos y el
valle de Desgracia será puerta de Esperanza. Me responderá como en su juventud,
como el día en que subió de Egipto... Aquel día, oráculo de Yahvé, escucharé a
los cielos y estos responderán a la tierra, y la tierra responderá con el
trigo, el vino y el aceite... Me casaré contigo para siempre, me casaré contigo
en justicia y derecho, en misericordia y compasión, me casaré contigo... (cf.
Os 2, 4-23).
Más que el argumento entero de
este gran relato de “controversia esponsal” quiero destacar la imagen de fondo,
el matrimonio de Dios con el pueblo, en forma de alianza personal definitiva.
Conforme a la visión de Oseas, Israel es la esposa elegida de Yahvé, y ambos
deben guardarse fidelidad matrimonial, en una historia abierta de
enriquecimiento mutuo. Pero Israel se ha pervertido, convirtiéndose en esposa
infiel, abandonando a su esposa y adulterando, uniéndose con dioses o amantes
falsos. Pues bien, ante esa situación de infidelidad o adulterio, Dios responde
ofreciendo mayor fidelidad.
Oseas concibe la relación del
pueblo con Dios en forma de matrimonio, en el que uno y otro han de guardarse
fidelidad, a pesar de su diferencia. El Dios esposo ha sido fiel, y quiere
seguir siéndolo, a pesar del “adulterio” de su esposa, manteniendo de esa forma
el “matrimonio”. Por eso dice “me casaré contigo para siempre”, suponiendo así
que puede haber un amor definitivo entre dos personas, un hombre y una mujer.
La novedad del testimonio de Oseas está en que ha descubierto en su misma
situación matrimonial el alcance, sentido y exigencia de esta fidelidad de
Dios.
También él (Oseas) se ha casado
con una mujer a la que quiere mantener fidelidad, a pesar de que ella le ha
sido infiel, haciéndose adúltera. Pues bien, en vez de rechazarla o condenarla,
Oseas le ofrece perdón y quiere mantener el matrimonio, ratificando así su amor
monogámico. El profeta descubre así que su historia se encuentra vinculada a la de
Dios de un modo radical, de manera que puede trazar una comparación entre su
“matrimonio” y el de Dios, a quien descubre y presenta como garante de
fidelidad perpetua.
Conforme a las costumbres de
aquel tiempo, tanto Dios como Oseas deberían castigar a la esposa y repudiarla.
Pero Oseas descubre que Dios perdona y desea iniciar otra vez el matrimonio con
su esposa Israel, superando así su infidelidad. En esa línea, de un modo
consecuente, Dios pide también a Oseas que ame a su mujer de nuevo, que la
acoja y la perdone.
2. Dios, la verdad del matrimonio
‒ Dios, un camino de fidelidad. En un primer momento,
respondiendo al pecado del pueblo, como un marido celoso, Dios había decidido
convertir el paraíso (tierra) de la esposa infiel en un desierto. Pero, aunque
sufre mucho por su infidelidad, él la perdona y le ofrece amor de nuevo. En ese
contexto afirma Oseas que Israel, esposa de Yahvé, madre de los israelitas, se
ha prostituido (Os 2, 7): Ha buscado otros “amantes” que le ofrezcan y aseguren
los dones vitales (pan y agua, lana y lino, aceite y vino), poniéndose de esa
forma en manos de Baal/Ashera (vida cósmica, proceso de la vegetación) y
dejando a un lado para ello el más hondo amor, la fidelidad personal, el
compromiso de la unión radical con Yahvé. Pues bien, a pesar de su infidelidad,
Dios le ha perdonado, ofreciéndole su nuevo y más acto pacto de amor.
‒ Una experiencia de matrimonio. Oseas descubre y recrea de esa
forma el sentido de su matrimonio desde la visión del Dios que mantiene su
fidelidad a pesar del pecado de Israel. Más allá de la necesidad cósmica,
representada en aquel tiempo por los dioses de la tierra (Baal y Ashera), Oseas
ha descubierto el amor personal de Dios, que se vincula con los hombres desde
una fidelidad más alta, en línea de perdón y diálogo nuevo. El mito de la vida
(de la vegetación) encierra a los hombres y mujeres en el plano de los bienes
de la tierra, como si el amor fuera un simple poder del cosmos (un impulso
sexual sagrado). En contra de eso, Oseas sabe y proclama que los hombres y
mujeres son seres personales, autónomos y de esa forma, unidos como pueblo,
ellos pueden presentarse como “esposa” del único Dios, que les da sólo no sólo
el pan, vino y aceite, sino otros dones más altos de fidelidad ética y, sobre
todo, de comunión personal, haciendo posible el perdón y un nuevo comienzo de
amor.
3. Monogamia, una historia personal de fidelidad.
En ese contexto se puede hablar
de un matrimonio duradero entre un hombre y una mujer, pues el esposo ha de ser
fiel (y perdonar a la esposa) y así también, de un modo correspondiente, la
esposa ha de ser fiel a su esposo. El matrimonio es, según eso, una historia
monogámica de amor/vida, en la que se puede comenzar de nuevo allí donde parece
que el amor se ha roto. La monogamia de Dios hace posible el descubrimiento y
despliegue de la monogamia entre los hombres.
Hoy, pasados veintiocho siglos
desde aquel enfrentamiento entre el esquema matrimonial de Baal-Ashera (en
línea cósmico/vital) y el de Yahvé con su pueblo (en línea de alianza de
personas), seguimos siendo muy sensibles a los viejos valores paganos de la
tierra, representados por los dioses de la vida. Pero, al mismo tiempo,
confesamos y agradecemos la experiencia israelita de la transcendencia de Yahvé
y de su fidelidad personal, entendida en forma de matrimonio con su pueblo. Esta
visión del matrimonio (familia) como alianza entre personas constituye una gran
aportación de Israel, un elemento clave de la identidad bíblica y cristiana.
En ese contexto se entiende la
promesa (tarea) de Dios que, como esposo engañado (igual que Oseas), opta por
retomar el camino del amor, venciendo la infidelidad anterior de su esposa
Israel, diciendo: «La llevaré al desierto...» para enamorarla de nuevo (Os
2,16-17). Los dioses de la vida mantienen al hombre (y a la mujer) en un
contexto de identidad cósmica, dentro de un tipo de fatalismo donde es
imposible el amor. Pues bien, en contra (por encima) de eso, el profeta ha
descubierto y ha puesto de relieve la posibilidad de un matrimonio entendido en
clave de encuentro de amor, como alianza que puede recuperarse (¡la llevaré al
desierto..!) , superando el nivel cósmico de las puras necesidades de la vida.
La historia de Oseas implica una
revelación más alta del amor, entendido como experiencia de vinculación
personal, en libertad (por encima de las puras necesidades materiales o de los
impulsos vitales), en fidelidad y perdón: Un hombre y una mujer, dos seres personales pueden
amarse para siempre. Ciertamente, los dones “cósmicos” fondo (trigo, vino,
aceite…), siguen estando en el fondo, como signo del poder fecundo de la
sexualidad/maternidad. Pero el contenido básico del matrimonio se sitúa en un
plano distinto de fidelidad personal, en diálogo de alianza, donde es posible
(y necesario) el perdón.
De forma lógica, Dios aparece
simbólicamente como esposo y padre al mismo tiempo; y por su parte la humanidad
(Israel) como esposa e hija, pero en ambos casos (desde los dos simbolismos) el
amor entre Dios y el pueblo se sitúa en perspectiva de alianza. Dios es Padre
del pueblo, entendido como grupo de personas con las que dialoga; y es también
Esposo, en gesto de fidelidad afectiva. Ambos signos (padre y esposo) se
fecundan y enriquecen. Ciertamente, ellos tienen un trasfondo jerárquico de
superioridad del padre-esposo sobre la esposa, a la que trata como hija
menor... Pero pueden y deben entenderse también en clave de diálogo personal de
amor en libertad y en perdón, de tal forma que se establece entre los dos una
relación de alianza, sin imposición de uno sobre el otro.
4. Matrimonio, un fondo teológico.
La humanidad (o, mejor dicho, el
pueblo de Israel) ocupa en Oseas el lugar que en el entorno (Canaán) tenía la
“diosa”, pero de un modo distinto. Dios y Diosa eran símbolos cósmicos del
proceso de la vida. Por el contrario, el Dios de Oseas es sujeto personal, que
puede dialogar y dialoga con los hombres, que son también sujetos personales.
Sin duda, esos “dioses” de la tierra han tenido un valor, pero quedan superados
por el Dios israelita de la alianza.
Oseas ha puesto así de relieve la
experiencia más alta del Dios personal (Yahvé), que se hace presente y actúa
haciendo a los hombres capaces de responderle también de un modo personal.
Ciertamente, algunos de sus signos pueden hoy replantearse: El hecho de
presentar a Dios como esposo/masculino y al pueblo como esposa/femenina, y la
vinculación entre los dos signos masculinos (Padre y Esposo). Pero esa
experiencia, expresada en claves de fidelidad personal, abre un capítulo nuevo
en la historia y visión del matrimonio.
Ciertamente, esa experiencia no
se aplica de un modo inmediato al matrimonio (y familia) entre dos seres humano,
pero puede interpretarse en esa línea, pues abre un espacio y camino más alto
de relación personal entre dos seres humanos. En ese contexto se puede retomar
la afirmación originaria de Gen 1, 27 (hombre y mujer son imagen de Dios) y
vincularla con la definición de Yahvé (¡soy el que soy, el que estoy presente!
Ex 3, 14) y con el shema (¡amarás al Señor tu Dios! Dt 6, 5-6). Lo que se dice
de Dios como “esposo” de su pueblo, puede y debe decirse del esposo humano, de
manera que la fidelidad divina aparece como signo y modelo de la fidelidad
humana. Sólo por eso ha podido presentar Oseas la historia del amor de Dios
utilizando modenos de amor de un matrimonio:
Cuando Israel era niño, yo lo amé
y desde Egipto yo llamé a mi Hijo... Yo enseñé a andar a Efraín, y lo llevé en
mis brazos y ellos no advertían que yo los cuidaba. Con lazos de amor los
atraía, con cuerdas de cariño… ¿Cómo podré dejarte, Efraín, entregarte a ti,
Israel?... No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín, que
soy Dios y no un hombre, el Santo en medio de ti y no enemigo devastador (Os
11, 1-4.8-9).
Este pasaje no es de tipo
jurídico, sino simbólico. Por eso puede presentar a Dios, al mismo tiempo, como
padre que lleva en brazos y acuna a su hijo, y como esposo que se vincula en
amor con su esposa. Desde ese fondo, la novedad está en el hecho de que sitúa
las relaciones afectivas en un plano de fidelidad y amor personal.
Estrictamente hablando, trata sólo del amor de Dios hacia su pueblo (y de su
pueblo hacia Dios). Pero al situar ese amor en un contexto familiar (matrimonio
y paternidad) reformula y recrea el sentido de las relaciones personales, es
decir, de la familia humana.
Dios no apela en su amor familiar
a su grandeza/poder para imponerse sobre el hijo/esposa, ni utiliza palabras de
castigo, sino que se presenta en debilidad, cediendo por amor y situando así el
amor/matrimonio interhumano en un contexto personal de diálogo en libertad y de
fidelidad en la que es posible perdón. Ciertamente, siguen estando en el fondo
los elementos biológicos (vitales) de la paternidad y el matrimonio, pero pasan
a primer plano los rasgos personales de libertad, de diálogo y perdón, que son
los que pueden (deben) definir las nuevas relaciones personales.
Al presentar de esa manera a Dios
(como padre/madre y como esposo), el profeta ha vinculado las dos experiencias
del amor más profundas de la historia humana. En una perspectiva (que aparece
sobre todo en Os 2) domina la visión de Dios como Esposo amante, que no es
Señor patriarcalista que castiga a la mujer infiel, matándola por ley (cf. Lev
20, 10; Dt 22, 22-24), sino Amigo que puede perdonar perdona porque ama,
iniciando de nuevo el camino de una vida compartida.
Uniendo las dos líneas, Dios
aparece así como padre-esposo que es fuerte siendo débil, pues, en vez de
castigar al hijo infiel le ama, ofreciéndole de nuevo un camino de realización.
Desde ese fondo la relación familiar ha de entenderse como alianza de amor, que
incluye un elemento ético (de obligación) y otro vital (de expansión de la
vida), pero que los recrea desde una perspectiva de encuentro personal, en
libertad. El Dios de estos pasajes no aparece como dualidad sexual (atracción
cósmica y generación: Baal-Ashera), como suponían los cananeos, sino como
alianza y comunión de amor, en línea de presencia mutua (como indicaba Ex 3, 14
¡yo estoy con vosotros!).
Eso significa que Dios no es
esposo sexual de una diosa o del pueblo israelita (no es masculino/femenino),
sino que es radicalmente persona y de esa forma puede vincularse en
amor personal con los hombres (en este caso con el pueblo de Israel). Desde ese
fondo se entiende la aportación más alta de Israel a la visión de la familia y
matrimonio: Fundados en el amor de un Dios personal, los hombres y mujeres
pueden amarse también de un modo personal, trazando un camino de fidelidad
definitiva, traduciendo así el monoteísmo en forma de monogamia.
5. Dios, alianza personal de amor. El matrimonio una alianza
Dios, no actúa como “varón” en
sentido biológico, pues está más allá de la dualidad varón-mujer. Tampoco se
revela como padre en sentido generador, pues no es engendrado ni engendra. Pero
él puede y quiere presentarse como padre-esposo en un nivel de encuentro
personal; por eso, el pueblo aparece a su lado como esposa y como hijo, en
línea de alianza, es decir, de fidelidad personal.
‒ Ésta es la novedad principal del Antiguo Testamento respecto a la familia. En otros
pueblos del entorno, la historia y tarea de la familia es semejante a la que
tiene en la Biblia, en un plano legal (en lo referente al divorcio, a la
prostitución y poligamia etc.). Pero la Biblia ha podido aportar algo que es
nuevo: La revelación del Dios personal que se vincula con los hombres en
libertad (no por necesidad cósmica o vital) y el descubrimiento y sentido de la
alianza en la vida (familia) de los hombres.
‒ Eso significa que el centro y sentido del matrimonio es la palabra
(alianza) que se dan los esposos al casarse. Lo mismo sucede en la
paternidad; ciertamente los padres engendran al hijo también de una manera
biológica; pero la esencia y clave de la paternidad humana es la palabra de
amor y educación que los padres ofrecen al hijo, al acogerle en el espacio de
la palabra, no por obligación biológica, sino por compromiso personal de vida. Entendida
así, la familia es una forma de comunicación intensa en la palabra.
6. Amor de Dios, amor a los hombres. Un único amor.
Esta visión de Dios, que se
revela y define a sí mismo como aquel que acompaña a los hombres en gesto de
fidelidad/compañía (estaré con vosotros, seré “vuestro” para siempre) ha de
completarse con la respuesta ya evocada del hombre en el shema:
Escucha, Israel: Yahvé, nuestro
Dios, es Yahvé Uno. Amarás a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6, 4-7).
De esa forma se completa y
culmina el “arco de la alianza”, la experiencia del Dios que siendo totalmente
distinto (desconocido, sin imagen) se vincula sin embargo de un modo personal
con los hombres, pidiéndoles su respuesta de amor (fidelidad), abriendo así un
espacio de comunión y convivencia que puede y debe expresarse en unas
relaciones de matrimonio, amistad, paternidad… De esa forma, el monoteísmo
(Yahvé es Uno) se expresa en forma de monogamia, es decir, de relación personal
y fidelidad intensa. Pues bien, este Dios Uno (Yahvé Ehad) se vincula de un
modo intenso con Israel (y en el fondo con toda la humanidad) como “su pueblo”
o familia, a la que ofrece y pide amor intenso y fidelidad. Pues bien, en ese
contexto, Dios viene a presentarse como “esposo único y trascendente” de Israel
(que es signo de la humanidad).
Éste es el tema central del
judaísmo: Tras haber “superado” la figura de la esposa divina en un plano
cósmico/biológico, la Biblia ha puesto de relieve la importancia de la esposa
humana (personal) de Yahvé, que es el pueblo israelita. Desde ese
fondo se entiende la alianza, como institución básica, establecida en el Sinaí,
a la salida de Egipto (Ex 19) y renovada tras su ruptura, en el mismo Sinaí (Ex
34). Éstos son sus elementos:
‒ Unidad y fidelidad de Dios. Otros pueblos mantenían varias
figuras de dioses, for¬mando un "panteón" en el que ellos se
integraban formando un todo sagrado, cuyo sentido se narraba a través de
diversas historias religiosas. En contra de eso, los hebreos apelaron, más allá
de las figuras divinas, al “único” Dios, y vincularon las diversas tradicio¬nes
religiosas (teologales) en un relato único, diciendo que el mismo Dios que
liberó a los esclavos de Egipto se mostró en el monte de la Alianza, después de
prometer la tierra a los patriarcas. Así descubrieron a Dios como Yahvé, el que
está presente en (con) ellos, en matrimonio definitivo de fidelidad perpetua
(como he destacado al referirme a Dt 32, 8-9). Así se supieron pueblo querido
de Dios (su familia) en medio de una humanidad más amplia a la que ellos debían
ofrecer el mensaje de ese Dio.
‒ Fidelidad del pueblo. La unidad de Dios se proyecta también sobre el
pueblo, haciendo posible que los hebreos antes oprimidos y desunidos, se
integraran para formar una nación, constituida por gentes que ¬reconocen un
pasado común (Éxodo), asumen un mismo compromiso (Alianza) y tienden hacia una
esperanza común (Promesas). En esa línea, los israelitas podrán distinguirse de
otros pueblos porque conocen el nombre de Dios (Yahvé: Ex 3, 14) y se
comprometen a responderle en alianza (cf. Dt 6, 4-5). Otros pueblos no conocen
todavía a Dios. Los israelitas le conocen, saben el secreto más hondo de la
vida, en compromiso de fidelidad o alianza con Dios, en un gesto que se abre a
todos los pueblos de la tierra (cf. Gn 12, 1-3).
Ésta es la “novedad” de Israel,
su aportación suprema a la historia y tarea de la humanidad. Por encima de
todos los restantes “poderes” que parecen regir la historia, Israel ha
descubierto el valor radical de Dios, como Aquel que Es, y el valor radical de
cada persona (cada israelita como alguien que es también), abriendo una
experiencia que se extiende a todos los pueblos de la tierra. Quedan en segundo
plano otros rasgos fundados en la “naturaleza”, los dioses del cosmos o la
vida, que aparecen ahora como ídolos. Los israelitas descubren a Dios como
persona, en sentido trascendente, y se comprometen a recorrer con él la marcha
de la vida, siendo su familia. Éste es el mensaje que se encuentra en el fondo
de la gran tradición profética, que después evocaremos.
7. Reflexión posterior. Monoteísmo y monogamia
Hay, pues, una relación entre el
monoteísmo (sólo hay un Dios, que ama a su pueblo, sin divorcio) y la monogamia
(hombres y mujeres pueden casarse también en matrimonio duradero, en amor
único, sin divorcio). Ésta ha sido quizá la aportación máxima del Antiguo
Testamento a la historia de amor de los hombres, aunque debe insistirse en la
exigencia de justicia y en la apertura universal a todos los pueblos:
‒ El matrimonio está más vinculado a la profecía que a la ley. Ciertamente,
tiene elementos de institución jurídica, pero su esencia más profunda sólo
puede expresarse en una línea profética de fidelidad a Dios. Sólo allí donde el
amor íntimo a Dios se expresa y despliega a través del amor humano puede
hablarse de fidelidad matrimonial, entendida como revelación sagrada y apuesta
de vida, en comunión personal.
‒ La Biblia ha vinculado desde antiguo el amor del matrimonio con la
justicia profética, de manera que la fidelidad personal, en línea de
intimidad, resulta inseparable de la fidelidad social, entendida en forma de
justicia. Los mismos profetas del amor íntimo (fidelidad matrimonial) son
profetas del amor comprometido al servicio de los pobres y excluidos de la
sociedad.
‒ El descubrimiento y despliegue del amor matrimonial resulta inseparable
del despliegue radical de la persona. Sólo allí donde la persona
aparece como valor definitivo se puede hablar de un amor personal, expresado en
forma de fidelidad definitiva. Eso significa que el matrimonio no algo ya hecho
y resuelto para siempre, sino un proceso, profecía de amor.
‒ En este contexto, los hijos son importantes para
el matrimonio, pero hay algo anterior, que es experiencia de fidelidad
personal. Ciertamente, el tema de
los hijos está en el fondo, pero no puede desligarse de la fidelidad personal,
es decir, del cami
El Sínodo se fractura en dos líneas:
la prohibición y la "clave de la misericordia"
Lombardi admite un "debate
pasional" acerca de los divorciados vueltos a casar
Un matrimonio brasileño explica a
los obispos que los católicos "no rechazan el uso de medios
anticonceptivos"
- Francisco, a los padres sinodales: "No tengan miedo de que Müller se les eche encima"
- El arzobispo de Glasgow pide a los padres sinodales que "no fallen" a los divorciados
- El Papa a los sinodales: "Hablad claro. Que nadie diga 'esto no se puede decir'"
Los padres sinodales proponen que el
proceso de nulidad pueda ser accesible a todos los bolsillos, incluso gratuito,
y mucho más breve
E
en el Sí
Pese a que algunos se empeñaron en asegurar que éste
sería un tema tangencial, lo cierto es que, pocos días después de su inicio, el
centro de los debates del Sínodo de la Familia está siendo el de los divorciados
vueltos a casar. Según confirmó en rueda de prensa este mediodía el
portavoz vaticano, Federico Lombardi, se está produciendo un "debate
pasional", con dos líneas claramente definidas.
En un lado, la postura de los que defienden
fuertemente la doctrina, que prohíbe conceder los sacramentos a los
casados en segundas nupcias ya que se les considera en pecado por cometer
adulterio.
En el otro, los que instan a ver el problema
desde la "clave de la misericordia" y hacer una discernimiento
sobre cómo afrontarcada una de las especificas situaciones.
En este sentido, el presidente del Pontificio
Consejo para los textos legislativos, el cardenal italiano Francesco
Coccopalmerio, explicó que su posición al respecto es la de "respetar
la doctrina, pero tener en cuenta las situaciones concretas" y puso el
ejemplo que llevó a la asamblea, el de una mujer católica que aunque sin
casarse ha criado a los hijos de su nuevo compañero.
"No podemos dejar sola a esta mujer, a estos niños. En estos casos la
Iglesia tiene queentender la situación", aseveró.
Son muchas las propuestas para dar una respuesta
a los divorciados católicos que se han vuelto a casar, como la de que puedan
recibir "bendiciones o la llamada comunión espiritual", para
subsanar la prohibición doctrinal de participación en la Eucaristía.
La oficina de prensa del Vaticano y los obispos
que han hablado con la prensa han asegurado que el debate sobre este tema es
"pasional", pero que se desarrolla en un clima de respeto mutuo.
Ninguna novedad respecto a las parejas
homosexuales, de las que se explicó se ha hablado poco, y en la mayoría de
las intervenciones se ha concluido que no se puede aceptar la unión de parejas
del mismo sexo, pero se ha insistido en la acogida, escucha y respeto de estas
personas. Los participantes en el Sínodo extraordinario sobre la familia que se
está celebrando en el Vaticano coinciden en la necesidad de agilizar los
procedimientos de nulidad matrimonial como uno de los elementos para evitar
mayores sufrimientos a las parejas.
Mientras que entre los 191 obispos de los cinco
continentes presentes en esta asamblea continúa habiendo divergencias
sobre algunas cuestiones como la de permitir los sacramentos a los divorciados
católicos que se vuelven a casar, la necesidad de agilizar los trámites para
conseguir anular el matrimonio parece que es un camino a seguir.
Según el resumen facilitado hoy por la oficina de
prensa del Vaticano de las intervenciones de los llamados padres sinodales
sobre este tema, "sobre el proceso de declaración de nulidad del
matrimonio, se registra en general la necesidad de agilizar los
procedimientos, así como de la incorporación de laicos más competentes en
los tribunales eclesiásticos".
Durante el debate, algún obispo expuso como para
los fieles católicos los largos procesos canónicos para la anulación son a
veces "un yugo y no una sanación".
Los obispos han destacado como los católicos que
quieren anular sus matrimonios tienen que afrontar viajes larguísimos, y por
tanto se propuso que el proceso de nulidad pueda ser accesible a todos los
bolsillos, incluso gratuito, y mucho más breve, ya que en algunos casos se
esperan años para recibir una respuesta.
Subrayaron que la agilización del proceso de
nulidad contribuirá, no solo en teoría, a lo que es la verdadera misericordia
de Dios.
El presidente del Pontificio Consejo para los
textos legislativos, el cardenal italiano Francesco Coccopalmerio, quien
también forma parte de la comisión de estudiode la nulidad matrimonial que
instituyó el papa Francisco, afirmó en una rueda de prensa posterior a la
sesión matinal que ya ha habido algunas propuestas.
Entre estas, Coccopalmerio explicó que se podría eliminar
"la doble sentencia conforme", es decir los dos grados de juicio
necesarios para validar la nulidad; no exigir un jurado colegial, ya que
actualmente es necesaria la presencia de tres jueces y avalar el procedimiento
administrativo, en el que sea un obispo quien pueda decidir.
El arzobispo de París, el cardenal André
Vingt-Trois, presentó hoy a los participantes en el Sínodo de los obispos
la problemática que supone para la Iglesia católica que los fieles no
consideren que es pecado el uso de anticonceptivos y entonces no se
confiesen antes de recibir la comunión.
"Muchas personas tienen dificultades para
comprender la distinción entre métodos naturales de regulación de la fecundidad
y la anticoncepción", explicó el cardenal francés durante su
presentación de hoy antes del comienzo de la sesión matinal.
Para el purpurado, "esto tiene consecuencias
para los sacramentos, pues las parejas a menudo no creen que el uso de
anticonceptivos sea pecado y por lo tanto no se confiesan y reciben la
comunión sin problemas".
El arzobispo de París también introdujo lo que
será uno de los temas de la jornada de hoy, la defensa de la vida, e instó a
los participantes en este Sínodo "a fomentar una mentalidad abierta a
la vida para contrarrestar la mentalidad y la difusión de modelo individualista
y anticonceptiva en algunas partes del mundo".este propósito, también
intervino un matrimonio brasileño, Hermelinda y Arturo As Zamberline,
que explicaron a los participantes en el Sínodo que los "métodos
anticonceptivos naturales aceptados por la Iglesia son buenos, pero no son
prácticos en la cultura actual" y que la "gran parte de las
parejas católicas no rechaza el uso de otros medios contraceptivos".
Esta pareja brasileña, casada desde hace 41 años,
también abogó por "santificar" la sexualidad entre hombre y mujer,
pues "es necesario salvar las relaciones de un erotismo enfermo que reduce
al hombre a una sola dimensión".
Para Hermelinda y Arturo, "un matrimonio
es fecundo no sólo porque genera hijos sino porque ama y amando se abre a la
vida", así como "tenemos que considerar la relación sexual está
orientada a crear vida, pero también está al servicio del amor conyugal".
Para ellos, desde la Iglesia católica
"llegan consejos contradictorios que agravan la confusión" para las
parejas.
La Asamblea condena la manipulación genética y la
crioconservación de embriones
Los laicos toman la palabra en el Sínodo de Obispos
La cuestión de los divorciados vueltos a casar vuelve
a copar el debate libre
10 de octubre de 2014
- Los conservadores se alinean para frenar el Sínodo
- Cuatro talantes episcopales en el Sínodo
- Sínodo: "La Eucaristía no es el sacramento de los perfectos, sino de aquellos que están en camino"
- Sínodo: Cardenal Erdö propone reforzar la fe de las familias con la ayuda de los laicos
- Concluido el Sínodo presentadas las Prepositiones
La familia
es un derecho fundamental que cada emigrante debe ver reconocido y se exhortó a
los responsables de las políticas internacionales de emigración a proteger el
derecho a la unidad familiar
El Papa,
(VIS).- Esta mañana, durante la Novena
Congregación General ha habido 15 intervenciones (6 de parejas y 9 de
auditores), casi todos laicos comprometidos en los ámbitos de la
pastoral familiar, la bioética y la ecología humana. Procedentes de diferentes
países y en representación de casi todos los continentes los auditores han
llevado al Aula su testimonio vivo, de apostolado familiar en la vida
cotidiana.
En primer lugar, se recordaron las dificultades
que viven las familias de Oriente Medio, en particular de Irak. Los
numerosos conflictos repercuten gravemente en la familia, disgregada por la
muerte de sus miembros, obligada a emigrar en busca de un lugar seguro para
vivir, privada de futuro para los jóvenes -substraídos a la escolarización-
mientras los ancianos se ven abandonados a sí mismos.
La unidad de la familia cristiana en Oriente
Medio está profundamente sacudida y este hecho afecta también a la cohesión
social y nacional de los países de la región. Ante estos escenarios dramáticos
la Iglesia representa un refugio seguro, una "familia de familias"
que ofrece consuelo y esperanza. Y también es necesario preparar a las
parejas casadas a ser "mediadoras" de paz y reconciliación.
Otro punto destacado por los auditores fue la
necesidad de que la Iglesia escuchase más a los laicos a la hora de buscar
soluciones a los problemas de las familias, en particular en lo que respecta a
la esfera de la intimidad de lavida matrimonial. Por esta razón, se hizo
hincapié en la importancia de la sinergia entre el mundo académico y el mundo
pastoral, para no formar "técnicos", sino agentes pastorales que
conozcan y sepan promover los temas de la familia y de la vida, a través de una
sólida "visión antropológica católica del mundo".
Además, los auditores subrayaron la necesidad
de un mayor diálogo entre la Iglesia y el Estado, también a través del
compromiso de fieles laicos que, lejos de ambiciones personales, sean capaces
de promover la protección de los derechos de la familia y la defensa de la
vida, trabajando en pro de un Estado de rostro humano. Los laicos deben ser
activos y competentes en la defensa pública de los valores de la vida y la
familia. A continuación las intervenciones se centraron en la necesidad de
formar de modo adecuado y permanente a los sacerdotes en los temas de la
familia, en particular, la apertura a la vida, para que puedan explicar y
hablar con naturalidad y claridad del amor conyugal. También porque se ha
observado que si la planificación familiar natural se explica en detalle,
destacando el valor positivo, se fortalece la vida de la pareja. En este
contexto, se recordó que las homilías, bien preparadas, fomentan la
participación de los fieles en la celebración de la Misa.
También se reflexionó en el Aula sobre la importancia
del testimonio. Los jóvenes no necesitan tanta teoría pero entienden muy
bien la centralidad de la familia cuando la demuestran sus miembros, testigos
creíbles y sujetos de evangelización . Para ello, se ha insistido en acompañar
a las parejas con una pastoral adecuada, incluso después del matrimonio y no
sólo antes.
Los auditores han dado voz al sufrimiento de los
que pierden a un familiar, como las personas viudas, los huérfanos o los
padres a quienes muere un hijo. Para todos ellos es fundamental el
acompañamiento de la Iglesia y de los grupos de escucha y ayuda , para que no
se sientan desarmados frente a la profunda angustia de la pérdida, al temor de
un "desierto" de los afectos, sino que permanezcan firmes en la fe.
Más tarde se habló de la importancia de una "ecología
humana", que ayude a contrarrestar los efectos negativos de la
globalización económica, a menudo portadora de modelos contrarios a la doctrina
católica. Ha habido también una fuerte condena de todas las formas de violencia
doméstica, en particular contra las mujeres, señalando que a menudo es
perpetrada por los jóvenes. Por último, se hizo hincapié en la necesidad de la
comunicación dentro de la familia, porque la compartición entre los cónyuges,
así como también en la educación de los hijos y sobre todo la oración en el
hogar, contribuyen a fortalecer el núcleo familiar.
Durante la Octava Congregación General que
tuvo lugar ayer jueves por la tarde y siguiendo el esquema del Instrumentum
Laboris, los Padres sinodales discutieron del tema "La Iglesia y la
familia frente al desafío educativo (parte III, cap. 2) El desafío educativo en
general / La educación cristiana en situaciones familiares difíciles".
En primer lugar, se reiteró la vocación a la vida
como elemento fundamental de la familia; de ahí la invitación a los fieles a
profundizar en el conocimiento de la encíclica de Pablo VI "Humanae
Vitae" también para comprender mejor la importancia de la utilización de
los métodos naturales de regulación de la fertilidad y de la no aceptación de
la anticoncepción. Unión y procreación - se dijo - no están separadas
del acto conyugal. Por lo tanto se reafirmó con decisión, la condena de la
manipulación genética y la crioconservación de embriones.
Diversas voces pusieron de manifiesto la
tendencia de algunos países y organizaciones en el mundo occidental de
presentar, en particular en el contexto de África, algunos conceptos
(incluyendo aborto y uniones del mismo sexo), como "derechos
humanos" vinculando la ayuda económica y fuertes campañas de presión a la
recepción de los mismos.
En este sentido, también se evidenció que la
expresión "derechos a la salud sexual y reproductiva" no tiene, en el
marco del derecho internacional, una definición precisa y que puede terminar
por abarcar principios que se contradicen entre sí, como la condena del
aborto forzado y la promoción de aborto seguro, o la defensa de la maternidad
y la promoción de la anticoncepción. Si bien carezcan de valor vinculante, la
promoción de tales "derechos" supone un riesgo, porque puede
influenciar la interpretación de otras normas, en particular en el ámbito de la
lucha contra la discriminación de la mujer.
Se hizo de nuevo hincapié en la importancia de
una adecuada preparación para el matrimonio, ya que su celebración
parece reducirse cada vez más a la dimensión social y jurídica dejando en
segundo lugar la religiosa y espiritual. También se dijo que a menudo los
novios perciben el curso de preparación como una imposición, una tarea que hay
que cumplir sin convicción y, que además es demasiado corto. Dado que, sin
embargo, el matrimonio es una vocación para la vida, su preparación debe ser
larga y detallada, como en el caso de la vida religiosa. Se habló también de
que los novios adolecen con frecuencia de una escasez de conocimiento del
valor sacramental del matrimonio. Tanto es así que la celebración del rito
matrimonial -se apuntó- no es automáticamente la celebración del sacramento del
matrimonio.
En cuanto a la simplificación de los
procedimientos de los procesos de verificación de la nulidad del matrimonio se
mencionó la Comisión Especial de Estudio para la reforma del proceso
matrimonial canónico, instituida por el Santo Padre Francisco el 20 de
septiembre de 2014. Se espera en un procedimiento más sencillo siempre que sea
uno y único para toda la Iglesia. Por otra parte sobre la doble sentencia
conforme consiguiente a la apelación obligatoria surgió la pregunta de si era
posible dejar al discernimiento del obispo la determinación de apelar o no. Al
mismo tiempo, se insistió en la necesidad de una mayor presencia de jueces
laicos debidamente preparados, en particular de mujeres, en los tribunales
eclesiásticos.
Después se reiteró la importancia de que también
los sacerdotes estén bien preparados para la pastoral del matrimonio y la
familia, y de que utilicen las homilías como un momento especial y eficaz para
anunciar a los fieles el Evangelio de la familia. Hacen falta, se dijo,
formación e información, porque la santidad espiritual del sacerdote, su
creatividad y su relación directa con las familias son particularmente
apreciadas por los fieles.
Una vez más se reflexionó sobre la relación
entre emigración y familia, insistiendo en que la familia es un derecho
fundamental que cada emigrante debe ver reconocido y se exhortó a los
responsables de las políticas internacionales de emigración a proteger el
derecho a la unidad familiar porque para los emigrantes la familia es un
elemento esencial para la integración en los países de destino.
Durante la hora dedicada al debate libre - entre
las 18.00 y las 19.00 horas- surgieron , en particular, tres temas: respecto a
los divorciados que se han vuelto a casar, se puso de relieve la necesidad
de un camino de penitencia, que esté acompañado de una reflexión sobre los
divorciados que se han quedado solos porque a menudo sufren en silencio y están
marginados de la vida social. En segundo lugar, se señaló la necesidad de proteger
a los hijos de los cónyuges divorciados de las repercusiones psicológicas
que el divorcio pueda tener sobre ellos. En este contexto, se señaló que a
menudo una adecuada pastoral de los niños hace que sus padres se acerquen de
nuevo a la Iglesia.
En tercer lugar se habló de la importancia de la
relación entre la familia y la educación de los niños, con particular
referencia al derecho de los padres a elegir el programa educativo más adecuado
para que sus hijos puedan recibir una educación de calidad.
Por último, el Secretario General del Sínodo, el
cardenal Lorenzo Baldisseri, anunció que en el transcurso de las ocho congregaciones
generales, las intervenciones de los Padres sinodales fueron un total de 180,
a los que hay que sumar las 80 durante las horas de debate libre.
"Cristo quiso que su Iglesia
sea una casa con la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a
nadie"
El mensaje final del Sínodo confirma
el camino abierto para el acceso a la comunión de los divorciados vueltos a
casar
Reconoce que, tras un divorcio,
existen "nuevas relaciones, nuevas uniones y nuevos matrimonios"
Jesús
Bastante, 18 de octubre de 2014 a las 13:32
- Kasper asegura que "una mayoría creciente del Sínodo" apoya su propuesta para los divorciados vueltos a casar
- El Papa obtiene su primera victoria silenciosa en el Sínodo
- El Sínodo constata que la "relatio" capta "adecuadamente el espíritu de la Asamblea"
La Relatio "no cierra puertas a
los temas tratados en el Sínodo, y que aguardan una profudización y una
solución para otra etapa, y respeta lo que los círculos votaron" añadió
Damasceno
(J. Bastante/VIS).- "Hemos
demostrado la sinodalidad, con responsabilidad y libertad en el
diálogo". El Sínodo de Obispos sigue adelante. Como "una primera
etapa", como acaban de resaltar los cardenales Raymundo Damasceno
Assis; Gianfranco Ravasi; y Oswald Gracias durante la presentación del
mensaje final de los obispos. Un mensaje previo a la votación de la Relatio
Synodi, pero en el que ya se intuyen algunos de los temas más polémicos.
El Sínodo sigue adelante con la reflexión
sobre la comunión a los divorciados vueltos a casar y al reconocimiento de las
uniones no conyugales, mientras que desaparece del mensaje cualquier referencia
a los homosexuales y se potencia la belleza del matrimonio canónico.
Habrá que esperar a la aprobación de la Relatio
-"que no cierra puertas a los temas tratados en el Sínodo, y que
aguardan una profudización y una solución para otra etapa, y respeta lo que los
círculos votaron" añadió Damasceno-, y de si Francisco decide o no su
publicación.
En todo caso, concluye la primera etapa de un
camino de reflexión, que deja muchos caminos abiertos y que concluirá el
año que viene. Queda mucho por hacer, "estamos ante un proceso
sinodal", dijo Damasceno, pero el primero de los resultados parece
prometedor. Y ha sido votado por una "gran mayoría de padres sinodales",
como apuntó Federico Lombardi: 158 votos a favor de 174 votos (sobre 191 con
derecho a voto). Los cardenales mostraron su confianza en que la Relatio sea
aprobada por una práctica unanimidad, y que el Papa la haga pública.
"Todo está siendo discutido y valorado:
las uniones de personas del mismo sexo, el acceso a la comunión de los
divorciados vueltos a casar... Ahora prosigue un camino. Estamos en un
proceso, por lo que no hay que esperar decisiones conclusivas en estos
días", apuntaron los tres cardenales. "Los gays son bienvenidos en
la Iglesia, no hay condena a la persona", reiteró Gracias. "El
silencio del Papa es fundamental", añadió Ravasi. "Su silencio
permite escuchar las diversas visiones de todos con libertad. El Papa
intervendrá, pero no al comienzo, sino al final. Si lo hace al principio, 'Roma
locuta, causa finita'. "Tenemos que ayudar al Santo Padre a decidir en
cuanto a los divorciados y vueltos a casar, tenemos que rezar por
esto". Sigue el texto integral:
''Los Padres Sinodales, reunidos en Roma junto al
Papa Francisco en la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, nos
dirigimos a todas las familias de los distintos continentes y en particular a
aquellas que siguen a Cristo, que es camino, verdad y vida. Manifestamos
nuestra admiración y gratitud por el testimonio cotidiano que ofrecen a la
Iglesia y al mundo con su fidelidad, su fe, su esperanza y su amor.
Nosotros, pastores de la Iglesia, también
nacimos y crecimos en familias con las más diversas historias y desafíos.
Como sacerdotes y obispos nos encontramos y vivimos junto a familias que, con
sus palabras y sus acciones, nos mostraron una larga serie de esplendores y
también de dificultades.
La misma preparación de esta asamblea sinodal,
a partir de las respuestas al cuestionario enviado a las Iglesias de todo el
mundo, nos permitió escuchar la voz de tantas experiencias familiares.
Después, nuestro diálogo durante los días del Sínodo nos ha enriquecido
recíprocamente, ayudándonos a contemplar toda la realidad viva y compleja de
las familias.
Queremos presentarles las palabras de Cristo:
''Yo estoy ante la puerta y llamo, Si alguno escucha mi voz y me abre la
puerta, entraré y cenaré con él y él conmigo''. Como lo hacía durante sus
recorridos por los caminos de la Tierra Santa, entrando en las casas de los
pueblos, Jesús sigue pasando hoy por las calles de nuestras ciudades. veces
también pruebas dramáticas. La oscuridad se vuelve más densa, hasta
convertirse en tinieblas, cundo se insinúan el el mal y el pecado en el corazón
mismo de la familia.
Ante todo, está el desafío de la fidelidad en
el amor conyugal. La vida familiar suele estar marcada por el debilitamiento
de la fe y de los valores, el individualismo, el empobrecimiento de las
relaciones, el stress de una ansiedad que descuida la reflexión serena. Se
asiste así a no pocas crisis matrimoniales, que se afrontan de un modo
superficial y sin la valentía de la paciencia, del diálogo sincero, del perdón
recíproco, de la reconciliación y también del sacrificio. Los fracasos dan
origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios,
creando situaciones familiares complejas y problemáticas para la opción
cristiana.
Entre tantos desafíos queremos evocar el
cansancio de la propia existencia. Pensamos en el sufrimiento de un hijo con
capacidades especiales, en una enfermedad grave, en el deterioro neurológico de
la vejez, en la muerte de un ser querido. Es admirable la fidelidad generosa
de tantas familias que viven estas pruebas con fortaleza, fe y amor,
considerándolas no como algo que se les impone, sino como un don que reciben y
entregan, descubriendo a Cristo sufriente en esos cuerpos frágiles.
Pensamos en las dificultades económicas
causadas por sistemas perversos, originados ''en el fetichismo del dinero y en
la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente
humano'', que humilla la dignidad de las personas. Pensamos en el padre o en la
madre sin trabajo, impotentes frente a las necesidades aun primarias de su
familia, o en los jóvenes que transcurren días vacíos, sin esperanza, y así
pueden ser presa de la droga o de la criminalidad.
Pensamos también en la multitud de familias
pobres, en las que se aferran a una barca para poder sobrevivir, en las
familias prófugas que migran sin esperanza por los desiertos, en las que
son perseguidas simplemente por su fe o por sus valores espirituales y humanos,
en las que son golpeadas por la brutalidad de las guerras y de distintas
opresiones. Pensamos también en las mujeres que sufren violencia, y
son sometidas al aprovechamiento, en la trata de personas, en los niños
y jóvenes víctimas de abusos también de parte de aquellos que debían cuidarlos
y hacerlos crecer en la confianza, y en los miembros de tantas familias
humilladas y en dificultad.
Mientras tanto, ''la cultura del bienestar nos
anestesia y [?] todas estas vidas truncadas por la falta de posibilidades nos
parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera''. Reclamamos a
los gobiernos y a las organizaciones internacionales que promuevan los derechos
de la familia para el bien común.
Cristo quiso que su Iglesia sea una casa con
la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie.
Agradecemos a los pastores, a los fieles y a las comunidades dispuestos a
acompañar y a hacerse cargo de las heridas interiores y sociales de los
matrimonios y de las familias. También está la luz que resplandece al atardecer
detrás de las ventanas en los hogares de las ciudades, en las modestas casas de
las periferias o en los pueblos, y aún en viviendas muy precarias. Brilla y
calienta cuerpos y almas. Esta luz, en el compromiso nupcial de los cónyuges,
se enciende con el encuentro: es un don, una gracia que se expresa ?como dice
el Génesis? cuando los dos rostros están frente a frente, en una ''ayuda
adecuada'', es decir semejante y recíproca. El amor del hombre y de la mujer
nos enseña que cada uno necesita al otro para llegar a ser él mismo, aunque
se mantiene distinto del otro en su identidad, que se abre y se revela en el
mutuo don. Es lo que expresa de manera sugerente la mujer del Cantar de los
Cantares: ''Mi amado es mío y yo soy suya? Yo soy de mi amado y él es mío''.
El itinerario, para que este encuentro sea
auténtico, comienza en el noviazgo, tiempo de la espera y de la
preparación. Se realiza en plenitud en el sacramento del matrimonio, donde Dios
pone su sello, su presencia y su gracia. Este camino conoce también la
sexualidad, la ternura y la belleza, que perduran aun más allá del vigor y de
la frescura juvenil. El amor tiende por su propia naturaleza a ser para
siempre, hasta dar la vida por la persona amada. Bajo esta luz, el amor
conyugal, único e indisoluble, persiste a pesar de las múltiples dificultades
del límite humano, y es uno de los milagros más bellos, aunque también es el
más común.
Este amor se difunde naturalmente a través de
la fecundidad y la generatividad, que no es sólo la procreación, sino también
el don de la vida divina en el bautismo, la educación y la catequesis de los
hijos. Es también capacidad de ofrecer vida, afecto, valores, una
experiencia posible también para quienes no pueden tener hijos. Las familias
que viven esta aventura luminosa se convierten en un testimonio para todos, en
particular para los jóvenes.
Durante este camino, que a veces es un sendero de
montaña, con cansancios y caídas, siempre está la presencia y la compañía de
Dios. La familia lo experimenta en el afecto y en el diálogo entre marido y
mujer, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas. Además lo vive
cuando se reúne para escuchar la Palabra de Dios y para orar juntos, en un
pequeño oasis del espíritu que se puede crear por un momento cada día. También
está el empeño cotidiano de la educación en la fe y en la vida buena y bella
del Evangelio, en la santidad. Esta misión es frecuentemente compartida y
ejercitada por los abuelos y las abuelas con gran afecto y dedicación. Así la
familia se presenta como una auténtica Iglesia doméstica, que se amplía a esa
familia de familias que es la comunidad eclesial. Por otra parte, los
cónyuges cristianos son llamados a convertirse en maestros de la fe y del amor
para los matrimonios jóvenes.
Hay otra expresión de la comunión fraterna, y es
la de la caridad, la entrega, la cercanía a los últimos, a los marginados, a
los pobres, a las personas solas, enfermas, extrajeras, a las familias en
crisis, conscientes de las palabras del Señor: ''Hay más alegría en dar que en
recibir''. Es una entrega de bienes, de compañía, de amor y de misericordia, y
también un testimonio de verdad, de luz, de sentido de la vida.
La cima que recoge y unifica todos los hilos de
la comunión con Dios y con el prójimo es la Eucaristía dominical, cuando con
toda la Iglesia la familia se sienta a la mesa con el Señor. Él se entrega a todos
nosotros, peregrinos en la historia hacia la meta del encuentro último, cuando
Cristo ''será todo en todos''. Por eso, en la primera etapa de nuestro camino
sinodal, hemos reflexionado sobre el acompañamiento pastoral y sobre el
acceso a los sacramentos de los divorciados en nueva unión.
Nosotros, los Padres Sinodales, pedimos que
caminen con nosotros hacia el próximo Sínodo. Entre ustedes late la presencia
de la familia de Jesús, María y José en su modesta casa. También nosotros,
uniéndonos a la familia de Nazaret, elevamos al Padre de todos nuestra
invocación por las familias de la tierra:
Padre, regala a todas las familias la presencia
de esposos fuertes y sabios, que sean manantial de una familia libre y unida.
Padre, da a los padres una casa para vivir en paz con su familia.
Padre, concede a los hijos que sean signos de confianza y de esperanza y a jóvenes el coraje del compromiso estable y fiel.
Padre, ayuda a todos a poder ganar el pan con sus propias manos, a gustar la serenidad del espíritu y a mantener viva la llama de la fe también en tiempos de oscuridad.
Padre, danos la alegría de ver florecer una Iglesia cada vez más fiel y creíble, una ciudad justa y humana, un mundo que ame la verdad, la justicia y la misericordia''.
DISCURSO DEL PAPA
Queridos: Eminencias, Beatitudes, Excelencias, hermanos y hermanas:
¡Con un corazón lleno de reconocimiento y de
gratitud quiero agradecer junto a ustedes al Señor que nos ha acompañado y
nos ha guiado en los días pasados, con la luz del Espíritu Santo!
Agradezco de corazón a S. E. Card. Lorenzo
Baldisseri, Secretario General del Sínodo, S. E. Mons. Fabio Fabene,
Sub-secretario, y con ellos agradezco al Relator S. E. Card. Peter Erd? y el
Secretario Especial S. E. Mons. Bruno Forte, a los tres Presidentes delegados,
los escritores, los consultores, los traductores, y todos aquellos que han
trabajado con verdadera fidelidad y dedicación total a la Iglesia y sin
descanso: ¡gracias de corazón!
Agradezco igualmente a todos ustedes, queridos
Padres Sinodales, Delegados fraternos, Auditores, Auditoras y Asesores por su
participación activa y fructífera. Los llevare en mis oraciones, pidiendo al
Señor los ¡recompense con la abundancia de sus dones de su gracia!
Puedo decir serenamente que –con un espíritu
de colegialidad y de sinodalidad– hemos vivido
verdaderamente una experiencia de "sínodo", un recorrido solidario,
un "camino juntos".
Y siendo “un camino" –como
todo camino– hubo momentos de carrera veloz, casi de querer vencer el tiempo y
alcanzar rápidamente la meta; otros momentos de fatiga, casi hasta querer decir
basta; otros momentos de entusiasmo y de ardor. Momentos de profundo consuelo,
escuchando el testimonio de pastores verdaderos (Cf. Jn. 10 y Cann. 375, 386,
387) que llevan en el corazón sabiamente, las alegrías y las lágrimas de sus
fieles.
Momentos de gracia y de consuelo, escuchando los
testimonios de las familias que han participado del Sínodo y han compartido con
nosotros la belleza y la alegría de su vida
matrimonial. Un camino donde el más fuerte se ha sentido en el deber de ayudar
al menos fuerte, donde el más experto se ha prestado a servir a los otros,
también a través del debate. Y porque es un camino de hombres, también hubo
momentos de desolación, de tensión y de tentación, como algunas de las
siguientes:
- La tentación del endurecimiento
hostil, esto es el querer cerrarse dentro de lo escrito (la letra) y
no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas (el espíritu);
dentro de la ley, dentro de la certeza de lo que conocemos y no de lo que
debemos todavía aprender y alcanzar. Es la tentación de los celosos, de los
escrupulosos, de los apresurados, de los así llamados "tradicionalistas" y
también de los intelectualistas.
- La tentación del “buenismo”
destructivo, que en nombre de una misericordia engañosa venda las
heridas sin primero curarlas y medicarlas; que trata los síntomas y no las
causa ni las raíces. Es la tentación de los "buenistas", de los
temerosos y también de los así llamados “progresistas y liberalistas”.
- La tentación de transformar la
piedra en pan para terminar el largo ayuno, pesado y doloroso
(Cf. Lc 4, 1-4) y también de transformar el
pan en piedra , y tirarla contra los pecadores, los débiles y los
enfermos (Cf. Jn 8,7) de transformarla en “fardos insoportables” (Lc
10,27).
- La tentación de descender de la cruz para
contentar a la gente, y no permanecer, para cumplir la voluntad del Padre; de
ceder al espíritu mundano en vez de purificarlo e inclinarlo al Espíritu de
Dios.
- La tentación de descuidar el “depositum
fidei”, considerándose no custodios, sino propietarios y patrones, o
por otra parte, la tentación de descuidar la realidad utilizando
¡una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir tantas cosas y no decir
nada!
Queridos hermanos y hermanas, las tentaciones no
nos deben asustar ni desconcertar, ni mucho menos desanimar, porque ningún
discípulo es más grande que su maestro; por lo tanto si Jesús fue tentado –y
además llamado Belcebú (Cf. Mt 12,24)– sus discípulos no deben esperarse un
trato mejor.
Personalmente me hubiera preocupado mucho y
entristecido sino se hubieran dado estas tensiones y estas discusiones
animadas; este movimiento de los espíritus, como lo llamaba San Ignacio (EE, 6)
si todos hubieran estado de acuerdo o taciturnos en una falsa y quietista paz.
En cambio he visto y escuchado –con alegría y reconocimiento– discursos e
intervenciones llenos de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de
franqueza, de coraje y parresía. Y he sentido que ha sido puesto
delante de sus ojos el bien de la Iglesia, de las familias y la “suprema
lex”: la “salus animarum” (Cf. Can. 1752). Y esto siempre
sin poner jamás en discusión la verdad fundamental del Sacramento del Matrimonio: la
indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la procreatividad, o sea la apertura
a la vida (Cf. Cann. 1055, 1056 y Gaudium et Spes,
48).
Esta es la Iglesia, la viña del Señor, la Madre
fértil y la Maestra premurosa, que no tiene miedo de remangarse las manos para
derramar el óleo y el vino sobre las heridas de los hombres (Cf. Lc 10,25-37);
que no mira a la humanidad desde un castillo de vidrio para juzgar y clasificar
a las personas. Esta es la Iglesia Una, Santa, Católica y compuesta de
pecadores, necesitados de Su misericordia. Esta es la Iglesia, la verdadera
esposa de Cristo, que busca ser fiel a su Esposo y su doctrina.
Es la Iglesia que no tiene miedo de comer y beber
con las prostitutas y los publicanos (Cf. Lc 15). La Iglesia que tiene las
puertas abiertas para recibir a los necesitados, los arrepentidos y ¡no sólo a
los justos o aquellos que creen ser perfectos! La Iglesia que no se avergüenza
del hermano caído y no finge no verlo, al contrario, se siente comprometida y
obligada a levantarlo y a animarlo a retomar el camino y lo acompaña hacia el
encuentro definitivo con su Esposo, en la Jerusalén celeste.
¡Esta es la Iglesia, nuestra Madre! Y cuando la
Iglesia, en la variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no puede
equivocarse: es la belleza y la fuerza del sensus fidei, de aquel
sentido sobre natural de la fe, que viene dado por el Espíritu Santo para que,
juntos, podamos todos entrar en el corazón del Evangelio y aprender a seguir a
Jesús en nuestra vida, y esto no debe ser visto como motivo de confusión y
malestar.
Tantos comentaristas han imaginado ver una
Iglesia en litigio donde una parte está contra la otra, dudando hasta del
Espíritu Santo, el verdadero promotor y garante de la unidad y de la armonía en
la Iglesia.
El Espíritu Santo que a lo largo de la historia
ha conducido siempre la barca, a través de sus ministros, también cuando el mar
era contrario y agitado y los ministros infieles y pecadores. Y, como he osado
decirles al inicio, era necesario vivir todo esto con tranquilidad y paz
interior también, porque el sínodo se desarrolla cum Petro et sub
Petro, y la presencia del Papa es garantía para todos.
Por lo tanto, la tarea del Papa es aquella de
garantizar la unidad de la Iglesia; es aquella de recordar a los fieles su
deber de seguir fielmente el Evangelio de Cristo; es aquella de recordar a los
pastores que su primer deber es nutrir la grey que el Señor les ha confiado y
de salir a buscar –con paternidad y misericordia y sin falsos miedos– la oveja
perdida.
Su tarea es la de recordar a todos que la
autoridad en la Iglesia es servicio (Cf. Mc 9,33-35) como ha explicado con
claridad el Papa
Benedicto XVI con palabras que cito textualmente: “la Iglesia esta llamada
y se empeña en ejercitar este tipo de autoridad que es servicio, y la ejercita
no a título propio, sino en el nombre de Jesucristo… a través de los Pastores
de la Iglesia, de hecho, Cristo apacienta a su grey: es Él que la guía, la
protege, la corrige porque la ama profundamente. Pero el Señor Jesús, Pastor
supremo de nuestras almas, ha querido que el Colegio Apostólico, hoy los
Obispos, en comunión con el Sucesor de Pedro … participaran en este misión suya
de cuidar al pueblo de Dios, de ser educadores de la fe, orientando, animando y
sosteniendo a la comunidad cristiana, o como dice el Concilio,“cuidando
sobre todo que cada uno de los fieles sean guiados en el Espíritu santo a vivir
según el Evangelio su propia vocación, a practicar una caridad
sincera y operosa y a ejercitar aquella libertad con la que Cristo nos ha
librado” (Presbyterorum Ordinis, 6)… Y a través de nosotros –
continúa el Papa Benedicto – es que el Señor llega a las almas, las instruyen
las custodia, las guía. San Agustín en su Comentario al Evangelio de San Juan
dice: “Sea por lo tanto un empeño de amor apacentar la grey del Señor” (123,5); esta
es la suprema norma de conducta de los ministros de Dios, un amor
incondicional, como aquel del Buen Pastor, lleno de alegría, abierto a todos,
atento a los cercanos y premuroso con los lejanos (Cf. S. Agustín,
Discurso 340, 1; Discurso 46,15), delicado con los más débiles,
los pequeños, los simples, los pecadores, para manifestar la infinita
misericordia de Dios con las confortantes de la esperanza(Cf. Id.,
Carta 95,1)” (Benedicto
XVI Audiencia General, miércoles, 26 de mayo de 2010). Por lo tanto la
Iglesia es de Cristo –es su esposa– y todos los Obispos en comunión con el
Sucesor de Pedro, tienen la tarea y el deber de custodiarla y de servirla, no
como patrones sino como servidores. El Papa en este
contexto no es el señor supremo sino más bien el supremo
servidor – “Il servus servorum Dei”; el garante de la
obediencia , de la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al
Evangelio de Cristo y al Tradición de la Iglesia poniendo de parte todo
arbitrio personal, siendo también – por voluntad de Cristo mismo – “el
Pastor y Doctor supremo de todos los fieles” (Can. 749) y
gozando “de la potestad ordinaria que es suprema, plena, inmediata y
universal de la iglesia” (Cf. Cann. 331-334).
Queridos hermanos y hermanas, ahora todavía
tenemos un año para madurar con verdadero discernimiento espiritual las ideas
propuestas y encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades e
innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar respuesta a
tantos desánimos que circundan y sofocan a las familias, un año para trabajar
sobre la “Relatio Synodi” que es el resumen fiel y claro de
todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y en los círculos menores. El
Señor nos acompañe y nos guie en este recorrido para gloria de Su nombre con la
intercesión de la Virgen María y de San José! ¡Y por favor no se olviden de
rezar por mí!